En un momento en el que todo parece empujar hacia lo intangible, 2 decidió hacer justo lo contrario: abrir una tienda de discos en pleno centro de Santander. Supersonic Discos nace de un impulso personal, pero también de una lectura precisa del presente. “Hace algo más de un año Lucía, mi mujer, empezó a plantearme la idea”, recuerda. “Sabíamos el buen momento que vive desde hace tiempo el formato físico. Hicimos estudios del sector y a principios de este año decidí poner la idea en marcha definitivamente”.

El proyecto es familiar y, a la vez, colectivo. Junto a Ángel trabajan Lucía Porcelli Zubieta, responsable de la web, los sistemas informáticos y las cuentas, y Txema Ramos Armas, encargado de marketing, redes, vídeo, fotografía y branding. Entre los tres han moldeado una tienda moderna, luminosa, con alma propia, que aspira a ser algo más que un sitio donde comprar música.

“Tenía 42 años y pensé: es ahora o nunca”

El romanticismo de abrir una tienda de discos en 2025 tiene su parte de impulso vital. Pero también, como explica Ángel, de oportunidad: “Siempre me atrajo por mi amor por la música, pero las circunstancias nunca se habían dado. Cuando decidí hacerlo tenía 42 años, las condiciones eran óptimas y no podía dejar escapar la oportunidad”. Contra todo pronóstico, el contexto acompaña. El regreso del vinilo ya no es nostalgia: es una industria en crecimiento. “Todas las tiendas que visitamos cuando viajamos están muy concurridas. Las estadísticas de ventas son muy buenas a nivel global. El interés es real, en Santander y en todas partes”, afirma.

¿Cómo se sostiene una tienda así en 2025? Ángel lo tiene claro: “Hay que vender mucho y ser muy constantes, no sólo en la tienda: también en la web y en redes sociales, creando contenidos interesantes”. Supersonic no vive solo del tránsito físico: abraza el e-commerce, el marketing digital y un servicio de pedidos que ya empieza a marcar la diferencia. “Desde el principio nos están haciendo muchos encargos y estamos muy contentos”.

Más allá de los datos, hay algo que no se puede traducir a ceros y unos. “El sonido es mejor”, dice Ángel sin rodeos. “Las plataformas han mejorado, pero no alcanzan la calidad del formato físico si tienes un buen equipo”. Y luego está lo que rodea a la música: las portadas, los libretos, el tacto, el peso, la presencia. “Una edición física tiene un concepto artístico estimulante”.

Santander como base cultural: ciudad viva, público diverso

Gracias a este tipo de proyectos, Santander sigue siendo creciendo culturalmente y son diversos los proyectos artísticos que se estan generando a orillas de la Bahía “La respuesta de la gente está siendo muy buena. Santander es una ciudad cada vez más viva y con muchas posibilidades para abrir pequeños negocios”, explica Ángel. Por la tienda pasan jóvenes que se inician en el vinilo, coleccionistas con décadas de experiencia, curiosos que redescubren discos que marcaron épocas. “Vienen personas de todas las edades, y es bonito ver cómo cada vez más gente joven, de menos de veinte años, compra formato físico”.

Desde el día uno, el proyecto quiso ser también un punto de encuentro. “Estamos programando sesiones de DJs, conciertos, presentaciones, firmas…”, detalla Ángel. Incluso han creado contenidos propios en redes: entrevistas, pequeñas cápsulas audiovisuales, recomendaciones. “Queremos contribuir a que los artistas, principalmente locales, tengan otro lugar donde mostrar su música”.

La tienda funciona así como un pequeño ecosistema cultural: un laboratorio donde conviven el álbum nuevo, la reedición clásica y el directo improvisado de un músico de la ciudad. Aunque el vinilo convoque imágenes del pasado, Supersonic huye del cliché retro. “Nostalgia no, porque el formato físico nunca ha desaparecido”, afirma Ángel. “Hemos diseñado un negocio moderno, pero en un local clásico del centro de Santander, bonito y agradable”.

Sorprende escuchar a Ángel decir que no siente miedo. Pero lo explica sin grandilocuencias: “Abrir un negocio así ya es suficiente satisfacción. Es la primera vez en mi vida laboral que me siento plenamente contento con mi trabajo”. Su ilusión es simple y contundente: “Poder jubilarme en Supersonic Discos”.

En un mundo que acelera hacia lo efímero, Supersonic propone algo distinto: recuperar el tiempo, la escucha, el objeto, la comunidad. Y hacerlo con la naturalidad de quien cree, de verdad, que la música sigue teniendo un lugar físico en nuestras vidas. Y que Santander también puede ser parte de esa historia.

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