En la cabecera del Valle de Salazar, en Navarra, encontramos un pueblo medieval que parece sacado de un cuento, con sus callejuelas empedradas y un río, el Anduña, que divide el casco histórico. Rodeado de bosques y montañas, ofrece un paisaje espectacular y es la puerta a la Selva de Irati. Se trata de Ochagavía (Otsagabia en euskera), en el Pirineo navarro, un destino ideal para conectar con la naturaleza. Cuando nieva, algo habitual en los meses más fríos del año, ofrece una estampa única. Pero no sólo hará las delicias de los amantes de la nieve, el resto del año ofrece rutas increíbles en un entorno natural único.

En otoño, Ochagavía se viste de color (Foto Ayuntamiento de Ochagavía)En otoño, Ochagavía se viste de color (Foto Ayuntamiento de Ochagavía)

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¿Qué ver en Ochagavía?

El pueblo de Ochagavía está lleno de rincones preciosos. Uno de los mayores atractivos de la localidad es su Puente de Piedra, que cruza el río Anduña, que data de la época medieval y está en perfecto estado de conservación. A ambos lados del río se levantan caseríos típicos de la arquitectura pirenaica navarra, con tejados inclinados a dos o cuatro aguas, balconadas llenas de flores en primavera y amplios portalones con sus escudos.

Puente de Ochagavía (Foto J. L. Lazcano / Ayuntamiento de Ochagavía)Puente de Ochagavía (Foto J. L. Lazcano / Ayuntamiento de Ochagavía)

Entre los atractivos turísticos de Ochagavía figuran los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, y algunas casas blasonadas de los siglos XVIII y XIX. También la Iglesia de San Juan Evangelista, que conserva en su interior retablos renacentistas y barrocos. A la entrada del pueblo, en el lugar de confluencia de los ríos Zatoya y Anduña, un crucero de piedra de la primera mitad del siglo XVI saluda al visitante.

Reconstrucción tras el incendio provocado por los franceses

En 1794 los franceses invadieron la localidad navarra y arrasaron la mayor parte de los edificios, que quedaron destruidos por las llamas. El fuego afectó también a la ermita de San Martín, situada a la entrada del pueblo. A mediados del siglo XIX la villa ya estaba reconstruida por completo. Las tradicionales techumbres de madera fueron sustituidas por otras de teja, aunque, por ejemplo la torre de la iglesia, todavía conserva la cubierta original de tablilla de roble.

Sólo se salvó del devastador incendio el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda, una ermita románica del siglo XII, situado a cuatro kilómetros de la población. Fue reformada a mediados del siglo XVII y está rodeada de una muralla. Desde este templo se pueden contemplar vistas inigualables del valle.

Actividades al aire libre

Este pueblo del Pirineo navarro es ideal para actividades al aire libre. Está a solo 10 kilómetros de la Selva de Irati, el segundo bosque de hayas y abetos más importante de Europa, por detrás de la Selva Negra. Allí está el pico de Orhi, con una altitud de 2.021 m. que lo convierte en una de las cumbres más altas del Pirineo.

El monte Orhi, el 'dos mil' más occidental del Pirineo, se muestra imponente y esbelto al norte del valle de Salazar. (Foto: Ayuntamiento de Ochagavía)El monte Orhi, el 'dos mil' más occidental del Pirineo, se muestra imponente y esbelto al norte del valle de Salazar (Foto: Ayuntamiento de Ochagavía)

En invierno se puede practicar allí esquí de fondo o pasear con raquetas de nieve. A 13,5 kilómetros de la localidad está el centro de esquí nórdico Abodi-Irati, que dispone de más de 25 kilómetros de pistas esquiables repartidas por varios circuitos. Aparte, hay caminos muy interesantes por el bosque, en los que se puede esquiar disfrutando de un paisaje único.

Una variante del euskera propia

Los vecinos de esta localidad hablaron mayoritariamente en euskera salacenco, una variante propia del valle, que coexistió con el castellano durante generaciones, hasta el siglo XIX, cuando se interrumpió la transmisión familiar de la lengua vasca. Hoy en día la lengua autóctona del valle ha desaparecido, aunque ha quedado reflejada por escrito en algunos sermones de los siglos XVIII-XIX que son objeto de estudio filológico. Eso sí, las nuevas generaciones cada vez sienten más interés en aprender euskera normalizado o batua.

Orígenes de Ochagavía

La historia de Ochagavía se remonta a la época romana, cuando se construyó una importante vía de comunicación que unía Zaragoza con Burdeos y pasaba por la zona. En la Edad Media, se convirtió en un importante centro comercial y estratégico debido a su posición en la ruta que unía el reino de Navarra con Francia. Además, era lugar de paso del Camino de Santiago, lo que fortaleció su crecimiento. La localidad contaba con una fortaleza, el castillo de Garaño, que cumplía una función defensiva.

En el siglo XVI, Ochagavía experimentó un importante desarrollo económico gracias a la producción y exportación de lana y productos textiles. Se construyeron las casas nobles y palacetes que hoy en día pueden admirarse en el casco histórico.

En el siglo XIX, la localidad sufrió las consecuencias de las guerras carlistas que enfrentaron a los partidarios de Carlos María Isidro de Borbón y los de Isabel II. Durante la segunda guerra carlista, el castillo de Garaño fue destruido por las tropas liberales.

En la actualidad, Ochagavía es un importante destino turístico y, sin duda, uno de los pueblos más bonitos de España. En invierno es un destino ideal para los amantes de la nieve y el resto del año ofrece un entorno natural único para practicar senderismo o hacer planes al aire libre. En otoño el paisaje se viste de color  multiplicando su encanto.