Juan Carlos I añora a España y a parte de su familia. Esto es algo que se ha podido conocer en los últimos días según ha publicado El País. Tras haber abandonado el país por la puerta de atrás rumbo a Abu Dabi debido a las presiones y críticas que le asolaban por lo beneficios económicos, de dudosa ética y regularidad, que obtuvo durante su reinado, ahora el rey emérito afirma que desea poder tener mayor relación, por ejemplo, con sus nietas y que quisiera poder contar con la posibilidad de residir al menos tres meses al año en España. No obstante, parece ser que su hijo se lo habría dejado claro, indicándole que para ello primero debe de arreglar por completo su situación económica y fiscal.
Reconciliación, una sola palabra que posee gran peso de cara al presente y futuro. Este fue, concretamente, el término elegido por Juan Carlos I para publicar sus memorias, si bien, lo que está logrando apunta a todo lo contrario, evidenciándose en este libro a sí mismo como una persona que no ha reflexionado sobre sus errores y que, lejos de hacer un mínimo ejercicio de reflexión, culpa a los demás de estar equivocados.
Años en el trono los suyos que estuvieron marcados por las polémicas que generaban sus infidelidades y la forma en la que trataba a su esposa, la reina Sofía, que terminaron de embarrarse del todo cuando salió a la luz el patrimonio que había acumulado mientras ostentó la Corona española, el cual habría reunido mediante el cobro de comisiones y que mantendría en paraísos fiscales. Esto fue lo que llevó a Juan Carlos I a abandonar España en el año 2020, tomando un avión dirigido a Abu Dabi.
Recientemente, el emérito volvía a España y a Madrid para participar en el único acto de la conmemoración de la restauración de la monarquía en nuestro país. Una visita rápida en la que fue parte del almuerzo privado que se celebró en el Palacio de El Pardo. Un paso breve por España en el que indicó que deseaba poder seguir manteniendo relación con sus nietas y en el que también expresaba sentirse preocupado por cómo sentará el contenido de sus memorias cuando estas lleguen a las librerías en el mes de diciembre, las cuales afirma que publica porque entiende que es momento de dar su versión de los hechos.
En lo referido a lo primero, Juan Carlos I manifestó no comprender por qué no se permite que la princesa y la infanta viajen a Abu Dabi para visitarle, lo cual le entristece porque no puede presenciar su crecimiento. Respecto a lo segundo, parece que el emérito no ha conocido muchas de las últimas noticias relativas a su persona en España, en las que se ha evidenciado el descontento de muchos conforme se iban conociendo algunas de las frases que dejaba en Reconciliación, como sus alabanzas a Franco, los mensajes de cariño a la reina Sofía tras años de un matrimonio lleno de fricciones, seguir sin hacer autocrítica por el dinero que reunió o las palabras que deja de su hijo Felipe y su mujer Letizia.
No solo eso, sino que ante la agenda de actos preparada para la conmemoración de la restauración de la monarquía en España, Juan Carlos I utilizó la palabra "ridículo" para definir cómo hallaba haber sido excluído de esta programación de eventos. Algo que ya adelantó en su visita a Sanxenxo hace unos meses, cuando expresó que “es ridículo que en un bautismo no aparezca el niño”.
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