El presidente del Congreso ha hecho hincapié, tanto en el acto como después ante los periodistas, en que el lugar escogido para exhibir la efigie es preferente porque Azaña fue jefe de Estado, y ha advertido contra cualquier intento futuro de desplazarlo de su emplazamiento, en la sala situada tras la Puerta de los Leones.
Tal y como ha quedado colocado, Azaña se enfrenta "cara a cara" a Isabel II, que tiene una escultura en la misma dependencia, mucho más grande y elevada, justificada porque bajo su reinado se construyó del Palacio de las Cortes.

"En su sitio, que es el mejor sitio"
José Bono ha recordado que tanto la reina que da nombre al vestíbulo como el presidente de la II República fueron jefes de Estado, y que ambos murieron en el exilio, para apostillar: "Yo creo que no tendría ningún sentido exiliar otra vez a Azaña por los motivos que se quisiesen inventar". "Azaña creo que está en su sitio, que es el mejor sitio", ha insistido el presidente, quien además ha imaginado las conversaciones que en alguna "noche oscura y sin luz" podrían mantener ambos con los otros políticos que tienen imágenes en la misma sala.

Con Alcalá Zamora, Cánovas, Sagasta o Suárez
Allí están representados con sendos retratos, entre otros, Niceto Alcalá Zamora, Antonio Cánovas del Castillo, Práxedes Matero Sagasta, y más recientemente el que fue presidente del Gobierno en la Transición, Adolfo Suárez, con un tondo (retrato circular). colocado al tiempo que otro del mismo Azaña. De esta manera, se da la circunstancia de que Manuel Azaña cuenta desde hoy en el vestíbulo con una imagen pictórica y una escultura. Por su parte, Gaspar Llamazares ha destacado que el Congreso debía un homenaje y reconocimiento al último presidente de la República, que ha culminado con una obra "magnífica", según él, situada "en un lugar muy digno del Congreso" aunque haya sido "muy tarde", cuando han pasado más de treinta años de democracia.

Aviso contra cambios
Sobre la posibilidad de que haya alguna tentación de cambiar su ubicación preponderante se ha mostrado convencido de que "nadie va a modificar esa decisión" porque "todos los españoles" coincidirían con ella. Durante el acto ha hablado también el propio escultor, Evaristo Belloti, quien ha evocado a Azaña como el más "relevante político, orador, parlamentario y estadista" del siglo XX en España. La cesión de la obra fue aceptada en su día por la Mesa del Congreso, que tuvo que evaluar el riesgo para la estructura de la sala que comportaría el gran peso de la obra, esculpida en piedra noble, con 70 kilos el busto y casi 300 su peana. El propio Bono ha desvelado que cuando comprobó que la estatua de mármol de Isabel II tenía muchas mayores dimensiones, concluyó: "Si esta sala aguanta a Isabel II, tiene que aguantar a Azaña".