Alfred Hitchcock dirigió Vértigo (De entre los muertos) en 1958, a partir de la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, para muchos su gran obra maestra. Para celebrar su 60 aniversario, tras su paso ayer por Zaragoza se proyecta hoy en Madrid -dos sesiones, 18 horas y 22 horas- y mañana en Barcelona -17.30 y 21.30-, con la interpretación en directo de la banda sonora del maestro Bernard Hermann a cargo de la prestigiosa Orquesta Sinfónica Camera Musicae (con más de 60 músicos en el escenario) y dirigida por el maestro Anthony Gabriele.

Al igual que la propia película, la banda sonora de Hermann ha transcendido más allá de ser mero acompañamiento para las imágenes y de ser considerada como una de las composiciones más perfectas y bellas de la historia del cine, dado el peso específico que tiene dentro de la película para captar aquello que vemos en las imágenes y transmitirlo mediante notas musicales conformando una capa más de significado.

Vértigo (De entre los muertos) es, como su música, una historia sublime y romántica, llena de misterio, forjada alrededor de una minuciosa y compleja intriga en la que importa más que los hechos la red psicológica que crea Hitchcock mediante diferentes lecturas. Una espiral narrativa abismal, en palabras de Eugenio Trias, sobre lo bello y lo siniestro, alrededor de la obsesión y la atracción hipnótica, con hallazgos visuales memorables y una gran perfección formal en el que cada detalle, incluso el aparentemente sin importancia, es relevante.