La cercanía ideológica y los sentimientos melancólicos de José María Aznar hacia la dictadura de Francisco Franco no pilla por sorpresa a nadie. Militante de la organización estudiantil de la Falange Española (FES) y ferviente defensor del retorno a los principios primigenios de José Antonio Primo de Rivera, el presidente del Guerra de Iraq y los bulos del atentado del 11-M no es capaz de condenar el franquismo que enriqueció y elevó a su familia. “Yo no voy a condenar algo en lo que mi padre participó”.
Así de contundente ha sido una de las voces con más poder del Partido Popular (PP), que podría haberse retrotraído también a su abuelo, puestos a completar las raíces del árbol genealógico de franquistas. Y es que, al final, de casta le viene al galgo. Su padre, Manuel Aznar Acedo, fue un alto cargo de la Falange durante la Guerra Civil, desempeñándose como oficial encargado de las tareas de radio difusión y propaganda del Ejército sublevado. Al más puro estilo de Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich nazi.
El mayor de los Aznar franquistas, el abuelo Manuel, también hizo buena gala de su pensamiento reaccionario. El golpe de Estado le pilló en Madrid, capital antifascista, y no dudó en escabullirse hasta Burgos para hincar rodilla ante los sublevados. Amigo cercano del mismo Primo de Rivera que su nieto adoraría años más tarde, ocupó hasta cuatro altos cargos diplomáticos durante el régimen (representante permanente de España ante la ONU y embajador español en la República Dominicana, Marruecos y Argentina) y tuvo tiempo para escribir varias obras de onanismo franquista.
“La izquierda radical e ignorante solo tiene en cuenta la historia para intentar reescribirla”, ha añadido el que fuera jefe del Ejecutivo en la entrevista concedida a esRadio. La historia y los hechos son los que son y la familia Aznar es falangista de pro y franquista por interés y odio desde que esto es posible, aunque la teledirigida Transición quisiese blanquear a estos y otros muchos personajes que fueron participes directos con sus tropelías de la peor época de la historia moderna de España.
Por eso sus herederos, muchos de ellos también se sientan en el actual Congreso de los Diputados vanagloriándose de sus apellidos y escupiendo en el pasado, son contrarios a la ley de Memoria Democrática y a la compensación a las víctimas del franquismo y su memoria. Herederos también en forma de agrupaciones como el PP, fundando por el ministro franquista Manuel Fraga, muy cercano también a la familia Aznar.
Es esta colaboración cercana con un régimen asesino y represor, sin conocerse cuáles pudieron ser los méritos de sangre que los antepasados del expresidente se granjearon en el bando golpista, lo que hace que Aznar sea incapaz de condenar el franquismo. Porque un perro no debe de morder la mano que le da de comer si pretende seguir llevándose bocado a la boca.