Al imperio que ha creado Taylor Swift, erigido sobre su marca personal, muchos le achacan la capacidad divina de la versatilidad. De la chica country recién llegada a Tennessee a la diva del pop que se venga de sus ex novios escribiendo hits que arrasan en caja. Pero la realidad es que todas las distinguidas como etapas y transiciones musicales de la estadounidense son la misma: la de una mujer blanca criada en un entorno conservador, que ahora, tiene que gestionar cómo cumplir años dentro de la industria.
Y es precisamente esa premisa con la que Swift ha hecho malabares en The Life of a Showgirl, su último disco lanzado este pasado viernes que tanta polémica ha generado y que ella misma ha definido como su trabajo "más yo" hasta la fecha. La cantante, que el próximo diciembre cumplirá 36 años, debe apañárselas al filo de dos mecánicas que dictan su agenda; una externa, que marca el ritmo de la industria y que se dedica a premiar y penalizar a las artistas, y una interna, en la que se vertebra su esencia de mujer blanca con propaganda conservadora y tintes cristianos, su sello.
Es por ello que Swift ha tenido que maniobrar en un disco que no sólo no era lo que un sector del público esperaba y lo que su título dejaba intuir, sino que no propone nada nuevo en su narrativa. La estadounidense retorna una vez más a su marca personal, esta vez, más direccionada que nunca hacia el matrimonio, la maternidad y la pulcritud.
'Wood', el falso alegato sexual
Es quizá una de las canciones que más ha resonado en las redes sociales, Wood, en la que el manifiesto de Swift se puede atisbar con mayor claridad dentro del nuevo disco. En ella encontramos una radiografía de cómo expone la cantante la sexualidad siendo la "chica blanca" por excelencia en el panorama internacional.
Muchos han señalado este tema como el más "indiscreto" del álbum, por contener ciertas connotaciones sexuales y estar inspirado en el prometido de la cantante, Travis Kelce. Sin embargo, al leer la letra podemos comprobar que no es una canción que trate sobre una sensualidad inherente en la protagonista, ni siquiera una pieza que orbite alrededor de experiencias sexuales, sino que, tal y como más de un usuario ha señalado, no es más que la justificación formal de por qué una mujer respetable se acostaría con alguien.
“Perdóname, suena arrogante / Él me hipnotizó y me abrió los ojos / Árbol rojo, fácil de ver / Su amor fue la llave que me abrió los muslos", narra Swift, dejando claro que es Kelce quien desbloquea su lado deseante, algo que no se hubiese desplegado por sí mismo sino fuera por el amor verdadero y esa inocencia que la lleva hasta él. Al principio del tema, la protagonista se encuentra deshojando una margarita, preguntándose si su prometido la querrá o no, una imagen de cuento de hadas que sirve de analogía para la pulcritud que transmite en este último disco.
¿La eterna chica Disney?
En las plataformas, ya se han viralizado varios vídeos dedicados precisamente a la disertación de las letras de Swift en The Life of a a Showgirl y sus implicaciones sociológicas y políticas. Una usuaria de TikTok incluso analiza las estrategias de marketing de otras popstars semejantes a Swift que ya en su momento quisieron desmarcarse de la etiqueta de chica blanca a la que ella continúa aferrada.
En este sentido, el vídeo saca a la palestra pesados pesados de la escena pop como Miley Cyrus o Ariana Grande, quienes, cuando fue momento de iniciar una carrera propia despojándose de su papel de chicas Disney, protagonizaron una ruptura con esta faceta a través de lo sexual y la explicitud. La diferencia entre este fenómeno entre artistas femeninas y Taylor Swift es que a esta última nunca le ha hecho falta dejar de ser una joven inocente y previsible, afincada en un espectro muy concreto de la industria. Precisamente porque esa es su propia esencia, como admite sobre The Life of a Showgirl.
Si por ella y su marca fuera, la cantante se mantendría en en esta imagen fija que ha vuelto tan rentable, pero ser "esa" chica tiene límites y cumplir años se torna incompatible con ello. Su reciente compromiso y sus deseos de ser madre y formar una familia tradicional por encima del "éxito profesional" y en contra de lo que "las demás mujeres" proclaman - como describe en Wish List- llegan justo a tiempo para otra nueva etapa que no dejará de ser, en el fondo, la misma de siempre.
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