En un bosque donde la luz titila apenas como un suspiro, un joven nervioso pronuncia votos que no entiende del todo. Y entonces, de la tierra surge una mano. Así comienza la danza de vidas entrelazadas, cuerpos que pertenecen a mundos distintos, y un corazón que late -aunque quizá ya no pertenezca al plano de los vivos-. Esa es la imagen que abrió hace veinte años la película La novia cadáver, coproducida por Tim Burton y Mike Johnson y basada en un inquietante cuento popular ruso-judío. Ahora, dos décadas después, este sueño animado en stop-motion vuelve a la gran pantalla el próximo 24 de octubre, para recordarnos que incluso lo que parece eterno necesita danzar antes de desvanecerse.

Desde su estreno en 2005, La novia cadáver se ganó un lugar entre los clásicos modernos del cine animado gracias a su singular mezcla de ternura y sombras. Dirigida por Burton junto con Johnson, con guion de John August, Caroline Thompson y Pamela Pettler, la película se inspira en “La novia muerta”, una leyenda popular donde una mujer asesinada aparece para reclamar un marido que nunca llegó a ser suyo. El relato tiene lugar en un pueblo victoriano ficticio, donde Víctor Van Dort -voz de Johnny Depp- está a punto de casarse con Victoria Everglot (voz de Emily Watson), mientras en el silencio del bosque practica sus votos… y por error entrega su alianza a una novia que yace bajo tierra: Emily, interpretada por Helena Bonham Carter.

Burton retoma aquí muchas de sus obsesiones visuales y temáticas: la frontera entre lo vivo y lo muerto, la ironía romántica, el reino del color contra el mundo grisáceo de lo cotidiano. En su universo invertido, la vida es retratada como un lugar aburrido de tonos apagados, mientras la muerte se pinta de luces, de baile, de jazz cadavérico. En la superficie, los vivos se mueven torpemente entre convenciones; bajo tierra, los muertos se ríen del paso del tiempo.

La propuesta para este octubre nos invita a revisitar esa boda imposible en pantalla grande: una celebración que no solo exhuma nostalgia, sino que también ofrece un nuevo empaquetado en formato 4K con material inédito, escenas restauradas y recuerdos del proceso artesanal que dio vida a cada muñeca, a cada movimiento, a cada sombra. Volver a verla en el cine será una experiencia que mezcla el reencuentro con la infancia y el descubrimiento de un arte que hoy parece casi una rareza en tiempos de inteligencia artificial y animación por ordenador.

Porque La novia cadáver no envejece. Al contrario: con los años se ha vuelto más nítida en su mensaje. En su ligereza y en su melancolía, la cinta condensa aquello que Halloween pide sin decirlo: la belleza del crepúsculo entre lo que vivimos y lo que hemos dejado atrás, la ternura de un esqueleto vestido de novia, el mordisco suave de la ironía frente al dramatismo del amor eterno. Burton, siempre fiel a los inadaptados y a los fantasmas, convierte el “otro mundo” en un espacio más libre que el de los vivos. Allí, los cadáveres bailan, ríen, recuerdan; aquí, los vivos cumplen, disimulan, sobreviven.

Verla de nuevo este 24 de octubre será también un ejercicio de reconocimiento. La película, que en apariencia narra una historia de amor imposible, es también una fábula sobre la libertad, sobre el perdón y sobre la capacidad de dejar ir incluso aquello que anhelamos. Emily, la novia que se deshace en mariposas azules, es quizá uno de los personajes más luminosos de toda la filmografía burtoniana.

Y si algo mantiene vivo su espíritu es el tono ligero, casi poético, con que la historia avanza: un humor delicado, una estética que combina lo grotesco y lo adorable, una música -firmada por Danny Elfman- que suena como un vals entre lo terrenal y lo etéreo. Cada acorde parece decirnos que el amor no termina con la muerte, sino que se transforma, se diluye, se recuerda. En eso reside la magia del cine de Burton: en hacernos sentir que lo macabro puede ser tierno y que la oscuridad tiene matices de azul.

Si eres de los que disfrutan de lo fantástico sin disfrazarse de espanto, si te atrae la idea de una novia que desafía la tumba por un voto pronunciado sin querer, si crees que Halloween merece algo más que sustos y calabazas, entonces reserva esa noche del 24 de octubre una butaca en la oscuridad. Deja que la mariposa azul emerja del vestido roto de Emily, que la orquesta de muertos toque su vals, que la luz se apague y la pantalla te transporte al margen.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover