En la Puerta del Sol y Génova 13 se dan por muy satisfechos y celebran el pronunciamiento de los 5 jueces conservadores que han condenado a Álvaro García Ortiz pese a los dos votos particulares de las magistradas progresistas y el testimonio de decenas de periodistas. El presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, compareció el pasado jueves para pedir respeto por la separación de poderes y la dimisión de Pedro Sánchez. Por su parte, Isabel Díaz Ayuso ha celebrado el fallo del Supremo y ha acusado a Sánchez de "hacer política delinquiendo" a través de sus redes sociales, a la espera de su primera rueda de prensa tras la publicación del fallo.
Feijóo ha filtrado la pregunta que formulará al Presidente del Gobierno en la próxima sesión de control al Ejecutrivo en el Congreso de los Diputados: “¿Quién va a pedir perdón a los españoles?”, en referencia a las declaraciones de defensa de Ortiz que hizo Sánchez el 17 de octubre de 2024. Los populares creen que la “intromisión de inusitada gravedad en las funciones del Poder Judicial” de Sánchez, le convierte en responsable político por la designación y el sostenimiento del fiscal general que, tras la sentencia, será relevado de su cargo.
Histórico fallo del Tribunal Supremo
Este jueves hemos conocido el fallo del Tribunal Supremo que ha condenado al Fiscal General del Estado como autor de un delito de revelación de datos reservados, en este caso, de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid. En el 50 aniversario de la muerte del dictador, Francisco Franco, y apenas seis jornadas después de haber finalizado el juicio, los magistrados del Alto Tribunal han inhabilitado, multado y condenado a pagar las costas procesales correspondientes, incluyendo las de la acusación particular, al alto representante de la Fiscalía. Sin haberse conocido, no de momento, la sentencia de tribunal, que queda “pendiente de redacción”, las partes (políticas) afectadas han querido realizar su particular lectura del asunto judicial más controversial de la legislatura.
Ortiz, que se había declarado inocente en la primera cita del juicio, ha sido un peón (como lo fue Pablo Casado) que ha caído en una guerra, sin tregua, aún mayor: la que libran Sánchez con Ayuso, y viceversa. Ambos creen que salen beneficiados de su choque con el otro, y en esta batalla, ha sido la Puerta del Sol quien se ha llevado el gato al agua. La operación del jefe de gabinete de la mandataria madrileña, Miguel Ángel Rodríguez, ha cumplido su cometido, el que sabía que iba a colar: blindar la posición de su superior, defender a la pareja de esta y hacer caer a una pieza sensible del tablero para el Ejecutivo. En el Consejo de Ministros estaban convencidos de la inocencia del fiscal, y públicamente, vincularon su entrega a la verdad con el respaldo total del Gobierno al desempeño profesional de Ortiz. Ambos lados de la batalla, Sol y Moncloa, eran conscientes de que el empate no era una opción, y parece, a simple vista, que la única triunfadora es la pareja del “particular” que afirmó querer marcharse del país o suicidarse.
Victoria para la narrativa sanchista
Aunque, si lo analizamos con frialdad, la decisión del Supremo puede favorecer la corriente narrativa de Sánchez: todo un presidente del Gobierno perseguido y acechado por los poderes del Estado que tiene la necesidad de defender “la soberanía popular y la democracia”. Aunque suene a paradoja, incluso a contradicción, este fallo puede reforzar su papel de víctima vulnerable ante una “agresión judicial”. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ya ha transmitido que el Gobierno “respeta el fallo sin compartirlo”, y el ministro para la Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, también ha asegurado que “este fallo no hace justicia por su mensaje político evidente y demoledor para no tocar a Ayuso”. Ellos fueron los primeros. Desde entonces, las rotativas de Moncloa y Ferraz ya se han puesto en marcha para visibilizar el manoseo del Estado de derecho como arma política, persecutoria y fiscalizadora de los demás poderes: del legislativo, con la paralización de la aplicación de la ley de amnistía, y del ejecutivo, con la derrota de Sánchez y la victoria velada de Ayuso.
La derecha mediática y sus terminales políticos han arrancado su enésima radiografía de ruptura de la calidad democrática del país, siempre mientras ellos no ocupan las butacas del poder. Creen que el efecto dominó debe hacer caer también a Sánchez por correlación e insisten en el “manoseo burdo de las instituciones”. Sin embargo, varios expertos han señalado que este asunto no movilizará a penas votos, y si lo hace, puede favorecer al movimiento progresista aglutinado en torno a una causa que les interpela su común denominador: el rechazo al conservadurismo y a los resortes reaccionarios del poder. Parafraseando al politólogo Javier Sánchez González, "los problemas de políticos (y lo del fiscal lo es) interesan solo a los políticos".
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