La menopausia no es una condena ni cumplir años es una maldición. Es el punto de partida del nuevo libro de Sylvia Béjar, periodista y escritora, 'Tu cambio es tuyo' (Planeta), una guía para disfrutar plenamente de la madurez, que desmonta las las falsas crencias sobre las mujeres a partir de los 45-50 años. La autora obtuvo en 2010 el Premio Nacional de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual por su labor como divulgadora de la salud sexual en los medios de comunicación. "Superar los 45 y transitar los 50 conlleva inevitablemente cambiar de piel. Y eso asusta. Sin embargo, si te adentras sin reparos en lo que a ratos puede semejar un terreno de arenas movedizas, descubrirás que este desafío tiene premio.

Sylvia de Béjar desmonta el mito de que la menopausia es una etapa de pérdidas, que conlleva una disminución de la energía, la belleza o la agilidad física. A ello habría que sumarle los síntomas habituales del climaterio como sofocos, el insomnio, la incontinencia urinaria o sequedad vaginal. Para ella esta visión está llena de creencias sexistas estereotipadas y deberíamos ver esta etapa de alguna manera como una liberación y un momento para decidir cómo queremos vivir esta parte de nuestras vidas.

El libro dedica un amplio capítulo al placer sexual, en solitario o en pareja, e incluye una serie de ejercicios para mejorar nuestras relaciones íntimas. "Disfrutar del cuerpo no tiene edad, la sexualidad adulta puede ser muy buena si somos capaces de transformar sus dificultades en oportunidades", argumenta para instarnos a conocer nuestras necesidades reales e instarnos a experimentar y abrirnos a un nuevo mundo de posibilidades sexuales. 

"Me parece de mal gusto preguntar por la edad de una mujer"

PREGUNTA.- ¿Es de mal gusto preguntar por la edad de una persona, de una mujer?
RESPUESTA.- Sí, ¿qué importa? ¿De verdad importa? A mí me la han preguntado y me da mucha rabia porque influye en mucha gente para mal. Yo prefiero no decírtela, si quieres me escuchas y haces caso a lo que digo o no. Por otro lado, debería ser un plus y no lo es, porque yo tengo una sabiduría que no tiene una de 30. Me parece de mal gusto porque, en general, no se le pregunta a los hombres. Me han acusado de edadista por no querer decir mis años, pero no es eso. Lo que hago es proteger mi economía.

P.- La edad no se percibe igual en el caso de las mujeres que en el de los hombres.
R.- A ellos no se les califica tanto por la edad. Si ves a un tío con una chica joven, es normal, al revés es raro. Un hombre con canas es atractivo, si tiene tripa, es la curva de la felicidad, nosotros somos gordas... Este discurso no lo hemos cambiado.

P.- ¿Somos las mujeres nuestras principales enemigas?
R.- Sí, pero matizado. Somos nosotras con nosotras mismas, no con otras mujeres, desde el momento en que no paramos a pensar qué necesitamos. Si me parara a pensar un momento, descubriría lo que realmente necesito y descartaría todo aquello que no me va bien, cambiaría, pondría límites y dejaría de sentirme culpable. Pero no lo hago, nunca para.

A partir de los 50 es la mejor edad para el sexo

P.- Hay quien piensa que las mujeres a partir de los 50 no tienen interés por el sexo.
R.- Si piensas eso, tú eres tu peor enemiga. Lo que tenemos que plantearnos es si de verdad nos hemos creído este discurso. ¿Es mío o me lo he dejado inculcar por la sociedad que me rodea, que es muy de jóvenes?

Para mí es al contrario, a partir de los 50 es la mejor edad para el sexo, siempre y cuando estés sana, porque pasas de muchas cosas y sabes lo que quieres. Pero para llegar allí creo que tenemos que hacer el parón de pensar en nosotras. A lo mejor hemos estado jugando un rol durante años que ahora ya no me vale y me tengo que reinventar de alguna manera. Quizá suene fuerte, pero debemos decidir la vida que queremos llevar.

P.- ¿Cuáles son los clichés que tenemos que combatir al cumplir cierta edad?
R.- El primero pensar que por llegar a cierta edad ya no puedes tener aventuras, propósitos o ilusiones porque ya no tienes tiempo. Eso es edadismo. Susan Sontag dijo que las mujeres americanas eran capaces de ponerse a aprender japonés a los 80 años, mientras que una mujer europea se consideraba vieja a los 40. Esa reflexión me impactó mucho en su momento porque tenía 37 años. Yo no podía caer en ello. ¿Por qué no me iba a plantear aprender japonés o lo que quisiera? Nos ponemos limitaciones, eso es lo que nos coarta y nos hace infelices. ¿Has visto a Madonna bailando? Yo no bailo como ella, pero sí soy capaz de darlo todo, y cualquiera puede hacerlo. Dejaré de hacerlo el día que realmente mi cuerpo no pueda, pero no por la edad, sino porque mi cuerpo me diga que no puedo. No puedes pensar que por la edad todo se acaba: hay grandes amores a los 70, grandes aventuras a los 80...

