Oriol Pla (32 años) lleva la interpretación por bandera. Él mismo lo dice: “Es mi patria, mi herencia, mi casa y mi patrimonio (…) Una artesanía que mis padres me han pasado”.  El catalán, que ha sido muchos personajes dando voz así a realidades muy distintas se alzaba hace unos días con el Emmy Internacional, convirtiéndose en el primer español en lograr este hito, por su papel en ‘Yo, adicto’.

PREGUNTA (P): ¿Has podido reposar un poco las emociones?

RESPUESTA (R): Sí. Me fui de bolo, ahora tengo más… Llegué a España de forma un poco fuertecilla con la compañía, pero un poquito sí voy asimilando. Poquito a poco.

P: ¿Qué se siente al haber sido el primer español en lograr el Emmy?

R: No lo sé (entre risas). Se siente muy emocionante y excitante. Es como que no te lo crees.

(…) Estaba en Indonesia subiendo un volcán con 400 personas, a las 05:00 llegué a la cima y de pronto me di cuenta de que había sido el primero. Fue la misma sensación de sorpresa.

P: ¿A qué es adicto Oriol Pla?

R: Un poco a la aventura, las sensaciones excitantes. Tengo urticaria al aburrimiento.

P: ¿Te has visto reflejado a ti un poco más de chaval o a alguien de tu entorno con Javier Giner?

R: A mí sí, mucho. El eje de la serie son las adicciones, pero creo que es tremendamente humanista y habla de un mal endémico social que nos atraviesa a todos.

P: ¿Y a qué somos adictos la sociedad? ¿Cómo han cambiado las adicciones de hace años a ahora, al margen de las que se mantienen?

R: Yo no soy sociólogo ni profesional de las adicciones, pero sí puedo observar después de todo el trabajo que estamos en una sociedad adictiva en la que se premia y se anima a buscar la solución rápida, desde los medicamentos al sistema de compra. No se puede separar el capitalismo y el consumismo de las adicciones actuales y sus males.

P: ¿Dirías que es el personaje que más te ha costado?

R: No sé si más, pero sí de otra manera, cada uno te plantea un reto. Me costó mucho hasta que me fue más sencillo. Fueron muchas horas y muchos meses de trabajo; un año y medio prácticamente. Mucha entrega, en definitiva.

P: ¿Cómo ha sido ese proceso? Un poco más en detalle

R: Hay una parte de análisis técnico y otra de trabajar mucho para dejar que la intuición no salga a la luz. Estudié de forma muy exhaustiva el texto, las escenas, los objetivos del personaje y fui construyendo sus máscaras, las capas sociales. Por último, habitar todo eso y confundirme con el personaje para generar un espacio de vida en la pantalla.

P: ¿Qué personajes u obras de tu trayectoria han supuesto un mayor punto de inflexión?

R: Ragazzo, Incierta Gloria, Travi, GolaBe god is y Ragazzo, sobre todo. Yo tenía 21 años y podría decir que me cambió (…) Pero todos han sido transformadores.

En Yo, adicto hay un eje súper evidente en el que se cataliza mucho camino y no es solo el proyecto.

P: ¿De dónde viene tu pasión por el teatro? Porque he leído que tus padres te lo inculcaron desde pequeño.

R: La pasión viene porque es mi patria, es mi casa, mi herencia y mi patrimonio. Es una artesanía pasada de mano a mano, en mi caso de mis padres, y es mi léxico infantil; y toda patria es la infancia. Sale de vivir que, dentro de la imposibilidad de la infancia, todo es posible y que el día a día puede ser más divertido de lo que nos venden. Vivir en una furgoneta entre teatros, actuando en la calle, tocando música, riendo y disfrazándote y pintándote la cara es una gran herencia.

P: Hablemos de futuro, para terminar.

 R: Los bolos de Gola -muchas gracias porque se ha vendido todo-, celebrar mucho, descansar mucho también, hacer cosas que me apetezcan y otras que todavía no sé.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio