La unión de los tres dirigentes de los partidos de derechas, Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera, se ha ido desgastando durante los últimos años. Dicha "amistad" surgió por la defensa de la bandera y el sentimiento del ser español frente a los nacionalismos.

Aunque coincidían en algunas manifestaciones, se halagaron en contadas ruedas de prensa, incluso mencionaban la posibilidad de estrechar pactos unos con otros. Pero pronto cada uno escogió su camino dentro de la senda conservadora española.

La unión de Casado y Abascal

La historia de ambos líderes comienza en el mismo punto: en el PP, pero no se llegaron a conocer hasta que Pablo Casado se vinculó al partido en 2001. Como presidente de Nuevas Generaciones en Madrid, viajó periódicamente al País Vasco, donde Abascal protagonizaba una férrea oposición a ETA.

A partir de ese instante, Casado empezó a escalar puestos en el PP. Empezó dirigiendo el gabinete de José María Aznar una vez que el expresidente abandonó La Moncloa. Hasta entonces, su vínculo con Santiago Abascal no sufrió alteraciones. El primer mitin que concedió Vox en Vistalegre allá por 2018, el cual congregó a miles de seguidores, llamó la atención de toda España, pero el líder 'popular', en aquel momento, no le dio mucha importancia, refiriéndose a él en más de una ocasión como un referente de "valentía".

En un esfuerzo de desmarcarse del PP de Rajoy, el de Casado intentó estrechar lazos más fuertes con Vox y Ciudadanos, creando una derecha más fuerte, pero los inmigrantes irregulares, la supresión de las autonomías y la eliminación de la ley de la violencia de género, y las múltiples discrepancias políticas abrieron un abismo entre los tres.

La relación Abascal-Rivera

A pesar de que no es un vínculo tan estrecho como el que podría ser con el PP, Santiago Abascal ha tenido sus más y sus menos con Albert Rivera. Ambos mantuvieron una relación cordial, incluso afectiva, en el momento en que Ciudadanos entró en el Parlament de Cataluña, lo que Abascal respondió con alabanzas, dando pie a varias reuniones entre ellos.

Según indicaron fuentes de 'El Español' de un dirigente de Vox por aquel entonces, Rivera le supuso problemas a Abascal, todavía en el PP: "Sus entonces compañeros de partido le reprochaban que diera protagonismo a Rivera desde su fundación DENAES".El propio líder de la formación de centro dijo varias veces en la televisión que mantenían una "buena amistad", incluso se refirió a la clase competencia que eso podría suponer: "Vox no es enemigo ni adversario de Ciudadanos".

Cuando llegaron las elecciones europeas de 2014, no había acuerdo entre ambos. Los primeros lograron 500.000 votos; los segundos, 250.000. Abascal pidió entonces vía Whatsapp a Rivera un correo personal para enviarle una carta, se la dio, pero nunca obtuvo respuesta. En aquel mensaje, Abascal propuso hacer una coalición temporal, poniendo sobre la mesa todos los puntos en los que ambos se encontraban de acuerdo, Ciudadanos hizo caso omiso a la recomendación, teniendo por resultado un crecimiento en las urnas descomunal.

Avanzando un poco más adelante, la dimisión de Albert Rivera de su cargo como presidente de Ciudadanos el 11 de noviembre de 2019 marcó un antes y un después en el partido naranja, por lo que los vínculos que pudiese establecer con el líder de Vox quedaron renegados a la intimidad, o incluso, al vacío.

La moción de censura de Vox contra el Gobierno

En un intento de alzarse con el poder, Vox presentó esta semana una moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, consiguiendo así una demoledora derrota al no recibir ni un solo voto a favor de ningún grupo parlamentario que no fuese el suyo, llevándose así la sorpresa del alejamiento del PP.

El discurso de Pablo Casado destacó en la Cámara por criticar duramente y firmemente la proposición de la ultraderecha zanjando así, de palabra, las uniones entre ambos y, en consecuencia, votando con un "no" rotundo a su candidatura. Solamente un día después, el dirigente de Vox confiaba en una entrevista concedida a Federico Jiménez Losantos, en la que cuenta que fue "agredido personalmente" por Casado.

Por la parte que le toca a Ciudadanos, ahora encarnado en la figura de Inés Arrimadas, no se mostró tan combativa con Abascal en el Pleno. Nunca se podrá saber cómo habría sido el enfrentamiento si lo hubiese protagonizado Rivera.