El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, presentará este martes su plan migratorio, del que de momento solo conocemos significantes vacíos no concretados. El lugar escogido por el conservador ha sido Barcelona, donde Aliança Catalana avanza gracias a su discurso xenófobo. Génova 13 quiere acercarse a este tipo de votantes, tal y como hace con Vox en el resto de España, pero quiere evitar pronunciamientos de máximos, dado que los inmigrantes son sostén de sectores económicos determinantes y la patronal no está por la labor de renunciar a mano de obra barata.

La tesis no es nueva: inmigrantes no, salvo que venga a trabajar en puestos que los españoles rechazan por su precariedad. También existirá diferenciación entre aquellos que procedan de Latinoamérica, con idioma y valores religiosos compartidos, o del resto del mundo, quedando evidenciados los tintes racistas. Sea como fuere, Feijóo no se baja de sus famosos visados por puntos, pese a las críticas recibidas tras el anuncio. Además, también quiere poner más trabas de las ya existentes, que no son pocas, para la percepción de las ayudas sociales mínimas o dejar la autoridad migratoria en manos de una sola instancia, concentrando peligrosamente este poder.

Residencia por “esfuerzo” y recorte social

Las últimas encuestas siguen evidenciando que la extrema derecha le está comiendo la tostada al PP, que ha decidido responder transitando rápidamente a ese espacio. Nada queda ya de aquella centralidad y mesura que vendía el gallego cuando desembarcó en Madrid o del presidente de la Xunta de Galicia que pedía al Gobierno central, allá por 2021, agilizar el acceso a la nacionalidad a los inmigrantes. Ahora, Feijóo pretende que la autorización de residencia de larga duración, para la que es obligatorio haber residido continuada y legalmente en España durante un mínimo de cinco años, no contar con antecedentes penales o no suponer un riesgo, dependa “del esfuerzo”.

Los conservadores no han aclarado si será su líder quien decidirá caso por caso quién se esfuerza más, aunque apuntan a criterios de “contribución, trabajo e integración”. Para dilucidar a qué se refieren los dos primeros puntos solo hay que conocer la trayectoria del PP y su cercanía con los migrantes adinerados que se afincan en barrios ricos desde los que financian y votan sus causas; mientras desprecian a aquellos que se matan a trabajar y se acinan en barrios en los que sufren las consecuencias de los recortes de servicios públicos y la expansión de los fondos buitre impulsados por las administraciones del PP.

El plumero termina de asomar con el último de los puntos. El "principio de proximidad cultural" puntuará, reconoce abiertamente la vicesecretaria de Coordinación Sectorial del PP, Alma Ezcurra, lo que ha sido siempre un secreto a voces. No obstante, no vaya a contrariarse la patronal, Génova 13 defiende las contrataciones temporales de inmigrantes de forma "legal y planificada" para cubrir campañas estacionales y con "retorno garantizado en plazo". Es decir, venir, hacer los trabajos que los españoles no quieren y de vuelta a casa. “Ni puertas abiertas ni deportaciones masivas”, pretenden vender.

Por si fuese poco, el PP pretende que el padrón municipal sirva para poco más que contabilizar a la ciudadanía. “Fines estadísticos”, expone su propuesta, señalando este registro como si de una lista de reparto de ayudas se tratase. Lo cierto es que la mayoría de ayudas nacionales o autonómicas ya exigen la residencia legal en España, no el empadronamiento, a excepción de escasas partidas mínimas que apenas pagan la manutención o de políticas municipales que dependen de cada Consistorio.

Visados por puntos

Los visados por puntos, que tanto dieron que hablar cuando Feijóo los presentó en Murcia, vuelven en Barcelona, en el marco de su gira nacional. Poco a poco van conociéndose detalles sobre esta figura, que podría subdividirse en tres formatos. Por un lado, el visado destinado a los migrantes que lleguen con un contrato de trabajo bajo el brazo, priorizando a los que vayan a emplearse se “sectores estratégicos”. La segunda de las modalidades es para aquellos que, aún sin contrato, busquen empleo en sectores “tensionados” (donde nadie quiere trabajar).

El último de los formatos es el destinado a aquellas personas que ya se encuentran de forma irregular en España, pero a los que se les daría un visado temporal para buscar trabajo y si, transcurrido el margen no concretado, no se encuentra trabajo, se procederá a la deportación. Totalmente en contra de la regularización por arraigo plasmada en la ley que apoyó el Partido Popular en el momento de su presentación. Feijóo se ha quitado la careta y con él todos sus subordinados, ante el temor de los migrantes a otra extrema derecha.

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