Las playas españolas se ven amenazadas por la proliferación de un nuevo tipo de medusa pegajosa tóxica que habita en diversos lugares del mundo, entre ellos el Mar Mediterráneo. La extensión del invertebrado está marcada por los flujos marítimos y el agua cálida. 

Las picaduras de la medusa, conocida científicamente como Gonionemus sp., provoca ampollas, dolor extremo e incluso dificultades respiratorias. Del tamaño de un botón de abrigo, cuenta con varias docenas de tentáculos similares a hilos y lucen almohadillas con forma de adhesivo que permiten que se adhiera a la hierba, las algas marinas, antes de emitir neurotoxinas venenosas.

A pesar de que su origen no está claro, los expertos de la Woods Hole Oceanographic Institution sugieren que el transporte en cascos de barcos podría estar promoviendo su distribución. Otra de las razones en las que se basan para explicar su extensión por el globo es su método de reprodución: la clonación. Estas medusas, tienen la capacidad de hacer múltiples copias de sí mismas durante varias etapas de la reproducción asexual. Por tanto, su llegada a las costas españolas, entre otras, resulta imparable.