Sin embargo, desde que el pasado viernes 13 de enero, la primera fuera nombrada Delegada del Gobierno en Madrid, las noticias, comentarios y chascarrillos se han disparado en la red. Para que nos hagamos una idea, solo en Google, Cristina Cifuentes obtiene 339.000 resultados, es decir, más del doble que, por ejemplo, la Ministra de Sanidad, Ana Mato Adrover (149.000) o Lucía Figar Lacalle, Consejera de Educación de la CAM (81.500).

Los resultados de Javier Aguilar Viyuela son muchos más modestos, alcanzando a día de hoy 5.290 resultados que como se verá más adelante están exclusivamente asociados al mundillo judicial, a través de edictos, sentencias, multas, embargos y notificaciones.

Cristina Cifuentes ha logrado, eso nadie se lo discute, que en un tiempo record, su nombre, su rostro arreglado pero informal y sus múltiples actuaciones sean noticia y estén en boca de gente variopinta, dentro y fuera de la gran familia genovesa. Antes que ella, ninguno de los 10 Delegados que le han precedido se acerca a sus tiempos de presencia en los medios.

Su esfuerzo no ha sido en vano. Un día sí y otro también, Cristina Cifuentes se tira temprano a la calle para hacerse hueco en los teletipos, en los telediarios, en twiter, en youtube, en las tertulias, en los palcos oficiales, en múltiples actos públicos, en las ejecutivas genovesas, tomas de posesión, etc. Está instalada en un sin vivir. Opina, sentencia, recopila, resume sobre todo y sobre todos. Prohibe manifestaciones a la izquierda mientras que autoriza a la derecha. Halaga y felicita a los policías de porra fácil mientras que califica de golpistas a los manifestantes que se manifiestan frente al Congreso de los Diputados. Todo vale si la dicha es buena
Y sin embargo Cristina Cifuentes, tan locuaz en tiempos revueltos, es muy sensible y discreta cuando se trata de asuntos que ella misma auto califica de personales. Pide respeto y silencio sobre su familia y en especial, sobre su marido. Tanto que cuando se la pregunta amigablemente sobre el por qué son varios los juzgados que le siguen sus pasos, Cristina Cifuentes se indigna alegando que “No acostumbro a hablar de temas personales jamás, jamás, voy a hacer una excepción. Eso de que está en ‘busca y captura’ es una mentira, una falsedad”.

Con esta actitud, dicen algunos, Cristina Cifuentes lo que intenta es quitarse de en medio en un asunto que desde que se ha hecho público, no logra despegarse y lleva camino de convertirse en una pesada carga para su ajetreada y programada carrera política.

Sea lo que fuere, el caso es que cuando Cristina Cifuentes niega que Francisco Javier Aguilar Viyuela esté en busca y captura es lo mismo que si admitiera, sin decirlo, que en realidad lo que está es en un desconocido paradero que ella conoce bien y que paradójicamente cuenta con protección estática de la policía nacional.

Tampoco dice nada, quizá porque no se la pregunta, sobre las razones por las que el nombre y apellidos de su marido llevan dando tumbos desde hace años por numerosos juzgados. Lo mismo sucede sobre las causas por las cuales, sin ir más lejos, ella misma con su nombre y sus apellidos aparece citada junto al de su marido en un edicto de un juzgado de Gijón. Enigmas genoveses sin resolver.

Lo dejamos por hoy recordando que en su partido cuando quieren referirse a la hiper activa Cifuentes dicen que no se puede estar en misa y a la vez repicando. Y lo mismo, sin que nos sirva de precedente y solo por esta vez, van a tener razón.

Artículo tomado de la web Los Genoveses, S.A.