El diario El Mundo ha publicado un adelanto del nuevo libro de Alfonso Guerra, titulado La España en la que creo. En el mismo, el número dos del PSOE de Felipe González se refiere a la llegadade Pedro Sánchez al Gobierno, gracias a la moción de censura contra Mariano Rajoy y el Ejecutivo del Partido Popular. 

Guerra defiende la legitimidad de la misma: "La moción de censura ha sido completamente legal y legítima, pues ha contado con el número de votos que exige la Constitución. Por lo tanto, la campaña de propaganda contra la legitimidad de la moción es parte de la radicalización de la derecha que soporta mal la pérdida del poder, pues, como se sabe, considera que el poder, por derecho natural, les corresponde".

Sin embargo, señala  que "podrían haber criticado a la moción de censura por engañosa, pues el candidato expresó con claridad en el debate de investidura que la moción tenía como objetivo la salida de la presidencia de Mariano Rajoy; llegó a decir que en el caso de que dimitiera el presidente, él retiraría la moción. Reiteró, además, que si prosperaba la moción convocaría elecciones lo más pronto posible. Aprobada la moción y ocupando ya la presidencia del Gobierno, cambió de criterio en pocas horas y anunció que pretendía agotar la legislatura".

Guerra resalta de Pedro Sánchez "una gran habilidad, defenestrado de la secretaría general del PSOE, recuperó el cargo mediante unas elecciones primarias y alcanzó la presidencia del Gobierno con el grupo de diputados menos numeroso del PSOE de los 40 años de democracia".

Del mismo modo, también hace referencia al expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien reprocha su papel en Venezuela.·"Sobre esta cuestión hay que señalar la inexplicable actitud del expresidente Rodríguez Zapatero; lo más difícil de entender es que no se levanten voces en el PSOE expresando la indignación que produce que se intente legitimar un régimen que, en nombre del pueblo, ha dejado al pueblo sin alimentos, sin medicinas y sin libertad". Y se acuerda de Podemos: "Que individuos que han construido su proyecto político con los fondos que le llegan desde una dictadura la apoyen, se puede entender, nunca justificar, pero que un partido como el socialista, con siglo y medio luchando por la libertad y la igualdad, calle ante la legitimación de un sistema corrupto y antidemocrático, se hace difícil de asimilar", escribe.