Isabel Díaz Ayuso tiene puestas en el 4 de mayo no sólo las esperanzas de mantener la Presidencia de la Comunidad de Madrid, sino de dar otro paso de gigante en su plan de futuro. Para la jefa del Ejecutivo regional, las elecciones del próximo mes constituyen un pasaporte a hundir más sus garras en el organigrama del Partido Popular, presentándose como única alternativa a dominar el partido en Madrid y prestando batalla al mismísimo Pablo Casado.

Una victoria en las urnas, tal y como auguran las encuestas, encumbraría a Ayuso como la gran figura de los conservadores, un activo en constante ascenso. De hecho, los buenos resultados demoscópicos a nivel territorial se han extrapolada a escala nacional, pues algunos sondeos ya acercan al PP de Pablo Casado a cotas que sólo ha saboreado Pedro Sánchez en estos años.

En el seno de la organización conservadora se extiende el pensamiento de que el triunfo de Ayuso cristalizaría en el ascenso a la cúspide del organigrama del PP de Madrid. Constituye uno de los objetivos a corto plazo en el ambicioso plan trazado por la presidenta regional junto con su gurú, Miguel Ángel Rodríguez.

En Génova quieren postergar lo máximo posible esta batalla por el control del PP de Madrid hasta finales de año o incluso hasta 2022, con el fin de que no eclipse la convención nacional de este otoño. Del cónclave conservador se esperan las primeras pinceladas de la estrategia de cara al nuevo curso político.

En las filas conservadoras predomina el augurio de Ayuso como nueva líder autonómica del partido de materializarse la victoria. Según detallan fuentes de la formación a El Confidencial, será complejo frenar las aspiraciones de Ayuso si retiene el poder en la Comunidad de Madrid, pero también sienten que el 4M será la “catapulta” de Casado. “Es incuestionable que Isabel quiere, no la vemos perdiendo ese tren”, resaltan en Génova.

El control del PP de Madrid

Antes de que Murcia descuadrara todo el tablero político, la intención de Pablo Casado pasaba por impulsar la candidatura de consenso de la actual secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins y buscar una tricefalia entre ella, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y la propia Isabel Díaz Ayuso. Una estrategia que, a ojos de sus creadores, evitaría “peleas” entre ellos, así como el impedimento de que el poder se concentrara en las mismas manos. Es decir, frenar un aguirrismo 2.0.

A pesar de todas las afrentas que se han despertado en las últimas semanas y meses, la relación entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso es cordial tanto a nivel político como personal. Las refriegas que han salido desde el entorno de la presidenta regional, con el sello inconfundible de MAR, mantienen a Génova en alerta, aunque el temporal en la casa de los conservadores pasa por una calma chicha nada habitual para el trasiego del último año.

Mientras que Martínez-Almeida ha abierto su boca y se ha posicionado en favor de la tricefalia que propone Génova, Isabel Díaz Ayuso ha guardado un silencio que en las entrañas del partido lo toman como prueba irrefutable de sus ambiciones de poder. “Yo llevo seis meses diciendo que será Isabel. Ella quiere y su gurú quiere. Si reedita el Gobierno de la comunidad, ¿quién le va a decir que no? No se puede tensar la cuerda”, señala a El Confidencial un ex alto cargo del PP regional.

Un impulso contra Casado

El Partido Popular tiene varios frentes abiertos. El 4 de mayo no sólo será clave para Isabel Díaz Ayuso, sino que también lo será para Pablo Casado. El presidente conservador se verá beneficiado por el ‘efecto Ayuso’, como ya exponen algunas encuestas, pero la lideresa, a su vez, constituye un arma de doble filo para el jefe de la oposición.

El liderazgo de Pablo Casado está en entredicho. El juicio del caso Bárcenas y las elecciones en Cataluña son gasolina para quienes cuestionan al presidente del partido. Ciertas voces autorizadas en Génova han resaltado el momento de debilidad por el que transita su jefe. Una fragilidad que quiere – y puede – aprovechar la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Ayuso puede dar un golpe encima de la mesa que amaga con resquebrajar las estructuras genovesas de cara al futuro. La lideresa es un ‘verso libre’ y, a su vez, el ‘arma X’ del Partido Popular contra Pedro Sánchez, quien de verdad le hace oposición desde Madrid. Así ven a la jefa del Ejecutivo regional en funciones.

La victoria el próximo 4 de mayo no sólo refrenda su posición en la política actual y sentaría las bases para extender su red al PP de Madrid, sino que refuerza su ambición de un posible asalto a Génova. En el entorno de algunos miembros de la dirección nacional, como en el de Teodoro García Egea sin ir más lejos, se ve a Ayuso como una rival al gobierno orgánico de Pablo Casado. De hecho, el secretario general de los populares vetó la presencia de su jefe de gabinete, MAR, en la reunión en la que Génova y Sol limaron asperezas y confeccionaron la lista definitiva para el 4M.

Este veto no es sino un episodio más de la guerra de guerrillas latente en el Partido Popular, a los que se suman otros pulsos que han puesto en alerta a la cúpula del PP sobre las aspiraciones del tándem Ayuso-MAR, cuyo plan termina con la líder regional en la séptima planta de Génova.