El ultraderechista Alvise Pérez ha vuelto a generar polémica con un mensaje publicado en su cuenta de Telegram, en el que lanza duras críticas y comentarios machistas contra Pepa Millán, la portavoz de Vox en el Congreso. En su mensaje, Pérez cuestiona la postura de Millán sobre la identificación verificable de cuentas en redes sociales, una medida que la portavoz de Vox ya había defendido durante su etapa en el Senado.
Pérez señala que Millán, en su intervención, afirmó que el anonimato en redes “está provocando la perfecta posibilidad de creación de perfiles falsos que persiguen fines ilícitos” y exigió “garantizar la titularidad real y lícita de los usuarios”. Sin embargo, estas afirmaciones han sido desautorizadas por Vox un año después, lo que Pérez utiliza para criticar la coherencia del partido.
El mensaje de Pérez no se limita a cuestionar las posturas políticas de Millán, sino que también ataca su vida personal. Pérez menciona que Millán, a sus 25 años, ya asesoraba a Santiago Abascal y percibía un salario público de 6.125 euros mensuales, además de pagas extra libres de impuestos. Según Pérez, Millán entró en el Senado gracias a la "recomendación" de su entonces "amante", Rodrigo Alonso, un diputado de Vox en Andalucía, y logró su salto al Parlamento Nacional tras una "breve relación personal con Coco Robatto".
Estas acusaciones personales han generado una reacción dentro de Vox. Fuentes del partido, según cita Alvise, han defendido a Millán, aunque no sin críticas. Según estas fuentes, Millán es “una gran portavoz que se equivocó”, y lo único que se le podría reprochar es el escándalo que se produjo cuando la esposa de Rodrigo Alonso se presentó en el parlamento al enterarse de la relación extramatrimonial de su marido. A pesar de estos incidentes, las mismas fuentes destacan que Millán es muy buena en su labor como portavoz.
Pérez concluye su mensaje comparando a Millán con Irene Montero, ministra de Igualdad del PSOE, y critica la supuesta hipocresía de los partidos políticos, señalando que hace un año el PSOE se oponía a la medida que ahora defiende, mientras que VOX y el PP han cambiado su postura.
La guerra fría entre Vox y Alvise
La guerra fría entre Vox y Alvise Pérez ha estado marcada por varios episodios de confrontación pública, que reflejan las tensiones y rivalidades dentro de la ultraderecha española. Uno de los ejemplos más destacados de esta disputa ocurrió cuando Vox acusó a Alvise Pérez de difundir bulos sobre las cuentas del partido. En junio de 2024, Vox señaló a Pérez de "mentir" al cuestionar la transparencia de sus finanzas, después de que este publicara en su canal de Telegram acusaciones sobre supuestos sobresueldos y falta de claridad en la contabilidad del partido. Vox respondió con dureza, instando a Pérez a "aprender a leer una memoria económica" y acusándolo de ejercer "bullying institucional" contra su formación.
Además de estos enfrentamientos, la competencia por el mismo electorado ha exacerbado las tensiones entre ambos. Tanto Vox como el movimiento "Se Acabó la Fiesta" (SALF) de Alvise Pérez buscan atraer a los votantes ultraconservadores, lo que ha llevado a una feroz rivalidad. En las elecciones europeas de 2024, la irrupción de SALF representó una amenaza significativa para Vox, ya que ambos partidos compiten por un electorado similar. Esta competencia se ha reflejado en la retórica y las estrategias de campaña, con ambos lados intentando deslegitimar al otro para consolidar su base de apoyo.
Otro ejemplo de la guerra fría entre Vox y Alvise Pérez se dio cuando Pérez criticó abiertamente a figuras clave de Vox, como Santiago Abascal, y cuestionó la coherencia del partido en temas como la identificación de cuentas en redes sociales. Estas críticas no solo han sido políticas, sino también personales, como se vio en los ataques de Pérez contra la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán.
La confrontación entre Vox y Alvise Pérez también ha involucrado a otros actores de la ultraderecha mediática, creando un ambiente de constante confrontación. Medios y periodistas afines a cada bando han tomado posiciones, amplificando las disputas y contribuyendo a la polarización dentro del movimiento ultraconservador.