Propongo una serie de ejercicios que no solo te vas a reenganchar al sexo, sino que va a ser mejor que antes.

P.- Es decir, no nos tenemos que poner límites, ¿tampoco en el sexo?

R.- No, desde luego no. Lo que te impediría tener sexo es que físicamente no te funcionara. Otra cosa es que pierdas turgencia o que tengas algún problema, pero hay remedios y terapias que lo arreglan. Entre los 40 y los 50 hay un momento en que baja mucho la líbido de las mujeres, probablemente por los cambios que se producen en el cuerpo y el desajuste hormonal de la menopausia, pero no es permanente. Si te ocupas de ello, vas a recuperarlo. Tienes que hacer ejercicios y cosas que te van a reenganchar al sexo. En este libro propongo una serie de ejercicios que no solo te vas a reenganchar al sexo, sino que va a ser mejor que antes. Me he planteado reescribir 'Tu sexo es tuyo' para meterlos para las jovencitas, porque si lo hicieran fliparían.

El problema es que nuestro sexo siempre ha sido muy heteronormativo, potenciando la manera que a ellos les iba bien. Los tiempos de las mujeres son distintos, si una mujer empieza a cuidarse en ese aspecto, hasta con los tiempos de los hombres empezará a notarlo diferente, pero para eso tienes que estar muy en tu cuerpo.

P.- En el libro hay una parte en la que hablas de conocer nuestro cuerpo y aprender a tocarnos. ¿Es necesario, teniendo en cuenta que va dirigido a mujeres a partir de los 50? Ya nos vale no saber tocarnos a esa edad.
R.- Ya tocaba, sí y sin esa idea de fin del mundo. La edad te libera de cosas si haces el trabajo de cuidar de ti misma. En tu sexo a solas puedes experimentar sin tener que ocuparte de otra persona.

El placer no depende de un estrógeno. Y si lo que te gusta es el coito, es posible que haya posturas que no vas a poder hacer, pero puedes buscar cojines para apoyarte, usar un columpio o una silla. Siempre hay una solución y hay ejercicios que te pueden ayudar a recuperar la líbido, aunque lleves años.

P.- Nunca es tarde para trabajar el suelo pélvico, por ejemplo.
R.- El problema es encontrar un hueco para hacerlo, pero si le das importancia, lo haces. Si le das importancia a la sexualidad, tiene que tener su espacio y buscarle su tiempo. Yo llevo tres años sin mirar el Instagram, salvo ahora, que estoy promocionando este libro.

En general, es importante para la mujer en esta etapa de la vida, que es un momento de cambios, hacer ejercicios de fuerza para estar en forma y cuidar nuestra salud.

No soy partidaria de los satisfyer

P.- ¿Eres partidaria de los satisfyers?
R.- No, porque es un vibrador muy potente y si te acostumbras vas a necesitar de esa potencia para llegar al clímax.

P.- Una de las cosas que recoges en el libro, es cómo el consumo de alcohol aumenta considerablemente el riesgo de padecer un cáncer de mama.
R.- La influencia del alcohol en las mujeres es brutal. Esto es algo que no pensamos, pero es que el corazón es también muy problemático. A partir de la menopausia mueren mas mujeres que hombres por infartos. Hemos normalizado el alcohol y es malísimo. Se puede vivir sin beber. Yo lo he hecho.

P.- ¿Qué le dirías a esas mujeres que han tenido que sufrir una masectomía?
R.- Hay una cosa que digo para todas, que es ser muy amable con una misma e ir paso a paso. Tenerte compasión en el sentido de que te está pasando algo que también le pasa a mucha gente. Es un momento malo, pero lo soportas, sales de ahí y aprendes mucho.

Yo había vivido muchas cosas buenas y que no podía perder de vista que pasara lo que pasara, yo había tenido una buena vida

Una de las cosas que más me ayudó a mí, fue darme cuenta de que yo había vivido muchas cosas buenas y que no podía perder de vista que pasara lo que pasara, yo había tenido una buena vida. El epílogo del libro resume lo que el cáncer significó para mí y lo que creo que hemos de aprender de eso.

En la parte física es muy duro que te quiten el pecho, pero ahí diría 'quiérete como quisieras a una amiga, con o sin pecho' y si tienes a alguien al lado que te hace sentirte mal por no tenerlo, apártalo. Si puedes, porque muchas veces se apartan ellas. Me lo dijo mi oncóloga.

Si hay algo de ti que no te gusta, no lo vas a poder cambiar y decirte que te ames es una gilipollez. No te puedo pedir que quieras a esa cicatriz, es ridículo. Pero no le dediques tiempo, está ahí, vale, pero no es lo que te hace sufrir. Es tu cerebro el que te lo recuerda y si aprendes a focalizarlo, dejas de dedicarle tiempo.