Son pocas las semanas que restan en el calendario para que las memorias de Juan Carlos I, que ya se han vuelto polémicas antes si quiera de su publicación, lleguen a las librerías españolas bajo el título de "Reconciliación". No obstante, los recuerdos del rey emérito ya están circulando por Francia, donde parecen no estar obteniendo, precisamente, un grato recibimiento, así como los lectores sacan conclusiones de los siete capítulos por las que más que hallar a un Juan Carlos pacificador, observan sus declaraciones como un intento de rehabilitación de imagen.

Estas memorias han venido conociendo breves adelantos que han generado distintos e intensos debates así como puesto en duda, de nuevo, la figura del emérito, como, por ejemplo, por las opiniones que deja sobre Franco, sorprendentemente favorables, en las que, además de recordar unas "relaciones personales y frecuentes", subraya que respetaba y apreciaba en gran medida  "su inteligencia y su sentido político. Nunca dejé que nadie lo criticara delante de mí". De hecho, uno de los puntos que más polémica generó en este tema fue que, en lugar de cuestionar su golpe de Estado y la opresión a la que sometió a numerosas personas durante su dictadura, Juan Carlos I ensalza que "nadie fue capaz de desestabilizarlo, lo que en un período tan largo es un desafío". 

Si bien, no es este el único asunto que despierta controversia en este libro en el que la periodista e historiadora Laurendce Debray ha atendido al dictado de Juan Carlos I, sino que hay otros temas como su salida de España a Abu Dabi que han llamado la atención, al negar y poner en duda algunos de los hechos que le llevaron a una crisis de imagen, como sus problemas con Hacienda. En este sentido, el emérito alega que abandona el país "por la presión de los medios y del Gobierno, tras la revelación de una cuenta bancaria que tenía en Suiza y por acusaciones totalmente infundadas, decido partir, para no dificultar el buen funcionamiento de la Corona ni molestar a mi hijo en el ejercicio de sus funciones de soberano”. No solo eso, sino que en el momento en el que Felipe VI tomó parte ante las llamaitvas circunstancias que se conocieron y anuncia que renuncia a su herencia y le retira a Juan Carlos I la asignación anual que tenía fijada como ex jefe de Estado, el emérito expone en sus memorias las palabras que le dijo a su hijo, que parecieron adquirir un tono hasta amezante, pues, además de señalarle que "este anuncio significa que me rechazas", le indicaba unos hechos en los que situaba como gran protagonista, aunque la clase política tuviera un enorme peso en el retorno de la monarquía a España.

No olvides que heredas un sistema político que yo he construido. Puedes excluirme en el plano personal y financiero, pero no puedes rechazar la herencia institucional en la que has crecido. Solo hay un paso entre ambas

 

Además de ello, Juan Carlos I apunta a que su hijo le dio la espalda "por deber" y, aunque afirma entender la posición de Felipe VI, asegura sentirse dolido porque se mostrara tan insensibe con él. Así, trae al recuerdo las navidades del año 2020, donde asegura que halló a su primogénito "amurallado en un silencio de malentendidos y de dolor".

Los regalos de Arabia Saudí, la reina Sofía, Letizia y hasta Lady Di

Son más los asuntos que Juan Carlos I trata en sus memorias, lo cuales no han dejado de causar impresión y ser hallados como un intento de justificación de los episodios más controvertidos de su vida personal y pública. Una muestra de ello es que el rey emérito admite una “discrepancia personal” con la reina Letizia, aunque evita profundizar en los motivos o confirmar que intentara disuadir a su hijo del matrimonio, si bien afirma abiertamente que su nuera “no ayudó a la cohesión de nuestras relaciones familiares” y deja entrever que algunos de los “mensajes mordaces” que recibe de Felipe VI estarían influenciados por ella. También le recrimina haber cortado el contacto que mantenía con sus nietas, un gesto que considera doloroso.

La mala imagen que posee sobre Letizia es totalmente contraria a cómo se muestra, llamativamente, en relación la reina Sofía, sobre la que deja palabras llenas de afecto y reconocimiento, a pesar de todo lo hecho. A lo largo del libro la llama “Sofi” y la describe como “una mujer excepcional, llena de sentido de la justicia, de bondad y dedicación”, a la que considera un “apego emocional fundamental e irremplazable”. Aunque en su salida de España marchó a Abu Dabi sin ella, asegura mantener el contacto con ella y subraya el papel irreprochable que desempeñó como reina.

El monarca aborda también el episodio de la cacería de elefantes en Botsuana junto a Corinna Larsen, a quien no menciona por su nombre. Califica aquel suceso como “un error del que me arrepiento amargamente” y reconoce que el viaje resultó inoportuno en plena crisis económica. Sobre el controvertido “regalo” de 100 millones de dólares del rey saudí Abdullah, asegura que fue “un acto de prodigalidad entre monarquías”, aunque lo considera hoy “un grave error cometido con la intención de garantizar el bienestar de mi familia”.

Juan Carlos I repasa además su abdicación, convencido de haber actuado por “el mejor interés del país”, pese a las voces que intentaron disuadirle. Afirma haber sido víctima de un “séquito malicioso” durante los años noventa, formado por empresarios sin escrúpulos, como Francisco Correa o Javier de la Rosa, que actuaron en su nombre para su propio beneficio, y admite que aquel entorno dañó gravemente su imagen.

Sobre el 23-F, recuerda que “no hubo un tiro, sino tres”, aludiendo a los golpes de Tejero, Armada y los sectores franquistas. Narra también la conversación con su hijo Felipe, de trece años, a quien explicó la situación lanzando una pelota al techo para ilustrar que “la Corona estaba en el aire”.

El rey emérito lamenta la pérdida del “espíritu de la Transición”, que en su opinión se ha diluido en la clase política actual, y reflexiona sobre el papel de la monarquía en una España que “no es automáticamente monárquica”. Además, en estas memorias también revive la noche de la muerte de Franco y desmiente los rumores sobre un supuesto interés hacia Lady Di, a quien define como “una mujer distante y melancólica”.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover