El chisme empezó con un vídeo íntimo que estalló en X el 8 de septiembre: Isabella Ladera rompió el silencio en Instagram para decir que estaba “profundamente devastada”, que la grabación se difundió sin su consentimiento y que ese archivo solo lo tenían dos personas: ella y Beéle. En su texto habló de traición, de violencia digital contra las mujeres y anunció acciones legales. Desde entonces, el cantante colombiano no se ha pronunciado sobre la acusación.

Para entender por qué este capítulo ha prendido tanto, hay que rebobinar. La historia de Ladera y Beéle se cocinó a fuego muy público: se conocieron en 2023 —él, estrella urbana en ascenso; ella, creadora venezolana con millones de seguidores— y su relación arrancó con ruido porque “Cara” (Camila Andrea Rodríguez Ascanio), entonces esposa del artista y madre de sus dos hijos, denunció en redes una presunta infidelidad con la modelo. La pareja hizo oficial lo suyo en septiembre de 2023 con fotos juntos y, un mes después, posó en los Latin Billboards. Vinieron idas y venidas: a finales de octubre de 2023 ella llegó a decir “él y yo ya no tenemos nada”, para reconciliarse días después; en 2024 compartieron declaraciones de amor, recogieron críticas, y en octubre de 2024 Ladera anunció la ruptura definitiva, que medios de entretenimiento en Colombia verificaron con fuentes del entorno del artista.

El delta del drama es “Cara”. No solo porque fue la primera en encender la alarma de la infidelidad, sino porque su ruptura con Beéle se judicializó. El 21 de agosto de 2025, una Comisaría de Familia de Medellín resolvió un proceso administrativo y reconoció al cantante como víctima de violencia intrafamiliar, describiendo un patrón de manipulación emocional, abuso psicológico, control financiero y agresiones físicas, y dictando medidas de protección a su favor, incluidas restricciones a menciones públicas que afectaran su buen nombre y pautas para la comunicación con sus hijos. La decisión encuadró el frente con su exesposa en otra dimensión y, de rebote, volvió a poner bajo reflector el triángulo que ya acompañaba cualquier paso de Ladera y Beéle.

Con ese telón de fondo, la filtración del vídeo ha sido gasolina. Ladera lo enmarca como un acto de violencia que la expone al escarnio mientras —dice— “el verdadero responsable” calla; asegura que ya trabaja con abogados y que seguirá activa por compromisos profesionales. La relación fue intermitente, atravesada por rumores y por apariciones públicas que avivaban la conversación aun cuando, oficialmente, ya no estaban juntos. Es decir: una pareja hecha —y deshecha— a la vista de todos, a la que ahora se le suma un episodio de íntimos expuestos con potencial recorrido penal en varios países latinoamericanos donde la difusión de imágenes sexuales sin consentimiento está tipificada.

¿Quién es quién en esta novela?

Beéle es Brandon de Jesús López Orozco, barranquillero que explotó en 2019 con Loco y que en 2024–2025 consolidó estatus mainstream (álbum, colaboraciones, nº1 en listas); Ladera es una influencer venezolana de alto alcance en Instagram y TikTok, muy identificada con el discurso del autocuidado y el empoderamiento; y “Cara” es la exesposa del cantante, madre de sus dos hijos y figura clave en el origen del escándalo. Con estos mimbres, el último capítulo no es solo morbo: vuelve a colocar sobre la mesa consentimiento, privacidad, responsabilidad al compartir y el daño real de convertir la intimidad en trending topic. 

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