La Comunidad de Madrid ha provocado un bochorno colectivo por el confuso anuncio de confinamientos selectivos en barrios y municipios, efectuado por el viceconsejero de Sanidad, quien aseguró haberlo avisado previamente vía whatsapp a la presidenta. De ahí, se organizó un follón de mil pares de demonios, con el alcalde de la capital sin saber muy bien que decir, pero asegurando que apoyaría la decisión que se fuera a adoptar.

Mientras, regidores, funcionarios, profesionales de la gestión sanitaria, centros escolares… llamaban en modo pesadilla a la consejería para saber qué había que hacer. Sumemos el asombro de Ciudadanos, en el gobierno con el PP en Madrid, que, por lo visto, no sabía nada. De manera urgente y descolocada se suspendieron ruedas de prensa, la directora de salud que comparecía por la tarde en el parlamento regional obvió mención alguna al asunto y se aplazó hasta al viernes la decisión final.

Por supuesto, el desconcierto fue mayor entre los ciudadanos afectados que desconocían cuál iba a ser su futuro inmediato. Mientras, los medios informativos establecían las quinielas de los distritos y localidades a cerrar y muchos madrileños hacían planes a ciegas para salir de sus ciudades en un éxodo acelerado, para temor de las provincias limítrofes. Todo eso desencadenó la ausencia de organización y previsión de los gobernantes de una comunidad que está viviendo el COVID-19 con un número récord de fallecidos y enfermos, con los centros de atención primaria en estado de emergencia y los profesionales de la salud avisando desde hace meses de que la situación es grave.

Pero ahí es nada. Entre medias, la presidenta de la Comunidad de Madrid, afirmaba: “los contagios se están produciendo, entre otras cosas, por el modo de vida que tiene nuestra inmigración en Madrid”, apuntando hacia el sur para más datos. Obviaba Díaz Ayuso en su estigmatización de un sector de la población que administra, la precariedad de vida que se da en muchos casos en esas zonas y que no parece preocuparle demasiado. ¿De dónde saca ese discurso xenófobo la presidenta? Habría que mirar hacia su socio Vox que se debe estar frotando las manos.

A los madrileños hoy se les puede calificar de indefensos y huérfanos, ante la inacción y los anuncios desafortunados e inconexos del Gobierno madrileño,  encabezado por una presidenta que como se diría en el foro no tiene “ni chicha, ni limoná”, es decir que carece de fundamento y a lo que parece, tampoco presenta la preparación suficiente para este alto cargo.

Ni siquiera en tiempos de bonanza tendría gracia tanta falta de base política, pero cuando se vive esta situación terrible, causante de muertes, de enfermedad y mucho dolor, las actitudes, falta de respeto a la ciudadanía y pasividad de Díaz Ayuso y su gobierno, rayan en la irresponsabilidad. Este despropósito no puede continuar.