“La gente está hasta los bemoles de nosotros”. Así de contundente resonó el diputado y portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, durante la última sesión de control al Gobierno en funciones de Pedro Sánchez previa disolución de las Cortes con motivo de la convocatoria de elecciones para el 10 de noviembre. Y no andaba desencaminado. Basta un breve buceo por los datos del barómetro del CIS publicado este jueves para observar que, efectivamente, la ciudadanía ha sucumbido al hartazgo fruto del bloqueo político.

La primera evidencia que denota ya no hastío, sino incluso enfado, es que casi el 80% de los encuestados calificarían la situación política de “mala” o “muy mala”. El 37,3% respondió “muy mala”, el 39,6% “mala” a secas, y el 19% “regular”. Tan solo un 0,3 dice “muy buena” y un 2,1, “buena”.

Tiempo ha que “los políticos en general, los partidos y la política” figura en la cúspide de los problemas actuales que azotan España. Pero en las últimas semanas se ha disparado como una de las principales preocupaciones. Los españoles consideran que este es el segundo problema más importante, por detrás del paro, con un 21,7% de respuestas. El 36,2% menta el paro. Pero lo verdaderamente relevante es que ha subido tres puntos con respecto al último barómetro publicado, el de julio, mes en el que se celebró la investidura fallida de Pedro Sánchez.

El sondeo recoge una pregunta, precisamente, relativa al desarrollo de la investidura que revelador. A la cuestión de “con qué interés siguió el debate de investidura para elegir presidente del Gobierno”, el 42,3% responde que “no lo he visto, ni oído nada, no me interesa”.

El 43,9% de los ciudadanos considera que hay un riesgo de bloqueo político. Y en este sentido, el 53,1% cree que para resolverlo es necesario “propiciar una cultura de pactos y acuerdos entre los partidos políticos y los/as líderes”.  Por otro lado, el 37,8% entiende que la solución pasa por “introducir las reformas legales necesarias para evitarlo”.