Junts per Catalunya ha decidido dinamitar su relación con el Gobierno de Pedro Sánchez. La formación independentista ha presentado una enmienda a la totalidad a todas las leyes que el Ejecutivo tiene actualmente en tramitación parlamentaria, en lo que su portavoz, Míriam Nogueras, ha descrito como un movimiento para “bloquear la legislatura”.

Nogueras ha recriminado al presidente del Gobierno central Pedro Sánchez que, una semana después del anuncio de la decisión de su formación, aún no haya explicado cómo piensa gobernar sin el apoyo de su partido político. Apelando al presidente para dar “una explicación de cómo piensa gobernar sin esta mayoría necesaria”, en la que seis diputados de Junts junto con Nogueras han recriminado a Sánchez su decisión de formación.

Junts estaba registrando las enmiendas de totalidad a las 25 leyes del Gobierno que aún no han arrancado su tramitación, a su vez, ha confirmado su “punto y final” en su “colaboración” con el Gobierno dejando claro que no votarán a favor de las otras 21 que aún están en trámite y que también pedirán la devolución al Ejecutivo de las próximas que pueda presentar.

"Pedro Sánchez no podrá aprobar los Presupuestos ni normas como la 'Ley Bolaños' o la 'Ley Begoña'", ha asegurado Nogueras, lamentando que el Gobierno haya perdido lo que Junts considera "una oportunidad histórica" por no cumplir los acuerdos que alcanzaron con los de Carles Puigdemont a cambio del apoyo a la investidura de Sánchez.

El vaivén de Junts y el Gobierno de Sánchez

La relación entre Junts per Catalunya y el Gobierno de Pedro Sánchez ha estado marcada por constantes vaivenes, alianzas tácticas y desencuentros que han desembocado en la ruptura definitiva anunciada esta semana. La decisión de presentar una enmienda a la totalidad a todas las leyes en tramitación no surge de la nada: es el último capítulo de una historia llena de promesas incumplidas, advertencias y desgaste político acumulado durante casi dos años.

Todo comenzó en noviembre de 2023, cuando Junts y el PSOE firmaron el acuerdo de investidura que permitió a Pedro Sánchez revalidar el cargo como presidente del Gobierno. A cambio, los independentistas obtuvieron compromisos de alto calado, como la aprobación de la ley de amnistía, la apertura de una mesa de diálogo bilateral y el impulso de la oficialidad del catalán en las instituciones europeas. Fue un pacto histórico que rompía años de enfrentamiento frontal entre el independentismo de Carles Puigdemont y el Ejecutivo central, pero también un movimiento arriesgado para ambos.

Pese al gesto inicial, la relación comenzó a deteriorarse rápidamente. Junts denunció en repetidas ocasiones el “incumplimiento sistemático” de los acuerdos alcanzados y la falta de avances reales en cuestiones como la financiación autonómica o la transferencia de competencias. En junio de 2025, la portavoz del partido en el Congreso, Míriam Nogueras, lanzó una advertencia pública: “El Estado español no se puede regenerar y está podrido institucionalmente. Solo nos servirá la agenda catalana”. Sus palabras reflejaban el hartazgo de una formación que, a medida que se acercaban nuevos ciclos electorales en Cataluña, veía más difícil justificar su apoyo al PSOE ante su propio electorado.

Hubo intentos de acercamiento. El Gobierno y Junts colaboraron de forma puntual, sobre todo en la causa del catalán en Europa, donde el ministro de Exteriores llegó a reconocer “avances significativos”. Sin embargo, ese carácter episódico y parcial de las concesiones terminó por reforzar la percepción en Junts de que el Ejecutivo no cumplía con lo pactado. La desconfianza se convirtió en la norma y el diálogo se redujo a una formalidad.

El desgaste interno fue en aumento y, en octubre de 2025, las bases de Junts dieron el golpe definitivo: el 87 % de la militancia votó a favor de romper el pacto de investidura con el PSOE, argumentando que se trataba de “un acuerdo que no se ejecuta”. Desde Moncloa se intentó rebajar la tensión y se reconocieron contactos para “recomponer la relación”, pero ya era demasiado tarde. La decisión estaba tomada.

Con la enmienda a la totalidad anunciada por Nogueras, Junts bloquea de facto la legislatura y devuelve a Sánchez al escenario que trató de evitar tras su investidura: el de la aritmética imposible. “Sin respeto a Cataluña no habrá estabilidad”, advirtió la portavoz, dejando claro que la etapa de la colaboración ha terminado. El partido que en 2023 decidió dar una oportunidad al diálogo se aleja ahora del Gobierno con una convicción distinta: la de que, sin avances tangibles para Cataluña, ningún acuerdo político tiene sentido.

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