Las cosas existen porque las nombramos, pero quienes la bautizan no siempre nos cuentan toda la verdad. Y ya no somos niños. Entonces todo era más simple, aprender detalles del maravilloso mundo que nos rodeaba era divertido y fácil. Pero después crecimos, y aprendimos que lo que nos contaron estaba edulcorado. El mundo era, en realidad, un lugar aterrador, confuso y más complejo de lo previsto.

Es hora de revisar nuestro ABC. Recuperemos aquella forma amena de aprenderlo para no dejar de divertirnos, pero mostremos la realidad sin paños calientes, exhibiendo toda su crudeza e implicaciones. Ganaremos, así, en cinismo, cabreo y conocimiento. Nos conoceremos mejor y podremos orientar la rabia en la dirección adecuada. Hagámoslo de la mano del ilustrador Toby Leigh, un autor experimentado y paranoico que también fue una criatura inocente en un lejano ayer, con Abc para adultos, que acaba de publicar la editorial Arrebato, de vuelta de que se triunfasen sus versiones estadounidense y francesa en sus respectivos países.

Leigh para ahora revista a la iconografía española con esta guía alfabética con un punto obsceno y el reconocible lenguaje visual de las ilustraciones de los libros que utilizábamos para aprender en la década de los 70 y 80. Crea, así, un contraste de lo más revelador entre tipografías amables y colores pastel con una realidad espeluznante. Es una doble visita al mundo de los niños y al de los horrores, donde la T se dedica al pobre asiático esclavo que fabrica nuestros teléfonos móviles, y la E al pobre elefante que se cargó el Rey Emérito.

Un libro de aprendizaje a base de historias ilustradas, cargado de poder sintético, metáfora y parodia, y de las connotaciones reales que tienen palabras aparentemente inocentes o incluso aterradoras.