La directora general de Tráfico, María Seguí, ya no tiene ni un clavo ardiendo al que agarrarse; ya sólo cuenta con el apoyo explícito e implícito de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, íntima amiga de la hoy cuestionada por todos los sectores profesionales y políticos, pero sobre todo por las autoescuelas afectadas por los tejemanejes y presuntos amaños de su Dirección General para la adjudicación de cursos orientados a recuperar los puntos perdidos del carné de conducir por infracciones de tráfico. De nada sirve que el piadoso y opusino ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, haya fulminado a la subdirectora de Formación Vial, Marta Carrera. No, la cabeza que se pide por unanimidad, incluidos destacados dirigentes del PP, es la de Seguí, que si al día de hoy continúa en su cargo no es por otra cosa que por el empeño personal de Cospedal, “empecinada en sujetarla a toda costa al frente de la DGT”, reconocen a ELPLURAL.COM fuentes conservadoras, ya que la número dos de Mariano Rajoy ha demostrado a lo largo de la legislatura tener “algo más” que buena sintonía con el titular de Interior.

“María Seguí vs Dolores Cospedal”
Las mismas fuentes aseguran que María Seguí es “íntima amiga de Dolores Cospedal”, tanto como para sacarla de la Universidad de Navarra, Opus Dei puro y duro, donde ejercía su labor docente, y traerla a Castilla La Mancha cuando Cospedal ganó las elecciones en 2011. No es baladí que uno de los primeros nombramientos de la que fue presidenta castellano-manchega entre 2011 y 2015 fuera, precisamente, el de Seguí, que la puso al frente de la Dirección General de Salud Pública, Drogodependencia y Consumo de la región (es licenciada en Medicina y Cirugía General). Aún es más, “Seguí estuvo en las quinielas para ser consejera de Sanidad, pero al final Dolores se inclinó por José Ignacio Echániz y se confundió de la A a la Z”, añaden. La todavía directora general de la DGT estuvo en el Gobierno de Cospedal hasta febrero de 2012, apenas seis meses, para inmediatamente pasar al Ministerio del Interior. ¿Por qué tanta prisa?

Las influencias de Cospedal en Interior

El caso es que María Dolores de Cospedal demostró desde el mismo momento de ser nombrado Jorge Fernández Díaz ministro del Interior tener una destacada influencia en el departamento del hoy también discutido ministro. Tanto como para elegir al delegado del Gobierno en Castilla La Mancha, aunque supusiera cambiar su Gobierno, ya que el designado era uno de sus consejeros, o mandar a Seguí a la Dirección de Tráfico, o casi convencer a su entonces jefa de gabinete y alcaldesa de Tarancón en 2011, además de diputada por Cuenca, María Jesús Bonilla, que accediera a ser la número dos del ministerio, algo que la hoy diputada por Cuenca rechazó, nos dicen las mismas fuentes, que nos recuerdan “la gran amistad que une a Bonilla con Fernández y con Cospedal”. Es tal la química entre ellos, siempre según las mismas fuentes, que el ministro del Interior es uno de los asiduos “visitantes del cigarral” de la que se perfila como ministra del nuevo Gobierno de Rajoy, “si es que consigue formarlo”, agregan, “y quién sabe, a lo mejor Cospedal podría ocupar la cartera de Interior, porque está claro que Jorge Fernández Díaz no repetirá”.

Un cese pedido y deseado

Es verdad que en España el verbo dimitir no lo conjuga el PP. Tiene que ser muy grave el asunto para que un alto cargo dimita. Y este asunto que nos ocupa, por mucho que se empeñe Cospedal en frenarlo, tiene las horas contadas. Es imposible que María Seguí continúe al frente de la DGT, máxime sabiendo, como se conoce, que no sólo ella está salpicada por el escándalo, también su marido, Francisco López Valdés, se encuentra en el foco de la polémica por, entre otras cosas, haber aceptado un viaje a Cancún pagado por la patronal de las autoescuelas. Hay demasiadas pruebas que acreditan amaños de concurso públicos y no basta con la cabeza de la subdirectora de Formación Vial. El ministro debe depurar responsabilidades al más alto nivel aunque le pese a su amiga Cospedal.

Manchegos en “la corte” de Rajoy

Qué Cospedal ha tenido y tiene todavía predicamento en el Gobierno de Mariano Rajoy, eso, a estas alturas, no lo duda ni Soraya Sáenz de Santamaría, que desde que su “enemiga íntima” perdiera el Gobierno de Toledo ha visto como numerosos exaltos cargos toledanos de la secretaria general han encontrado acomodo en el Gobierno de Rajoy. A saber: Mar España Martí, exviceconsejera de Presidencia y Administraciones Públicas y amiga de pupitre, a quien puso al frente de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD); Marcial Marín, exconsejero de Educación y que la comunidad docente se echó las manos a la cabeza cuando Ignacio Wert le nombró en sustitución de su novia, Monserrat Gomedio, secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades; Carmen Casero, exconsejera de Empleo y Economía y actual directora general del Trabajo Autónomo de la Economía Social y de la Responsabilidad Social de las empresas, dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social; o ya para rizar el rizo, además de la citada María Seguí, el nombramiento de la exconsejera de Fomento, Marta García de la Calzada, destinada en la Abogacía del Estado del Tribunal Supremo, donde, cómo no,  también es vocal su marido, Gerardo Martínez Tristán.  Blanco y en botella; tan claro como que Cospedal sólo admitió de “paracaidista” por Cuenca al ministro de Justicia; Rafael Catalá, hoy diputado del PP por esta circunscripción electoral que ni de lejos conocía.