Inazio emprende un viaje a través de las distintas etapas de la vida en Música para bailar sobre el agua, su primer álbum. Con el agua como elemento aglutinador, a modo de herramienta narrativa, el joven navarro articula un trabajo conceptual y lleno de canciones profundas que rebosan pureza y pasión. Hablamos con Inazio para conocer qué rodea a su primer trabajo.

P: Acaba de ver la luz 'Música para bailar sobre el agua'. En el tracklist, vemos temas como Oasis, Arroyo junto a la Cascada o Atlántico. ¿Qué papel juega el agua en este disco?

R: El agua es una excusa y el medio a través del cual construyo la narrativa del disco. Es cierto que me gustaba la idea y el imaginario que se crea cuando hablas del agua y su sentido como fluido que hidrata y purifica. El agua también habla de sumergirse en la profundidad. Lo sublime del mar, lo unidireccional de un río o lo trivial de un charco. No se trata de hablar sobre el agua sino utilizarla. 

P: ¿A quién le hablas?

R: A mí mismo y al público. Lorca decía que hacía poemas para el pueblo y poemas para él mismo. Y en este disco hay canciones para el pueblo y para mí. Conseguir sacarlas ha sido un proceso personal curativo con el cual he contado algo que debía contarse. Por ejemplo, Sálvame o Junto a la Cascada. Otras canciones, como Atlántico, han nacido de mí y he narrado una historia de la que puedo ser partícipe o no. Son para que la gente lo disfrute. 

P: La naturaleza juega un papel importante en tu carrera. 

R: No vivo en mitad del bosque pero sí en un pueblo a los pies del monte del Perdón (Navarra) y veo campo a mi alrededor. Mi relación con la naturaleza viene por la manera en la que me he criado. Sobre todo por mis padres, quienes se encargaban con tanta delicadeza del jardín y de las critaruras que se colaban en él. Veía a mi madre y sentía una conexión muy pura. Bañarme en el río o el mar forma parte de un  ritual. Cuando estoy en un bosque, tocar la corteza de un árbol o escuchar a los pájaros siembran cosas en mí que me transmiten paz y suscitan muchas emociones y pensamientos. ¿De qué voy a escribir después si es lo que tengo dentro? Lo que rebosa el corazón, habla la boca.

P: ¿Eso en una ciudad no te pasa?

R: Me pasan otras cosas. Se me han ocurrido muchas canciones en el metro, en situaciones muy triviales. La velocidad y la presión a la que te sometes viviendo en una gran ciudad también tiene un punto positivo para activarte y espabilar. En el campo puedes tender a la modorra. 

P: En Mi mejor versión dices: "Quiero morir en la casa que me vio nacer, quiero morir con la gente que me vio crecer". Esto creo que nos pasa a todos los que somos de fuera y vivimos en grandes ciudades. 

P: "Quiero despertar y ver El Perdón". Hay un regreso en todo ello y saber qué es lo verdaderamente importante. Mi gente, mi familia, mi tierra. La muerte es bestia pero tengo decidido dónde quiero morir. El día que me entierren que sea en Navarra. Y si es en El Perdón, mejor. 

 

P: ¿Está Dios presente en este trabajo?

R: Por supuesto, pero aparece de soslayo. Ni pretendo ni quiero hacer canciones religiosas pero Dios siempre está ahí porque es importante para mí. Soy creyente y prácticante. Cuando escribo y compongo, Dios está ahí atrás. Al final, Música para bailar sobre el agua está muy ligado con el paisaje del Evangelio en el que Cristo anda sobre las aguas. Me fascina la idea de que la Fe, no solo en el sentido religioso, es algo real. Puedes tenerla en Dios pero también en tu pareja, tu trabajo o tu vida. Ten fe hagas lo que hagas, suceda lo que suceda. Tenla y las cosas saldrán bien. Este mundo no está aquí para putearte sino para sacar lo mejor de ti y que dejes huella. Para que cruces el Atlántico por las personas a las que quieres, por que te sientas sujetado al borde del abismo y que el amor de tu madre sea un oasis. Todas esas canciones hablan de eso. Dios me inspira ese amor por el que escribo canciones, pero no hago canciones que hablan de él. De hecho, él no querría ser protagonista.

P: ¿Crees que un mundo con fe es mejor?

R: Sí. Y no solo religiosa. Sería un mundo más feliz. Cuando uno vive abandonado y tiene fe en que todo va a salir bien, es mejor que intentar controlarlo todo y hacerlo todo por ti mismo porque eres el puto amo. No eres nadie, manin. No pasa nada. En el momento en que te das cuenta, eres mucho más feliz. En el momento en el que confías en lo que pueda sucederte y ves el lado bueno de las cosas que te suceden aunque sean malas, tu vida brilla de otra manera. Lo veo también en gente que no es creyente y es feliz. 

P: Hay momentos en los que viendo y sintiendo la naturaleza, uno se da cuenta de que Dios existe. 

R: Te sientes pequeño y ves que es imposible que todo sea azar. En la ciudad vamos muy rápido y no caemos en la cuenta de ese tipo de cosas. Cuando estás en los Pirineos y ves esas montañas enormes. Piensas que puedes ganar millones, ser el tío más exitoso del mundo, hacer lo que tu quieras. Pero nunca podrás hacer esas montañas. No podrás crear esa belleza. No puedes replicar el canto de los pájaros ni lo sublime del océano. ¿Quién coño ha creado esta puñetera belleza?

P: Tras el disco, comienzas gira. ¿Cómo te hace sentir pasar a la acción?

R: Aunque faltan cosillas por confirmar, vamos a estar en Barcelona, Madrid, Valencia, Bilbao, Valladolid, Sevilla, Granada y Zaragoza. Tengo muchas ganas porque este disco está hecho para sonar en directo. Que la gente lo escuche pero, si de verdad quiere experimentar lo que Paco, Nacho, Javi y yo hemos ido montando durante estos casi dos años, que vengan a verlo al concierto porque ahí es donde queda reflejado qué es bailar sobre el agua.