Nadie da su brazo a torcer, aunque aún hay tiempo para neutralizar la guerra abierta en el seno de la coalición. Este martes, la Mesa del Congreso de los Diputados calificará las tres proposiciones de ley que Partido Popular y Podemos registraron la pasada semana para acompasar los límites de tributación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tras su última actualización, hasta los 16.575 euros. La tercera en discordia es de autoría magenta, que mantiene el pulso al socio mayoritario de la coalición, acentuando el choque en el seno del Ejecutivo entre las dos primeras vicepresidentas, María Jesús Montero y Yolanda Díaz, recrudecido tras la negativa de los socialistas a rectificar. Una situación que pone el foco sobre un PP que podría estimular la crisis interna convalidando en la Mesa la iniciativa de Sumar, aunque aún queda tiempo para llegar a esa situación.

El pasado martes saltó la liebre. En una de las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros que se recuerdan, llegaron las primeras hostilidades en el seno de la coalición. La vicepresidenta segunda afeaba a sus socios haberse enterado de la tributación del SMI “por los medios de comunicación”, rechazando de pleno la maniobra de los socialistas. Al margen de la porfía política en el corazón del Ejecutivo, Sumar aprovechó la coyuntura para marcar perfil propio, confrontar con el PSOE y lucir musculatura frente a los tímidos avances demoscópicos de Podemos. Un caldo de cultivo perfecto para reivindicar posiciones progresistas y coger algo de aire.

Tres iniciativas

Sumar se movió, pero lo hizo antes por la vía oral que por la pura práctica. Los magentas fueron los primeros en comunicar sus intenciones, pero el anuncio le brindó la iniciativa tanto a los populares como a Podemos, que movieron ficha previamente para registrar sendas proposiciones de ley. El Grupo Plurinacional optó por presentar una propuesta que tuviera cierto sentido y que no sirviera tan sólo para ganar la batalla del titular. Por ello, hasta las 19:39 horas no acudieron al registro con un texto que contempla dos principales cambios en su redacción.

Por un lado, los magentas ponen sobre la mesa una remodelación del artículo 20 de la Ley del IRPF y, por otra, la del artículo 80.3 del Real Decreto del IRPF aprobado en 2007. Es decir, plantean el incremento de las reducciones por rendimientos del trabajo en la cantidad necesaria para que el SMI quede exento de tributar en cualesquiera de las maneras. Al igual que el resto de iniciativas pendientes de calificación por la Mesa, buscan establecer como estructural tal medida, blindando así un intento futuro por gravar las mejoras del salario mínimo.

El doble juego del PP

Si bien todas las iniciativas parten del mismo fin, que es proteger a los beneficiarios de la subida del SMI del gravamen que impone Hacienda, ninguna de ellas recorre el mismo camino. Un ejemplo claro de ello es la proposición registrada por los conservadores, que acudieron a la Mesa a las 17:52 del martes. El PP dejó patente su posición de rechazo absoluto a la subida del salario mínimo per sé. Cabe indicar que durante el Gobierno de Mariano Rajoy (2011-2018), se incrementó tan sólo desde los 641 euros a los 736.

En cualquier caso, a pesar del rechazo a la subida del SMI, los conservadores quieren meter la cuchara en la fractura que el gravamen al salario mínimo ha abierto entre los socios de la coalición. La iniciativa es una de las vías para acentuar la merma, pero el PP puede jugar un papel fundamental tras la primera parada de la tramitación parlamentaria de la proposición. Habida cuenta de que su iniciativa, que quiere vincular la declaración de la renta al SMI, no pasaría el primer filtro, sí podría, toda vez el Gobierno ejerciera su capacidad de veto -tiene un mes de plazo-, neutralizarla y entregar sus votos en la Mesa a Sumar para tramitar su proposición.

Tacticismos al margen, los populares tienen sobre la mesa una serie de modificaciones en el apartado 3 del artículo 96 de la Ley del IRPF para indexar la declaración de la renta al Salario Mínimo Interprofesional. De este modo, sostienen los conservadores, quien cobre el SMI queda exento sea cual sea el nivel en el que se sitúe. No obstante, no hace mención a las retenciones por rendimientos en el trabajo, un punto donde sí profundizan, por ejemplo, en Podemos.

Sin fe en Sumar

Los morados, que este lunes apostaban por una nueva capitulación en su guerra con los socialistas, han propuesto la modificación del artículo 99 de la Ley del IRPF. Su iniciativa contempla directamente la adición de un punto que especifique que “no se practiquen retenciones por rendimientos de trabajo de aquellos trabajadores y trabajadoras que perciben, en cómputo anual, el SMI”. Sin embargo, a Sumar no le termina de seducir esta vía, al entender que no garantiza que quienes cobren el SMI dejen de pagar IRPF, sino que no se practiquen “retenciones a cuenta”.

En la formación morada no tienen mucha fe en que Yolanda Díaz aguante el pulso al PSOE por el SMI, cuestionando su voluntad de “llegar hasta el final” para defender a los ciudadanos afectados por la tributación del SMI. De hecho, creen que los magentas están inmersos en una suerte de “teatro y paripé” del que se acabarán bajando, aunque aseguran que “nunca se sabe” cuál es el siguiente paso de Sumar, precisando que están dispuestos a negociar con el PSOE.

Y es que fuentes parlamentarias apuntan en esta dirección. Rebajan el conflicto en el seno de la coalición, pero afean a los socialistas el fondo y las formas de este cambio. Asumen los magentas que un gravamen al SMI erosionaría las perspectivas electorales de una formación progresista al limitar el ascensor social. Sin embargo, desde el ala socialista se ha optado por teledirigir el foco hacia la cumbre de París, donde los aliados europeos han debatido sobre las posibles salidas al desafío de Donald Trump y Vladimir Putin. En otras palabras, perfil bajo hasta el siguiente avance de casilla y control de daños.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio