Miguel Durán, abogado defensor de Pablo Crespo (el número dos de la trama Gürtel) y Moncloa.com (diario digital que ha publicado los conocidos audios del comisario jubilado José Manuel Villarejo) ha negado recientemente en una entrevista a ElPlural.com que sus representados hayan comprados los audios. "Tengo la total certeza de que ni Pablo Crespo, ni Francisco Correa, ni Luis Bárcenas, ni personas que todo el mundo saben que están ahí, hayan comprado nada en absoluto a Villarejo” ha asegurado. 

Relacionado Miguel Durán niega que condenados Gürtel hayan comprado los audios de Villarejo

Sin embargo, hay un aspecto de la vida de Durán que mucha gente desconoce. En concreto, que en el año 2009 concurrió como número uno a las elecciones europeas por Ciudadanos, junto a la coalición Libertas que auspició Albert Rivera. 

El presidente de Intereconomía, Julio Ariza, actuó de mediador entre Durán y Rivera, y fue él quien los puso en contacto. En su momento, fue un fichaje impactante, que muy pocas personas se esperaban. 

“El primer ‘input’ lo tuve en enero pero dije que no. Yo estaba muy bien con mis pequeños negocios y mis tertulias. Cuando ya me había olvidado, el 24 de marzo, Julio Ariza me llamó para preguntarme si podía darle mi teléfono a Albert Rivera, que estaba interesado en hablar conmigo. Quedé a comer con Rivera el día 25. Me dijo que para hacer algo en las europeas necesitaban a alguien con tirón, a un candidato que fuera conocido, y que había pensado en mí”, relató en su día Durán. 

A continuación, unos párrafos que escribió en ElPlural.com Enrique de Diego, periodista, uno de los fundadores de Intereconomía y una de las personas que más de cerca vivió esta alianza.

Tenemos, pues, a los cuatro urdidores de la fracasada candidatura: el multimillonario irlandés, Declan Ganley, el financiador, que presentaba listas en todas las naciones de la Unión Europea, en las elecciones de 2009 al Parlamento de Estrasburgo, con la finalidad de formar un grupo pro-vida; la cabeza política, Albert Rivera; el candidato, Miguel Durán, y el mediador, que aportaría el soporte mediático a la candidatura, Julio Ariza.

La candidatura se denominó Libertas-Ciudadanos, no sólo Libertas. Miguel Durán ejerció, en aquel tiempo, de militante, dirigente y portavoz de Ciudadanos, de hombre fuerte de Albert Rivera. No fue un personaje accesorio, sino que tomó parte activa en la formación, que vivía un momento sumamente delicado, puesto que tenía tres diputados en el Parlament, además de Albert Rivera, estaban José Domingo y Antonio Robles, que abogaban por la integración en UPyD, formación entonces mucho más fuerte. Albert Rivera se negaba. Años después, se volverían las tornas. Domingo y Robles, que pedían su dimisión, iban a darse de baja en el partido. Como un dirigente con mando en plaza, Durán declaraba que “UPyD quiere comprar Ciudadanos a coste cero”. Eso tenía inquietantes consecuencias económicas: “Ahora mismo en el Grupo Mixto sólo se encuentra Ciudadanos, gracias al cual recibimos unas subvenciones que Rivera mete directamente en el partido. Si nos echan del Grupo Mixto, adiós a las subvenciones. El partido estaría económicamente malherido. Los hemos denunciado (a Domingo y Robles) acogiéndonos al Pacto anti-transfuguismo y espero que la Mesa nos dé la razón”, señalaba Durán. Es decir, Ciudadanos no sólo padecía una crisis interna, que afectaba a su presencia parlamentaria, sino que se asomaba peligrosamente a la ruina.

Libertas no tuvo base electoral, careció de organización sustentadora y naufragó con tal estrépito (22.903 votos, el 0,15 de los emitidos), que los protagonistas han borrado el episodio de sus biografías. Se suponía que toda la operación descansaba, con éxito casi asegurado, en el apoyo mediático del Grupo Intereconomía, pero Julio Ariza sobrevaloró la influencia de sus medios, específicamente de la televisión y de su programa estrella “El gato al agua”, además de que para ese momento estaba completamente implicado, sin restricciones, a favor del PP, de modo que el apoyo se redujo a la omnipresencia de Miguel Durán en “El gato al agua” y otros programas de debate político, pero como un contertulio más. Es obvio que Ariza no quiso incomodar al PP. Puso una vela a Miguel Duran y los reflectores, en Génova.