Este viernes, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha sido entrevistado en Al Rojo Vivo y ha valorado la conversación entre Pablo Iglesias y Gonzo en Salvados, en la que el líder de Unidas Podemos equiparó el exilio republicano con Carles Puigdemont. "No puede decir lo que dijo de familias represaliadas, como la mía, comparándola con un prófugo de la Justicia. Comparando a los exiliados con alguien que ha dado un golpe", defendió. De esta manera, Casado hablaba en primera persona sobre las víctimas del franquismo.

No es la primera vez que saca a relucir a su abuelo republicano. Durante el debate sobre la exhumación de Francisco Franco de los Valles de los Caídos, defendió así no sacar al dictador del mausoleo fascista: "Mi abuelo fue una víctima del franquismo y lo vivimos en nuestras propias carnes, vamos. Mi absoluto respeto y admiración. Mi abuelo estuvo condenado a 30 años de cárcel, y gracias a dios lo pudo contar, pero podía no haberlo contado". 

Estas fueron sus palabras en junio de 2015, después de que le reprocharan sus declaraciones sobre la memoria histórica en las que humilló a los familiares de las víctimas del franquismo: "La inmensa mayoría de jóvenes españoles son del PP y aún no lo saben... En pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas. Son unos carcas. Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién...".

Tal y como publicó en su día ElPlural.com, Herman Blanco Ramos, según los datos que obran en la Fundación Pablo Iglesias, se hizo militante de UGT en la República y fue detenido en Palencia, poco después de que las tropas sublevadas iniciaran la Guerra Civil. Por ello, fue condenado a 30 años de carcel. Al ser medido, fue destinado a la clínica de prisión. Pero, afortunadamente, lejos de acabar en una cuneta, como dijo su nieto para defenderse de sus propias palabras en un mitin, muy pronto salió de prisión. Lo hizo en1941, cuando había cumplido dos años y medio de los 30 de condena. Muy lejos su situación de los que sí acabaron en una cuneta.

La vida del abuelo materno de Pablo Casado no volvió a sufrir penalidades políticas, como sí pasaron las familias de cientos de miles de esos otros que continuaron en la cárcel o fueron fusilados. Y, al salir de prisión, no se le opuso, por parte del régimen de la Dictadura, problema alguno para montar una clínica en Palencia.

En 1956 se borraron sus antecedentes. Y en 1961, en el ABC ya aparecía sin ningún problema, integrado y destacado entre la clase dirigente del régimen que asistía a bodas de las que se hacen reseñas y se publican en los periódicos. En su caso, nada menos que a una en la que los principales testigos eran dirigentes falangistas tan significados como como Raimundo Fernández Cuesta (lo seguiría siendo durante la transición), Juan Antonio Ruíz de Alda y Epifanio Ridruejo.