Con todo el respeto a la presunción de inocencia que se debe de tener hasta que no haya una condena firme, el caso que a continuación relatamos entraría por sí mismo en el triste y desalentador récord de las justificaciones que el machismo y sus protagonista usan habitualmente. Ha ocurrido en Málaga y no sería presuntamente una acción de un solo día ni de una injustificada enajenación mental transitoria. De demostrarse los hechos para los que Fiscalía solicita 13 años de prisión, nos encontraríamos ante una situación horrible de violencia machista vivida durante un cuarto de siglo, 25 años de tortazos, vejaciones, humillaciones e incluso violaciones. Ni un solo día, ni una sola hora, ni un solo segundo un hombre debe levantar la mano u ofender a su pareja, un cuarto de siglo sería un infierno, un triste y tétrico infierno, un abismo a la locura y un tormento y tortura diaria.

Fiscalía pide 13 años de prisión
Se trata de un un hecho acontecido en Málaga y del que está pendiente de que en breve se pronuncie la justicia. Un hombre se enfrenta a trece años de prisión por presuntamente maltratar y agredir sexualmente a su esposa. Éste ha negado los hechos  pero ha reconocido que puede ser "un poco prehistórico", pero nunca un maltratador o un violador. El procesado recientemente en la Audiencia Provincial de Málaga aseguró al Tribunal que nunca se preocupó por sus dos hijas al estar trabajando todo el día, "les ha faltado el roce y el cariño, pero nunca he sido un maltratador ni un violador" y ha lamentado ser un "padre de fines de semana". En su descargo mantiene que se dedicaba a mantener a su familia hasta que se quedó en paro en 2009.

25 años de tortazos, cabezazos e insultos
El juicio, visto para sentencia ayer, podría finalizar con una sentencia de 13 años de cárcel si se atiende la petición del fiscal que en su alegato final sostiene que el acusado maltrató y agredió sexualmente a su mujer mientras supuestamente le propinaba tortazos, cabezazos y la insultaba en el domicilio familiar. La pareja estuvo casada durante veinticinco años y durante el tiempo de convivencia, según la acusación, el acusado maltrató psíquicamente a la perjudicada a la que le profirió insultos y descalificaciones tales como "puerca, mala madre, inútil, no sirves para nada y no sabes limpiar".

Violación
Varios peritos han mantenido la tesis de que hubo una normalización de la violencia durante años, ya que la víctima tiene una alta tolerancia al maltrato psicológico y que llegó a aceptar y pactar tener relaciones sexuales los domingos para evitar un clima más hostil. Estos peritos mantienen que la escalada de maltrato fue aumentando y progresando y empeoró tras quedarse el acusado en el paro; tolerancia que creen los expertos que hubiese mantenido la víctima, si no hubiera existido el episodio de la presunta agresión sexual.

El fiscal mantiene que la agresión sexual fue cometida sobre las 23.45 horas del 6 de julio de 2014, cuando la mujer estaba en la cama de su habitación y apareció el procesado y le exigió mantener relaciones sexuales. Ante su negativa le dijo "es tu obligación, ya está bien de ningunearme", al tiempo que la agarraba fuertemente de la cabeza y le obligaba a mantener relaciones pese a la oposición de la misma. El ministerio público mantiene que durante la agresión sexual le propinó tortazos, cabezazos y la insultó y a consecuencia de los hechos la víctima sufrió eritemas en la cara, brazos y en la parte interna del labio derecho.

La mujer en tratamiento médico
La acusación también mantiene que durante los años de convivencia el acusado "mantenía un control sobre la vida social de la perjudicada" y que revisaba con quién salía en cada momento además de impedirle relaciones con su familiares y amistades. A consecuencia de estos hechos, la perjudicada presenta un trastorno de ansiedad leve que precisa de tratamiento farmacológico y psicoterápico.

Para la defensa del acusado era un "matrimonio deteriorado"
La defensa ha negado los hechos y ha asegurado que no hubo agresión sexual, ni maltrato, ni violencia, al tiempo que ha explicado que estamos frente a un matrimonio deteriorado y que aunque pudo haber una mala actitud por parte de su cliente fue consentida por ambos, hasta que un día la mujer decidió romper y lo acusó de agresión sexual.

El fiscal en sus conclusiones finales insta a que se le prohíba aproximarse a la víctima o a su domicilio en un radio no inferior a 500 metros durante diecisiete años. En cuando a responsabilidad civil, el fiscal pide que el acusado indemnice a la expareja por las lesiones y daños morales con 41.140 euros y que se le prive del derecho de tenencia y porte de armas durante seis años.