En 1040, su cuarto álbum, La Sra. Tomasa se reafirma en el camino elegido aunque vaya en contra de lo que la sociedad de consumo o la propia industria musical parecen requerir hoy en día.

Para empezar, han hecho un disco de 19 piezas: un disco para escucharlo entero, y que en lugar de entretenerte te obliga a detenerte y a reposarlo porque está lleno de historias y matices musicales multiculturales. Sobre todo, en los ocho interludios, en cuyos títulos figuran los días y lugares exactos (aunque desordenados) en los que se registraron. Pero también en las 11 canciones, donde exhiben diferentes sonoridades recogidas por todo el mundo, mezcladas con valiosos aprendizajes vitales.

Pablo (percusión) y Pau (voz) reflexionan sobre el lanzamiento de 1040 en una terraza de la calle Montera de Madrid.

Pregunta: ¿Debe un artista tomar una posición activa ante una desgracia como la DANA?

Pablo: Debe hacerlo como ser humano. De hecho, vamos a formar parte del elenco de artistas que participan en SOM VALÈNCIA.

Pau: Teníamos un concierto programado para el viernes 15 en Valencia y tenemos que ver qué hacemos: si tocamos o cancelamos. Una parte muy obvia te dice que deberíamos suspender; sin embargo, hay gente de Valencia que nos ha dicho que necesitan salir de fiesta y tener espacios en los que poder evadirse de la situación. (Finalmente, se ha celebrado el concierto de La Sra. Tomasa en Valencia)

Pablo: Es otra manera de aportar. Si al final se hace, también aprovecharemos para llevar suministros y ayudar a la gente. Ni ONGs ni organizaciones: ayuda directa a quienes lo necesitan.

P: Pablo, al ser canario, me imagino que estás pensando en las secuelas por el volcán de La Palma.

Pablo: Tres años después y millones de euros en donaciones, hay gente que sigue en barracones. El Gobierno, en cuanto consiga los votos, se va a olvidar. Hay mucha gente que se aprovecha de estas situaciones y se queda con mucho dinero en medio. Por eso, el rollo de ONGs e intermediarios no me gusta. Prefiero la ayuda directa.

Pau: Y que no sea algo del “boom” de ahora y que dentro de un mes ya no haya nadie por ahí más que los habitantes de la misma calle. Luego, no me gusta hacer bandera de que solo el pueblo salva al pueblo, ya que no debería ser así. Llevamos años luchando y costeando instituciones públicas que garanticen ayudas públicas. El pueblo salva al pueblo porque no queda otra.

P: 1040 días de viaje para hacer el disco.

Pablo: No estaba planeado, ¿eh?

Pau: Hay que decir que no hemos estado todos esos días viajando. Es el tiempo que ha pasado desde que viajamos por primera vez a México hasta que sale el disco. Ha sido un proceso precioso que nos ha llenado por dentro, hemos crecido y nos ha enriquecido muchísimo musicalmente.

P: ¿Cuánto hay de "sin destino" en este periplo?

Pau: Siempre tuvimos claro el rumbo, pero no el destino. Queríamos hacer un disco y música allá donde fuéramos. Hemos aprovechado la gira para ir haciendo cosas en los países que visitábamos.

Pablo: Si la gira nos hubiera llevado a otros países, la forma habría sido la misma, pero el resultado distinto.

P: Ese espíritu me recuerda a Residente, quien en su primer disco en solitario visitó los países que salieron de una prueba de ADN.

Pau: Cuando salió ese trabajo, ya teníamos una idea en la cabeza. Fue en plan: "Mierda, tío, Residente acaba de hacer lo que queríamos". Han pasado 11 años, pero 1040 es un disco que habríamos hecho en nuestros comienzos. Sin embargo, en aquel momento éramos unos niños y fue imposible.

P: ¿Qué hay en común entre todos esos países?

Pablo: La buena gente está por todas partes. Y la mala gente, también. Para eso no hay banderas.

Pau: También la importancia de la música en todas las culturas. Todos los pueblos tienen su manera de contar historias a través de la música.

