El debate contra Donald Trump ha dejado tocada la figura de Joe Biden. El candidato demócrata a la reelección desplegó una conducta errática, dubitativa y por momentos hasta de profunda confusión. Su concurso sumió al Partido Demócrata en un mar de dudas e incluso de pesimismo. Un estado de conmoción que ha derivado ya en una discusión sobre posibles sustitutos del presidente de Estados Unidos para salvar la papeleta en las elecciones del próximo mes de noviembre, que algunos miembros del partido las dan por perdidas si Biden no se retira de la carrera electoral. Incluso se han difundido encuestas con otros nombres que sí serían capaces de derrotar al republicano el próximo mes de noviembre, como Michelle Obama.

La situación en el Partido Demócrata es dramática. Muy pocas voces respaldan al presidente de Estados Unidos. Incluso en público, hay quien incluso ya barrunta que Biden “va a perder” contra Donald Trump, como los congresistas demócratas Marie Gluesenkamp Perez y su compañero Jared Golden del grupo de los moderados. Entre los que aún defienden a su candidato está el Gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, que ante la CNN se posicionaba “100% con nuestro nominado”. También, según recoge el periodista Emilio Doménech en Twitter, donantes demócratas apuestan en privado por dejar todo como está porque “con Kamala Harris”, a la que dan como sustituta más factible, sería “todo más difícil” al entender que la vicepresidenta es “más amenazante” para los votantes indecisos que el propio Biden.

La intranquilidad de Obama

Entre las élites demócratas, sin embargo, el apoyo mengua considerablemente. Según ha publicado este miércoles The Washington Post, el expresidente Barack Obama ha trasladado su preocupación por la carrera electoral de Joe Biden a su círculo más cercano. A su entorno le ha transmitido que el camino a la Casa Blanca se endurece tras el concurso del que fuera su vicepresidente en el debate ante Trump. Tras su conclusión, Obama habló directamente con Biden para manifestarle su apoyo y actuar como consejero directo ante las fuertes críticas que había recolectado.

En el pasado mes de diciembre, Obama compartió un almuerzo privado con quien fuera su mano derecha para transmitirle la complejidad de la carrera electoral. Por ello, le planteó que era necesario una reestructuración de su aparato de campaña, sugiriéndole que nombrara a un responsable de toma de decisiones de mayor nivel. El expresidente no oculta su preocupación ante la fortaleza de Trump, al que ve perfectamente capacitado para arrasar en los comicios del próximo mes de noviembre. Nerviosismo que no sólo no se ha disipado si no que se ha disparado hasta elevadas cotas.

En caída libre

El apoyo a Biden está por los suelos y así se refleja en encuestas que incluso ya ponderan otros nombres que sí serían capaces de derrotar a Donald Trump. Según una encuesta de Reuters Ipsos de este mismo martes, uno de cada tres demócratas (32%) considera que el presidente debería renunciar a la carrera a la reelección tras el debate de la semana pasada. Pese a ello, consideran que ningún demócrata electo prominente lo hace mejor que el propio Biden en una afrenta directa contra el magnate republicano.

Así queda reflejado en una encuesta que se elaboró durante dos días y se cerró este mismo martes. El sondeo desveló que tanto Trump, de 78 años, como Biden, de 81, amarran un 40% del apoyo de los votantes registrados; lo que implica que, pese al derrotismo demócrata, el presidente no ha cedido demasiado terreno en este sentido desde el debate. Sin embargo, los inputs que llegan desde la órbita del partido son totalmente diferentes, de ahí se desprenden las quinielas sobre la sucesión.

En ellas figura el nombre de la que fuera Primera Dama entre 2008 y 2016, Michelle Obama. La encuesta elaborada por Reuters cuenta con una lista de potenciales candidatos a la Casa Blanca, pero la única que derrotaría a Donald Trump en un hipotético enfrentamiento es el de la esposa del expresidente. Michelle Obama superó al republicano y a Biden por 50% frente a un 39%. No obstante, ha indicado en reiteradas ocasiones que entre sus planes no está la opción de postularse como candidata a la Presidencia de Estados Unidos.

Las quinielas

Joe Biden no tiene intención de renunciar a la carrera, pero en el hipotético caso de que dé un paso a un lado, contando con las reiteradas negativas de Michelle Obama, la favorita para sustituirle es la vicepresidenta Kamala Harris. Así lo ponderan los donantes del Partido Demócrata y también las encuestas y casas de apuestas del país, que se han metido de lleno en el terreno electoral.

La vicepresidenta, sin embargo, no mejoraría en exceso los números de Biden. En la encuesta de Reuters, Harris quedó por detrás de Trump por un punto porcentual, 42% frente al 43 del magnate republicano. Diferencias que se encuadran en un margen de error de 3,5 puntos porcentuales. Pese a que el apoyo que presumiblemente cosecharía no es del todo malo, convalidaría en cierto modo la hipótesis que manejan en privado los donantes demócratas de que Kamala sería más complicado.

Al margen de la petición popular de Michelle Obama o de la lógica, que representaría Kamala Harris, cogen fuerza perfiles de gobernadores como Gavin Newson, el anterior mencionado J.B. Pritzker o Gretchen Whitmer. El primero de ellos sería el mejor posicionado para acabar con la gerontocracia que, a su vez, también devora a los republicanos con Trump. El gobernador de California declaró su Estado como líder “de la resistencia” durante el trumpismo, demostrando en diversos debates que no le importa bajar al barro. Fiel escudero de Biden en esta carrera electoral, construye un perfil nacional de cara al 2028, aunque, pese a rebajar los niveles de “pánico” por el debate, el derrotismo de su partido podría espolearle a dar el salto antes de lo previsto.

Por otro lado, emerge el perfil del gobernador de Illinois. A favor de Pritzker (59 años) juega que sería el candidato más factible en estos momentos de inestabilidad demócrata porque dispone de la cantidad necesaria para afrontar una campaña presidencial. Heredero de la familia propietaria de una gran cadena hotelera del país, podría evitar con su fortuna una batalla encarnizada por la nominación del partido a escasos meses de las elecciones y, así, salvar la papeleta.

Tampoco se ha postulado como sucesora inmediata y expresó su apoyo a Biden tras el debate, pero Gretchen Whitmer es otro de los nombres en discordia en las elucubraciones periodísticas. Desafió a la Administración Trump desde su Estado, Míchigan, y ha sancionado leyes sobre control de armas y energías limpias. Su rápido ascenso en el escalafón demócrata le catapulta a la sucesión para 2028, para la que sí ha manifestado su intención de dar batalla.

La cantera del Partido Demócrata llama a ilusionarse para el futuro, pero el presente es el que asusta. Con todo ello, a pesar de todos los nombres sugeridos, Biden no ha dado visos de renunciar a su candidatura para la reelección, pero queda patente que hay variables para jugar en caso de que el presidente se descabalgue de la carrera.