"El mensaje que Aznar quería poner sobre la mesa ha quedado muy claro: si hace falta, aquí estoy". En las horas siguientes a su intervención en el Clubo Siglo XXI un antiguo miembro de sus Gobiernos explicaba así a ELPLURAL.COM los movimientos del expresidente, y lo remataba poniendo un plazo que ya en otros círculos nos habían dado: "todo dependerá de lo que pase de aquí al otoño, pero él ha marcado su posición clarísimamente y todos los militantes ya tienen respuesta a lo que hasta ahora sólo se planteaba como un deseo: él está disponible".

"Su disposición a 'retomar' el poder está ahora clara"
Este era el mensaje básico que, según el aznarismo, quería dejar quien es el presidente de honor del PP: no sólo que no le gusta lo que pasa con él y la inactividad del actual liderazgo de Génova y Moncloa sobre las acusaciones de corrupción durante su mandato; no sólo que no está de acuerdo con lo que él ve como incumplimiento del programa electoral del partido -un programa no olvidemos que en buena medida se 'inspiró' desde FAES, la fundación que Aznar preside-, sino sobre todo esto: "dar una respuesta inequívoca a todos los que se acercaban a él pidiéndole que regresara y a los que escuchaba en silencio: que está dispuesto a 'retomar' el poder en el partido".

Un mensaje que, al parecer, se ha recibido claramente en Moncloa. De hecho, durante todo el pasado lunes tanto en el entorno del Presidente como de Génova se estuvo debatiendo cómo 'contentar' a Aznar en el acto, sin al tiempo darle excesiva preponderancia. Durante la mañana, a los organizadores del acto les llegó lo que era la primera 'embajada' que enviarían desde la actual dirección 'popular': Ana Pastor, Fátima Báñez y José Manuel Soria estarían en la conferencia. Pero eso, debieron pensar, podía entenderse como un 'vacío' de Moncloa al expresidente. Y se decidió entonces que la vicepresidenta fuera al acto. Eso sí, para compensar y no dar una relevancia excesiva al acto, Pastor y Báñez cancelaron sus planes iniciales, y Soraya Sáenz de Santamaría apareció solo con Soria.

La vuelta del verano, la fecha clave
El mensaje que ante su auditorio dio Aznar fue menos beligerante, y de hecho muchos miembros del PP críticos con las políticas de Rajoy y Cospedal, quedaron defraudados. "Pero si lee con atención lo que dijo, se verá que sólo aflojó en la forma, en el fondo no  varió su mensaje un ápice.., no ha dado ni un paso de comprensión hacia las políticas del Gobierno", nos dice un habitual del expresidente. Alguien que además pone una fecha clave para el posible choque entre José María Aznar y Rajoy, el hombre a quien designó como sucesor a dedo: la vuelta del verano.

"Todo dependerá -nos dice este viejo colaborador del expresidente- de cómo se vaya resolviendo la situación: si de verdad se inicia el despegue como apunta el Gobierno, Aznar se mantendrá como hasta ahora, pero si continúa el deterioro y la situación crítica tanto de la economía como de la vida interna del partido, hará definitivamente su movimiento". ¿Y en qué consistirá ese jaque? "Dependerá -nos dicen en el entorno de Aznar-; si no hay elecciones, la única solución sería postularse a sí mismo..., si no es así, apostar por quien ahora es el hombre con el que mantiene la mejor relación: Alberto Ruiz Gallardón".

Un trío inusitado: Aznar, Botella.., y Gallardón
Según nos dicen, la relación entre Gallardón y Aznar, que nunca fue especialmente buena, sufrió un cambio radical cuando el entonces alcalde de Madrid hizo una apuesta inequívoca por Ana Botella como su sucesora, facilitando su colocación como número dos de las listas municipales. Lo que, dadas sus conocidas aspiraciones a saltar a algún ministerio tan pronto Rajoy alcanzara el poder, era una forma de señalarla como su sucesora en la alcaldía. Desde entonces la relación y el entendimiento entre ellos "no ha dejado de mejorar".

Pero para el Gobierno el movimiento de Aznar está teniendo un efecto colateral incómodo más. Su paso adelante está movilizando a otros que igualmente se consideran agraviados por Rajoy. No se entiende de otra forma en el PP el movimiento, por ejemplo, de Josep Piqué, que tras un largo periodo de silencio, en el que incluso rehusaba hablar de política en las pocas entrevistas que concedía, este martes compareció en el programa 'Al Rojo Vivo', de la Sexta..., es decir, de Antena 3 TV.

Otros 'enemigos' sacan la cabeza
Y durante esa larga entrevista, el que fue antiguo ministro de Asuntos Exteriores y también de Insutria con Aznar, que en su momento se pasó a Rajoy con armas y bagajes, no dudó sin embargo en dar un paso atrás. Ironizó, por ejemplo, sobre los comentarios de Rajoy asegurando que sólo su política económica era posible -"es lo que dicen todos los Gobiernos", dijo Piqué-; y apoyó a Aznar, y no a Rajoy en el asunto clave de los impuestos, el gran incumplimiento del actual Presidente con el programa electoral que le llevó a Moncloa: "sí hay ideología en el discurso de Aznar, cogiendo la bandera de las clases medias, que es el ADN del PP".

¿Por qué actuó así un hombre que, como decimos, se había posicionado claramente a favor de Rajoy a partir de su ascenso? Según nos dicen en fuentes populares, porque Piqué comienza a desesperar de su regreso al Gobierno. Meses atrás, cuando comenzó a hablarse de la primera crisis en el Ejecutivo, nos aseguran que Josep Piqué se postuló y se vio de vuelta en el ministerio de Industria. Los mensajes que le llegaron, al parecer, ni fueron, ni están siendo después, muy alentadores.