Vox ha redoblado sus esfuerzos para desprestigiar a los medios de comunicación. Señalando a periodistas y a ciertas cabeceras informativas, la extrema derecha española ha pasado del veto informativo a un buen número de rotativos, entre los que se incluye ElPlural.com, a la difusión de toda serie de bulos que protegen argumentando que la “guardia pretoriana” del Gobierno oculta cifras reales tras haber sido “comprada” por la administración central.

Estos ataques responden a una estrategia orquestada. No es nueva. Todos los movimientos nacional-populistas de características similares a Vox responden a un mismo patrón: ganar la batalla cultural es el fin que persiguen y, para ello, las redes sociales y sus satélites mediáticos son impuestos a base de difusión organizada a través de sus redes de apoyo. Entre tanto, la prensa crítica es calumniada mientras se sirven de toda serie de montajes y fake news para pertrechar su ideario entre la ciudadanía.

A través de una circular interna para todos sus dirigentes, Vox informaba a finales de 2019 de los medios a los que no debían hacer ninguna declaración: “Público, eldiario.es, La Marea, El Plural, Todo es mentira (Cuatro), El Español, El Mundo (salvo a dos redactores, Javier Negre y Álvaro Carvajal), El País (“en términos generales, luego ya iremos viendo”), El Intermedio (laSexta), InfoLibre y Contexto (CTXT)". 

Esta campaña se ha recrudecido en las últimas fechas aprovechando la crisis del coronavirus. La infoxicación teledirigida es una de las premisas de la extrema derecha en sus canales oficiales y no oficiales, tal y como ha venido desvelando ElPlural.com. En un nuevo giro de los acontecimientos, los de Abascal han pedido a sus feligreses que se muden a Telegram alegando que el Gobierno controla que no se pueda difundir contenido crítico en Whatsapp. Un nuevo bulo que ha sido incluso desmentido por Facebook, quien, generalmente, rehúsa entrometerse en este tipo de conflictos nacionales.

Esta mutación ha sido exitosa. Desde el pasado sábado, la cifra de suscriptores del canal oficial de información de Vox en Telegram se ha multiplicado por cuatro, constituyéndose así en el partido con mayor número de seguidores en esta red social. Desde aquí se especifican órdenes detalladas para viralizar contenidos afines, escapando así de la limitación de difusión de bulos realizada por Whatsapp.

A estas redes de viralización de contenidos y difusión de bulos se ha sumado la estigmatización de periodistas que dedican su actividad laboral a informar sobre la actualidad del partido ultra. Profesionales como Xabier Fortes, Antonio Maestre, Antonio García Ferreras o Ana Pastor, entre otros, han sido víctimas de esta campaña de desprestigio. Los medios no escapan de este escarnio, con especial crudeza contra TVE o las agencias de verificación españolas.

Este miércoles, en la sesión de control al Gobierno que ha tenido lugar en el Congreso de los Diputados, los ultras han manifestado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha “comprado” a medios de comunicación para ocultar las cifras reales de “muertos”. Ha sido el diputado Víctor Sánchez del Real quien ha acusado al Gobierno de quitar dinero a los españoles para regalárselo a sus “medios amigos”: “No ha sido capaz de negar que están destinando dinero público a comprarse protección. 18.000 muertos oficiales y otros tantos escondidos”, ha sentenciado.

“Campaña de asedio y erosión”

Esta estrategia ha provocado que sean muchos los medios que hayan condenado públicamente estar siendo víctimas de “ataques vejatorios y difamatorios” por parte de la ultraderecha. El pasado jueves era el Consejo de Informativos de TVE quien denunciaba a través de un comunicado público “la campaña de asedio y erosión que tanto TVE como una parte de los informadores estamos sufriendo”.

Macarena Olona, secretaria general de la formación en el Congreso, aseguró que se está imponiendo el control de la opinión monitorizando las redes sociales, identificando las corrientes de opinión críticas y censurando al disidente "a través del ministerio de la verdad que han creado de manera paraestatal y en el que empresas destacadas, como Newtral y Maldita, es decir, el señor Ferreras, la señora Ana Pastor o el señor Roures; son la Gestapo que vigila la verdad oficial".

La crudeza en el ambiente instalada por la extrema derecha ha provocado que tanto Atresmedia como la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) han rechazado los ataques vertidos por los ultras.

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