Si hablamos de objetos de usar y tirar y su impacto ambiental, enseguida pensamos en platos y vasos de plástico, pajitas y enseres similares. Es cierto y lo tenemos bien identificados. Pero existen más objetos con ese uso y que se encuentran en nuestro entorno cotidiano.

La ropa que usamos de forma cotidiana se ha convertido en las últimas décadas en un claro objeto de usar y tirar. Si hace décadas la ropa se heredaba de hijos mayores a los más pequeños, hoy en dia la mayoría de la ropa que tenemos no llega a poder ser “heredable”, se rompe antes.

Hace tan solo quince años teníamos un volumen de ropa en el planeta que nos duraba de media unos cuatro años, hoy hemos aumentado esa cantidad de ropa un 60% y nos dura la mitad, dos años. Tan solo tenemos que mirar en nuestro armario y podremos comprobarlo.

Estas fechas son buen momento para comprobarlo, cambiamos la ropa de invierno por la de verano y comienzan las rebajas. Pero también es buen momento para incorporar criterios más sostenibles con nuestra ropa y beneficiar al planeta y a nuestro bolsillo.

Vayamos a comprar ropa con un listado de lo que realmente necesitamos, así no entraremos como cuando vamos por un bote de mermelada a una gran superficie y salimos con dos bolsas de comida. Podemos darnos un capricho, sin duda, pero no debemos caer en esas ofertas de tres camisetas por el precio de dos o esa ropa tan barata que no nos durará nada, y así muchas llamadas a la compra que solo servirán para acumular.

Algunas de las ideas que nos propone Marie Kondo, famosa japonesa que divulga sobre cómo reducir nuestras cosas y ordenar la ropa, pueden ser aplicables. Yo comenzaría por un truco que he utilizado, al poner la ropa de una temporada en el armario todas las perchas deben estar orientadas hacia dentro. A medida que vamos usando la ropa, ponemos la percha orientada hacia fuera. Podremos ver a final de la temporada que realmente usamos pocas piezas de ropa y dejamos sin usar mucha en toda una temporada. Esa ropa está invitada a dejar de ser usada. A mí me ha funcionado.

A esta ropa sin usar debemos añadir otras que guardamos por diversos motivos: por si adelgazamos, por si engordamos, porque nos la regaló alguien pero no nos gusta nada, porque llevamos mucho tiempo con ella y tampoco nos gusta pero no recordamos si nos la regalaron o qué pasó con ella. Yo tengo dos camisas que con buena intención me compró mi madre y argumentó que eran de una tienda de las de toda la vida del centro de Madrid, duraban mucho (eso es un buen criterio realmente) y no esas camisas que solía llevar. Siento decirlo, pero son camisas de abuelo, de buena tela, sin duda,  y de esas tiendas que atiende un matrimonio mayor, pero muy mayor y que tendrán su público, pero no soy yo. Me daba pena regalarlas, pero lo voy a hacer esta temporada. Espero que mi madre no lea esta sección.

Una vez decidido que ropa vamos adejar de usarla tenemos varias opciones y que propongo de mejor a “menos mejor” según mi criterio:

Podemos tratar de regalarla o intercambiarla con un amigo o familiar. Igual que hasta hace poco era normal regalar la ropa de un bebé o un niño y lo aceptábamos socialmente, ya no hay problema en llevar ropa de segunda mano, de alguien cercano o comprado en una tienda de segunda mano.

Podemos despues llevarla a una tienda de segunda mano donde nos pagarán algo por ella, pero prefiero recomendarle donarla a alguna entidad social que tiene ese tipo de tiendas como forma de financiar proyectos de ayuda social.

Otra opción es donarla a una entidad asociada a una confesión religiosa, todas tienen su Cáritas concreta, siendo esta la más conocida y extendida. Suelen trabajar en línea con los servicios sociales municipales y entregan esa ropa en buen estado a personas en situación de vulnerabilidad. No entran en ningún caso en criterios religiosos, es una ayuda social muy importante.

Finalmente, tenemos la red de contendores de ropa en todas las ciudades. No debe tener reparo en utilizarlos, hay muchos bulos circulando, ya que generlamente para ubicarse en suelo público los ayuntamientos les piden eviencias del objeto social de su actuación. Los mejores, los ubicados en los puntos limpios municipales. La garantía es total. Pero recuerde algo muy importante, no todo vale; tendría que ver la cantidad de calcetines usados o ropa interior que se deposita. Esas cosas que no sirven para nada, deben ir al contendores de resto o de basura no reciclable.