El próximo 6 de diciembre se celebran los actos principales del 40 aniversario de la Constitución en el Congreso de los Diputados. La Casa Real aún no ha confirmado si asistirá el rey emérito Juan Carlos I o, al igual que ocurrió en el aniversario de las primeras elecciones democráticas en 1977, no estará en la fotografía. En aquella ocasión, el emérito trasladó a su entorno más próximo su descontento con la decisión de su hijo, Felipe VI, de sacarle de la instantánea. Su presencia aún no es oficial, pero una duda planea: en caso de que finalmente acuda, ¿dónde se sentará?

En declaraciones a ElPlural.com, el Congreso asegura que el departamento de Protocolo está trabajando en el asunto y que todavía “no se conoce” el lugar donde se sentará Juan Carlos I durante la ceremonia.

Gabriel Sanz publica en Voz Pópuli que se barajan dos opciones. Bien en el palco central, como hiciera la reina Doña Sofía en la proclamación de Felipe VI, acto al que el rey emérito no acudió “para no robarle protagonismo”, según argumentó Zarzuela. La otra posibilidad sería que ocupara el centro del hemiciclo. En otras palabras, ubicarle donde habitualmente se sitúa la mesa de las taquígrafas y taquígrafos del Congreso. En este sentido, desde el Congreso señalan que “no nos hacemos eco de lo que se publique” porque “todavía no se conoce” y “hasta que no lo convoquemos oficialmente” no se sabrá.

Como Juan Carlos I, motu proprio, decidió no presenciar la proclamación de su hijo el 19 de junio de 2014, no existen precedentes y el Congreso debe trabajar en un nuevo protocolo.

Nuevos protocolos

Los tiempos excepcionales suelen estar marcados por la novedad y la singularidad. Nunca han coincidido en un acto semejante en el Congreso un rey y un rey emérito. No hay protocolo para ello. Como tampoco lo había para la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy. El ahora presidente del Gobierno se presentó como candidato en la cuestión de confianza sin ser diputado. En consecuencia, en los días anteriores a la celebración del debate se confabulaba con dónde se sentaría Sánchez, puesto que nunca un candidato a presidente mediante una moción de censura era una persona sin escaño.

El Congreso explicó a ElPlural.com que estaban trabajando en el protocolo para ver dónde sentaban a Sánchez durante la moción. En aquella ocasión se basaron en un precedente no igual, pero si semejante. El 23 de marzo de 1987 Alianza Popular registró una moción, que fue rechazada, contra Felipe González. El candidato, Antonio Hernández Mancha, no era diputado, sino senador. El asunto se solventó poniendo una silla más en la bancada popular, lo mismo que ocurrió con Sánchez, a quien habilitaron una silla junto a la entonces portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Margarita Robles.

Un rey en tiempos revueltos

Corren tiempos aciagos para la Corona en España. La Monarquía, lastrada sobre todo por el salpicado Juan Carlos I, hace meses que se mantiene en tela de juicio. Hoy mismo, el Grupo Parlamentario Unidos Podemos-En Comù Podem-En Marea ha remitido una carta al rey emérito solicitándole comparecer por voluntad propia en el Congreso a fin de “dar cuenta de su actividad institucional como jefe del Estado durante más de 38 años y como rey emérito desde 2014”.

Esta misiva ha sido enviada después de que el Congreso tumbara en hasta dos ocasiones la solicitud de los morados de crear una comisión de investigación sobre los negocios de la Corona.

Es petición fue registrada por primera junto a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Compromís con el objetivo de arrojar luz sobre las informaciones  las grabaciones en las que Corinna zu Sayn-Wittgenstein desvela los sombríos y opacos negocios del rey Juan Carlos I en el extranjero. Concretamente, la examiga del rey le acusa haberla usado como testaferro para ocultar dinero y propiedades fuera de España.

Partido Popular, PSOE y Ciudadanos tumbaron esta propuesta en la Mesa en hasta dos ocasiones. De hecho,  se pronunciaron hasta los servicios jurídicos del Congreso, que emitieron un informe en el que recordaban que la figura del rey era inviolable.