El consumo de energía de los electrodomésticos representan un gran porcentaje de la electricidad utilizada en los hogares, por lo que hacer elecciones más eficientes a la hora de usar y adquirir dispositivos es muy importante. Una reducción en este consumo puede traducirse en una factura eléctrica más baja, sin sacrificar la comodidad diaria.

El desafío radica en que muchos de los aparatos que más energía consumen son también los más imprescindibles. Según un análisis reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), algunos de los electrodomésticos que más influyen en el consumo eléctrico son la secadora, el lavavajillas, el refrigerador, la lavadora y la televisión. Estos dispositivos pueden tener un impacto notable en la factura mensual si no se usan de forma adecuada.

¿Qué dispositivos consumen más energia?

En primer lugar y según indica el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el frigorífico es el dispositivo que más consume en los hogares españoles. El siguiente es la televisión junto con la laadora, seguido por el conjunto de electrodomésticos en standby. El siguiente grupo es el horno, ordenador, congelador, lavavajillas y el resto de electrodomésticos que están en la franja más baja de consumo energético.

Además de la elección de electrodomésticos, existen otros dispositivos con bajo consumo energético que no representan una carga significativa para la factura de electricidad. Pequeños electrodomésticos como la cafetera o el secador de pelo son de los dipositivos que menos consumen y se puede reducir el consumo de grandes aparatos a través del mantenimiento.

¿Cómo reducir el consumo de energía?

Existen varias formas de reducir el gasto energético sin renunciar a estos dispositivos. Una de las más efectivas es elegir electrodomésticos con etiquetas energéticas más eficientes. La etiqueta energética no solo indica el consumo anual de electricidad, sino que también proporciona detalles sobre las funciones del dispositivo, como la opción de utilizar programas ECO, que permiten optimizar el uso de la energía. Por ejemplo, un frigorífico eficiente podría reducir hasta un 50% el gasto energético en comparación con un modelo menos eficiente.

Para conocer el consumo exacto de un dispositivo, existen varias opciones. La forma más sencilla es consultar la etiqueta energética del producto, que indica el consumo estimado bajo condiciones estándar. Si el dispositivo ya está en casa, se puede consultar la ficha técnica o la placa de identificación, donde suele indicarse la potencia en vatios (W). Multiplicando esta cifra por las horas de uso estimado, se puede obtener una aproximación del consumo en kilovatios hora (kWh).

Otra opción cada vez más popular es el uso de dispositivos de monitoreo de energía. Estos productos permiten medir el consumo eléctrico de un dispositivo específico o de toda la vivienda, lo que facilita el control del gasto y la toma de decisiones informadas.

Un aspecto que a menudo se pasa por alto es el consumo en espera. Algunos aparatos, como las calderas o los altavoces inteligentes, siguen consumiendo electricidad incluso cuando no están en uso. Esto puede aumentar la factura en hasta 24 euros anuales sin que los usuarios se den cuenta. Una solución sencilla es desconectar los dispositivos cuando no se utilicen o recurrir a enchufes inteligentes que apaguen automáticamente la fuente de alimentación.