El barón más díscolo abrió la semana de El Hormiguero. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, fue “a divertirse” al programa de Atresmedia, pero también a dejar su impronta de antisanchista y a enaltecer su condición de resorte contestatario a la Ejecutiva liderada por Pedro Sánchez. Junto a Pablo Motos, el dirigente castellanomanchego debutó en el programa con una enmienda a la totalidad de la dirección del presidente del Gobierno, hincando la rodilla ante la figura de otro rebelde socialista como es el expresidente Felipe González, cuestionando la actuación del Gobierno en la crisis de la DANA e incluso comprando el relato a la derecha sobre el decreto ómnibus. Aunque sí es cierto que, en este aspecto, opta por una vía intermedia entre sendos polos.

Y es que, a la postre, al veto de PP, Vox, Junts y UPN al escudo social en el Congreso vertebra aún el debate político por el calado de las medidas de protección a la ciudadanía que decayeron. Sobre este asunto pivotó la entrevista, a pesar de que el barón castellanomanchego focalizó su acción en cuestionar el grueso de decisiones tomadas por la dirección de su partido. Cierto es que con el decreto ómnibus mantuvo una posición relativamente equidistante. No exenta, por supuesto, de palos al Ejecutivo por cocinar una macedonia en la que se incluían medidas que “no son realmente urgentes”.

Decreto ómnibus

Entiende que el roto tendría un remedo sencillo: “Es arreglable y se tendrá que arreglar porque creo que es de sentido común. Si no hay presupuesto, puedes acudir a la emergencia. ¿Qué haría yo? Coger las medidas que son realmente urgentes de aquellas que no lo son, que en realidad al no ser urgentes no tendrían que estar en este decreto. Luego negociaría con los grupos parlamentarios”. Solución alternativa al enroque de Gobierno y oposición, que cada cual tira más fuerte hacia su lado en un debate que promete enquistarse entre el troceo del escudo social y la macedonia legislativa.

Pero sí es cierto que a Page no le agrada el mantra del presidente del Gobierno de “buscar votos de debajo de las piedras”. “No me gusta nada”, acotaba el líder del Ejecutivo castellanomanchego, que por reminiscencias recordaba la última vez que escuchó esas palabras. Entonces, precisa, “salió lo de la amnistía”. “Si la piedra que se va a levantar es el pedrusco de Puigdemont, cuidado. Que debajo de las piedras también salen escorpiones y cosas raras”, verbalizaba bajo la atenta mirada de un Pablo Motos que no dejaba de mostrar el colmillo ante tal suculenta presa.

Page: "Cogería las medidas que son realmente urgentes de aquellas que no lo son, que en realidad al no ser urgentes no tendrían que estar en este decreto"

A tenor de esta polémica, Page ha reiterado durante toda la entrevista que la izquierda necesita “capacidad crítica” porque “la izquierda que deja de ser crítica no puede transformar lo que ve”. “Para poder cambiar las cosas hay que analizar críticamente la realidad. Algunos dicen ‘es que estás criticando…’. Yo creo que estoy defendiéndome. Lo que sí tengo claro es que hay más crítica cuando no hay autocrítica. Y alguna cosa haremos mal, digo yo”, reflexionó el barón socialista, quien profundiza en que el dilema binario -de izquierda, derecha, blanco o negro, “no es el que realmente funciona en la sociedad”. Lamenta que se juzga demasiado a “quién hace o dice las cosas y no a estas mismas”. Por ello, aboga porque el PSOE lidere ese cambio de mentalidad. Es decir, que “si estás jugando con Podemos a que no pierdan votos para seguir pactando, obviamente impides irte a grandes mayorías”.

González por encima de Sánchez

No podía faltar una profunda reflexión sobre su relación con el presidente del Gobierno y su manera de hacer política o incluso de dirigir el partido. Un partido “son muchas cosas”; entre ellas, “ideas” y el grueso del libreto del PSOE “no ha variado mucho”. “Felipe González definió el ideario socialista de una manera magistral… Para mí es el mejor político de este siglo y del anterior. No hay que pensar que un partido sólo es una persona. No soy sanchista, pero tampoco soy pagista”, expuso.

