Según arrancó el encuentro ante Albania, Sergio Ramos le cedió el balón a Gerard Piqué y pasó lo inevitable. Los jugadores intentaron concienciar al público pero no ha sido posible. El central del Barcelona y de la Selección Española ha vuelto a recibir los pitos del respetable cuando ha tocado el primer cuero del encuentro. Una pitada monumental, como las de antaño. Después de un partido plácido en el Bernabéu en este sentido, el Rico Pérez ha reaccionado a la constante polémica en la que se ha metido el central del Barcelona. 

Los antecedentes

Entre lágrimas, Piqué mostró su orgullo por el pueblo catalán por la actitud que había tomado en el 1 de octubre, cuando se echó a la calle para proteger su derecho a decidir. Además, criticó con fiereza la actuación de la Policía y la Guardia Civil, amén de lamentar que "España tenga un presidente que no sabe inglés". Entre lágrimas, el central del Barcelona afirmó en rueda de prensa que "si soy un problema, dejo la Selección"

A raíz de estas declaraciones, el ambiente en la concentración de la Selección Española se ha enrarecido sobremanera. El pasado lunes, la Selección tenía un entrenamiento a puerta abierta para que los aficionados pudieran disfrutar de los jugadores. Los aplausos tornaron en pitos. Las alabanzas en insultos. Ese fue el preciso instante en el que Gerard Piqué puso un pie en el césped de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. "Piqué, cabrón, fuera de la Selección" o su archiconocida variante, "Piqué, cabrón, España es tu nación" son los cánticos que retumbaron en el campo de entrenamiento. 

En rueda de prensa también salió Piqué, algo que fue alabado por la opinión pública aunque siempre salen sus mismos detractores a criticar. El central culé, que nunca se ha identificado, sino que ha hablado en pos del derecho a decidir del pueblo catalán, aseguró que "un independentista podría jugar en la selección". Una declaración que no sentó nada bien en ciertos sectores de la sociedad. Esta comparecencia de Piqué, en lugar de atajar el problema, pues declaró que se sentía orgullo de defender a la Selección, avivó el fuego. El ambiente sigue crispado y los aficionados siguen en sus trece, locos por increparle. Algo que no ocurrió en el Santiago Bernabéu, feudo del Real Madrid y que animó a los suyos en vez de pitar cuando su equipo