P: Me imagino que un viaje así da para un montón de anécdotas. 

Pablo: ¿Qué no nos ha pasado?

Pau: Cuando nos fuimos de gira a EE.UU. no nos dieron los visados a la vez y viajamos por partes. El primer bolo lo hicimos en Michigan y solo tocamos los cuatro que pudimos viajar. Sin batería ni percusión. Una locura. Lo de Estados Unidos fue como un videojuego: íbamos superando pantallas. Llegamos a 47.

P: ¿Cómo hacíais para empaparos de las músicas autóctonas?

Pablo: En México fuimos a la Plaza Garibaldi a buscar mariachis. A partir de ahí, grabábamos en estudios con los que habíamos llegado a un acuerdo previo. Íbamos grabando sonidos y construimos una biblioteca de samples propios. Es algo peculiar y que consigue darle identidad al discurso.

Pau: Hemos tratado de buscar el folklore autóctono y la raíz de cada sitio. Ha sido muy bonito.

P: Más allá de 1040 y el viaje musical emprendido, ¿qué reflexión hacéis del aprendizaje mutuo entre Canarias y Cataluña?

Pablo: Somos hermanos. Te amas, te odias, te pegas, duermes juntos y compartes todo. Es una simbiosis completa.

Pau: No somos un grupo compuesto de canarios y catalanes, sino un grupo canario-catalán.

P: No es fácil viajar tanta gente junta. ¿Cómo lo gestionáis?

Pau: Es todo muy caro. Cada comida, 10 personas mínimo. Calcula.

Pablo: Y eso que no vamos a lo pijo.

P: Darle sentido a todo a nivel musical también se me antoja complicado.

Pau: Es como un puzzle de 15.000 piezas...

Pablo: ...que se ha resuelto con tiempo y dejándolo reposar.

P: El directo tampoco será fácil.

Pau: Además se complica porque con este disco hemos salido de nuestra zona de confort, pero los directos están saliendo muy bien. Este año venimos con un espectáculo muy guapo.

Pablo: Hemos mejorado mucho los directos.

P: Viviendo en un mundo de consumo rápido, es para valorar la creación de proyectos tan cuidados.

Pau: Hacer un disco de estas características es una reivindicación. Nos gusta sacar obras completas en vez de singles.

Pablo: Y no tenemos ningún problema con los singles, que conste. Pero preferimos el “párate y escucha detenidamente”.

Pau: Antes salía un disco y la gente quedaba para escucharlo. Y eso es algo increíble.

Pablo: Creo que va a volver ese modo de consumo. La gente se cansa del fast food y casi todo suena igual.

P: El disco termina con Chacahua, un fin en el que se celebra el descanso, la paz y la soledad. ¿Cómo de importante es este momento en un grupo tan grande y en viajes tan largos?

Pau: Es muy importante encontrar espacios de privacidad en viajes con tantas personas. Con los años, hemos aprendido a generarlos y cada uno lo hace cuando lo necesita. Nadie cuestiona al otro. Si hay un plan y uno no quiere hacerlo, de puta madre. En el audio de Chacahua, todos teníamos que volver de México juntos. Sin embargo, Jordi, el guitarrista, decidió quedarse unos días más él solo, perdido en un lugar mágico. Ese audio es el final del primer viaje a México y sirvió para iniciar el proyecto del disco.

P: Queda bien acabar el disco con un mensaje que significa un principio.

Pablo: Al final ha quedado todo bien hilado sin pretenderlo. Por eso es tan redondo y auténtico. Además, todo autoproducido: diseños, imágenes, visuales, gestión...

Pau: Do it yourself al máximo.

Pablo: Eso ejemplifica muy bien nuestro carácter. A mí este disco es el que más me gusta de toda nuestra discografía.

Pau: Somos una banda que trabaja guiada por un proyecto y cada uno tiene sus necesidades. No sabemos cuál es el futuro de Sra. Tomasa y eso es una de nuestras grandes fortalezas.