Pedro Sánchez se ha convertido en el centro de la atención internacional esta semana al enfrentarse abiertamente al presidente estadounidense, Donald Trump, en el marco de la cumbre de la OTAN. La disputa gira en torno a la exigencia lanzada desde Washington para que los aliados incrementen su gasto militar al 5 % del PIB, una propuesta que generó tensión entre los miembros de la Alianza.

Desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, Trump ha intensificado la presión sobre los países europeos para aumentar las partidas destinadas a Defensa. En su visión, los actuales niveles de gasto —el 2 % acordado en 2014— son insuficientes frente a las amenazas globales, principalmente tras la invasión rusa de Ucrania. Acusando a los aliados de “free-riding”, ha insistido además en vincular el artículo 5 (la garantía de defensa mutua) al compromiso económico de cada nación.

En este contexto, España ha sido señalada en varios gráficos y publicaciones: Trump llegó a afirmar que “España amenaza con descarrilar la cumbre de la OTAN” y calificó a nuestro país como “un problema” en materia de gasto militar. Aunque los datos muestran que España fue el penúltimo en aportar, con apenas un 1,28 % del PIB en 2024, la cantidad absoluta desembolsada ascendió a 21 300 M USD, situándonos entre los diez primeros en volumen.

Sánchez respondió con firmeza. En una carta al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, calificó el 5 % de “irrazonable y contraproducente”, aduciendo que sería incompatible con el modelo de estado de bienestar que caracteriza a nuestro país. Igualmente, dejó claro que España “ni más ni menos” se comprometería al 2,1 % del PIB, garante de mantener todas las capacidades militares demandadas por la OTAN.

Apenas dos días antes de la cumbre, Sánchez anunció que había logrado un acuerdo con la OTAN que exime a España de la exigencia del 5 %, pactando una flexibilidad que permitiría cumplir los objetivos operativos desde el 2,1 %. Sin embargo, Rutte salió a puntualizar que no hay “excepciones” formales, aunque sí respaldo a una redacción más ambigua que permita distinguir las cifras genéricas de las obligaciones reales.

La discusión no se limita a cifras. El fondo radica en qué entendemos por solidaridad y responsabilidad dentro de la OTAN. Para algunos, como Trump y los aliados más cercanos a Washington, una Alianza fuerte exige sacrificios marcados en términos económicos. Para otros, como Sánchez y varios países del sur y centro de Europa, es prioritario equilibrar la seguridad con las demandas internas: inversión social, transición ecológica, y fortalecer el estado del bienestar.

Ahora que el debate está sobre la mesa y el choque entre Sánchez y Trump ha marcado un punto de inflexión en la política internacional, te preguntamos: ¿consideras que el presidente del Gobierno ha hecho lo correcto al enfrentarse a la exigencia del 5 % en defensa?

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