De esas loas a González, nacen los reproches crudos al secretario general del PSOE. Page admite que la relación “es muy poca”, prácticamente inexistente más allá del plano “institucional”. O, dicho de otro modo, “la que se ve”. “Cuando hemos tenido ocasión de estar juntos, sí hemos podido hablar con tranquilidad y cordialidad. Lo quiero desdramatizar […] Yo creo que no le doy grandes alegrías”, ironizaba el barón castellanomanchego, que define al presidente del Gobierno como una persona con “ambición de poder”, lo cual no es “ni bueno ni malo”. Simplemente “la gasolina” porque el problema que pudiera existir es “no tener el poder”. La cuestión es “para qué se tiene ese poder”. “Los partidos políticos no somos fines por sí mismos, somos medios al servicio de la gente. Y si se pierde esta referencia, y conviertes el partido en el fin en sí mismo, pues olvidas todo lo demás”, acota Page.

"Felipe González definió el ideario socialista de una manera magistral… Para mí es el mejor político de este siglo y del anterior"

En cualquier caso, Page cree que “se ha comprometido la integridad del partido para no llegar tan lejos” en estos años de gobierno del jefe del Ejecutivo, aunque matiza que ello no comporta que “la haya traicionado”. “En determinados aspectos yo creo que se estiran demasiado los valores y los principios. Me duele. Yo intento mantener una posición clara de recordar el lugar y el solar del PSOE al que supongo que acabará volviendo. Es lo que pide la inmensa mayoría de españoles: grandes partidos que representen grandes mayorías”, describe el barón del PSOE de Castilla-La Mancha, mientras recuerda que lleva mucho más tiempo defendiendo las siglas “que los que ahora pueden decidir en nombre del PSOE”.

Una legislatura compleja

El presidente castellanomanchego cree que a la situación política en España “le sobra populismo y demagogia barata” a raíz de la crisis del 2008. “Mi objetivo sería que entre todos pudiéramos prescindir de los extremos, con el riesgo de que ahora ese populismo se ha colado en las instituciones”, argumenta. De hecho, cree que el Congreso se ha convertido en “un show” alejado de la “política seria” y de que “cuando se da la palabra es, al menos, para cumplirla”. “A mí me duele bastante”, profundiza el dirigente socialista.

"Debería convocar elecciones si llega a la conclusión de que no puede sacar adelante el proyecto de investidura y creo que hay cosas muy difíciles de sacar adelante"

 De aquellos polvos, estos lodos que diría aquel. Unos lodos que han construido una legislatura endeble a juicio de Page. De hecho, la compara con un “laberinto sin salida”. El resultado del 23J compuso “una situación muy cogida con alfileres y sigue así”, sin tener la certeza de si el propio Gobierno “sabe cómo salir”. Por lo tanto, ello conduce a un “caos” donde cada cual vela por sus intereses y donde “tienes que alquilar el voto permanentemente”. “Debería convocar elecciones si llega a la conclusión de que no puede sacar adelante el proyecto de investidura y creo que hay cosas muy difíciles de sacar adelante”, expone.

Considera que la carpeta legislativa no se va a resolver apelando al ente de la “mayoría social” porque ello sólo se alcanza si la “mayoría de la gente te vota” y no en “sumar mayorías”. “No he entendido nunca que las instituciones, ni la Moncloa, puedan ponerse en alquiler”, insiste Page, que desearía retornar a “espacios de cierto consenso” entre los dos principales partidos. Un escenario que, a su juicio, “arreglaría ciertos problemas”, aunque detecta un “frentismo para absolutamente todo”. “Gobernar consiste en tener fuerza suficiente para cumplir lo que has prometido”, remacha.

Por este motivo, entre otras cuestiones, se muestra excepcionalmente crítico con los pactos del PSOE con formaciones como el Junts per Catalunya de Carles Puigdemont o EH Bildu de Arnaldo Otegi. Reconoce que le produce “mucha amargura” que su fuerza política se apoye en los abertzales y estos resulten decisivos para la toma de decisiones a nivel estatal. “No sé si la Constitución Española admite sin discusión a todos, incluso a los que quieren acabar con la Constitución. Esto no pasa en muchos sitios en el mundo, pero la Constitución es enormemente incluyente y me parece muy bien”, reflexiona.

Sin embargo, cree que se podría celebrar el fin de la banda terrorista ETA “como una victoria de la democracia, de las fuerzas de seguridad, de las instituciones y del pacto político”. Del acuerdo de “no consentir ni a los que lo apoyaban ni a la periferia de ETA. “Realmente lo podríamos celebrar sin ninguna cesión política”, insiste el barón socialista, que deja caer algunas pinceladas sobre la mala gestión de la crisis de la DANA, aunque no se circunscribe sólo a Carlos Mazón: “Yo no pondría esta tragedia en un manual de cómo actuar. Me pondría, incluso, con que se aprendiera de los errores en todas las direcciones. Tanto en el Estado como en el gobierno autonómico".