El PP ha bajado definitivamente al barro. Génova cierra filas alrededor de su líder, Alberto Núñez Feijóo, después de que el gallego hiciera referencia el pasado miércoles, en pleno debate sobre la corrupción, a los “prostíbulos” del entorno de Pedro Sánchez.

“¿De qué prostíbulos ha vivido usted?”, preguntó el presidente de los ‘populares’ en la Cámara Baja, acusando al secretario general de los socialistas de ser “partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución”, en alusión a su relación con empresarios investigados por explotar prostíbulos y la ley abolicionista que el PSOE prevé llevar al Congreso.

El fango en el que el otro día se movió el gallego fue vista por la oposición como una prueba más del nerviosismo del responsable del principal partido de la derecha. Más allá de la lectura política, lo que parece evidente es que se trata de un juego sucio que, por otra parte, su equipo no condena. Lejos de eso, en declaraciones a El País, el equipo de Feijóo evita la autocrítica y acusa a Sánchez de “reventar las reglas de juego” por enseñar este las fotografías cuando era presidente de la Xunta en el yate del narcotraficante Marcial Dorado.

Cosas del pasado, consideran en el PP, que perciben esas instantáneas como unas imágenes mucho menos graves que las del ex número 3, Santos Cerdán, entrando en la cárcel de Soto del Real. Obvian los conservadores que ganan por goleada en personas de sus filas que tienen la misma instantánea y también que, si bien la imagen de Feijóo con Dorado no le pasó factura electoral, esta llegó en un momento en el que la droga, sobre todo en zonas como Galicia, golpeaba con tremenda virulencia. Además, las excusas del presidente del PP sobre aquello fueron cuanto menos bastante pobres en un momento en que la prensa ya hablaba de la persona que le acompaña en el barco.

Batería de 15 preguntas

El PP está dispuesto a exprimir al máximo la vida personal del presidente del Gobierno, sobre esa cuestión y cualquiera -Begoña Gómez, David Sánchez…- de la que pudieran sacar algo de rédito electoral, aunque por el momento no dé la impresión de que lo están logrando. De hecho, el efecto que está provocando lo referente al entorno del responsable de Moncloa es justo el contrario con actuaciones, cuanto menos controvertidas, como la del juez Juan Carlos Peinado, quien investiga a su mujer.

En cualquier caso, la estrategia del Partido Popular parece clara, y es que está dispuesto a airear todo lo posible la vida privada del presidente, con hechos que datan de antes incluso de que éste fuera secretario general y urdidos por las cloacas del Estado de la mano del excomisario José Manuel Villarejo, como ocurre con los “prostíbulos” a los que se refirió Feijóo.

El modus operandi de proceder ha sido, en primera instancia, el registro de una batería de 15 preguntas y de una petición de comparecencia del ministro de la Función Pública, Óscar López, apuntando contra los responsables de la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (Muface) e interesándose por si algún inmueble de esta entidad, de los que además ofrecen direcciones, lo hubieran utilizado terceros para “actividades relacionadas con la prostitución, la explotación sexual o la trata de personas”.

A la ofensiva en cuestión de horas

El perfil meridianamente moderado que intentó demostrar Feijóo en el 21º Congreso de su partido del pasado fin de semana, apelando incluso al electorado descontento del PSOE -es cierto que se desvió de esa línea en cuestiones como la migración, que le han traído problemas durante la semana reforzados por la propuesta de Vox de expulsar a ocho millones de personas de España- para terminar saliendo a la ofensiva desde la tribuna.

El entorno de Feijóo defiende que fue responsabilidad de Sánchez esa postura tan dura del expresidente de la Xunta, que prácticamente tuvo poco menos que improvisar cuando el presidente del Gobierno se refirió a la foto que hace unos años dio la vuelta al país y quedó para siempre en la retina de muchos.

En el post-partido, son varios los que dan por buena la estrategia de su líder de pasar a la ofensiva contra Sánchez y su familia política. El primero que lo secundó fue su secretario general, Miguel Tellado, que ya había defendido las palabras de Feijóo el día anterior. Pero al igual que él, Ester Muñoz o Borja Semper quien, pese a estar considerado en el sector moderado del equipo, publicó el siguiente tuit, muy esclarecedor: “Las reglas del juego han cambiado, las ha decidido Sánchez”.

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