El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha recibido a Netta Barzilari, la extravagante ganadora del Festival de Eurovisión 2018, donde triunfó con su tema Toy. Netta ha conseguido que el político realizase el paso de baile de la gallina, seña de identidad de la canción que triunfó en Lisboa el pasado sábado.

Pero este ambiente festivo en Jerusalén se ha producido a la vez que el ejército de Netanyahu ha protagonizado lo que ya ha sido calificado por muchos como una nueva masacre contra el pueblo palestino con más de 60 muertes en las protestas por la inauguración de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén.

“Qué divetido conocer a Netta Barzilai en Jerusalén”, ha escrito Netanyahu en Twitter después del encuentro con Netta, a la que ha dado las gracias por traer “un gran honor a nuestro país”.

Palabras muy distintas ha usado cuando le han preguntado en una entrevista por las muertes en Gaza. “Lo intentas de todas las maneras. Pruebas todo tipo de métodos. Pruebas métodos no letales y no funcionan. Entonces te dejan con malas opciones. Es un mal negocio”, afirmó, asegurando además que “nosotros intentamos minimizar las víctimas. Ellos intentan que las haya para poner presión sobre Israel”.

“Empujan a civiles, a mujeres a niños a la línea de fuego con el objetivo de obtener víctimas", añadió el primer ministro israelí, que también acusó a Hamás de “pagar” a los palestinos para participar en las protestas.

La tensión en la Franja de Gaza era ya alta desde que comenzaron las protestas palestinas por la Gran Marcha del Retorno, pero aumentó cuando el pasado lunes se hizo efectivo el traslado de la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén.

Al menos 62 manifestantes palestinos murieron por fuego israelí esta semana, lo que eleva a 110 las víctimas mortales desde que empezaron las manifestaciones el pasado 30 de marzo.

Provocando con la sede del festival

En la reunión con Netta, Netanyahu también ha anunciado que la sede del festival de Eurovisión 2019, que se celebra por cuarta vez en Israel, será Jerusalén, la ciudad en disputa con el pueblo palestino y que ambos reclaman como capital indivisible, en medio de las protestas anteriormente nombradas.

Aunque Israel, como Estado soberano, es libre de decidir donde organiza la edición de 2019, el hecho de que lo haga en la capital en disputa refleja su estrategia de seguir asentando mediante el soft power (poder blando) como con este gran evento musical, que Jerusalén es su capital, el intento de invisibilizar las aspiraciones palestinas y el rechazo a una salida negociada del conflicto por la fórmula de los dos estados, la cual defienden la mayoría de los países, incluso Estados Unidos.

Otro ejemplo de este soft power es que hace unas semanas se celebrase el arranque del Giro de Italia en Jerusalén. Aunque el recorrido no entraba en la zona este de la ciudad, la considerada palestina, el mapa del recorrido era una ciudad unida, sin las peculiares divisiones que la marcan desde 1947.

La propaganda internacional de estos grandes eventos sirve para desviar la atención de otras noticias no tan buenas para la marca de Israel, en especial todo lo relacionado con el conflicto palestino.