Sumérgete en Ciudad Real y viaja hasta el pueblo que abre sus telones cada año para recibir a todos los amantes de la interpretación en su Festival Internacional de Teatro Clásico. Este lugar consigue atraer a 60.000 personas en un pueblo de 10.000 habitantes todos los veranos, convirtiéndose en un epicentro cultural donde el teatro revive el esplendor del Siglo de Oro. Bienvenido a Almagro, una localidad que, además de por sus increibles escenas, destaca por su Plaza Mayor, sus festivales vibrantes y monumentos como el Palacio de los Fúcares y la Iglesia de San Agustín, que enriquecen su patrimonio.

Un viaje en el tiempo con sello nobiliario

La historia de Almagro se encuentra profundamente ligada a la nobleza y el esplendor, especialmente desde el siglo XIII, cuando los caballeros de la Orden de Calatrava se asentaron en la zona, influyendo en el desarrollo del municipio.

Sin embargo, fue entre los siglos XVI y XVII cuando el pueblo vivió su máximo esplendor gracias al comercio y la protección de influyentes familias que impulsaron la construcción de majestuosos palacios y espacios públicos. 

Festival de Almagro: donde el Siglo de Oro vive cada julio

Almagro es reconocida internacionalmente por su profunda vinculación con el teatro. El Corral de Comedias, construido en 1628 por Leonardo de Oviedo en el patio de un antiguo mesón, es el único teatro del Siglo de Oro que se conserva intacto. Este espacio fue redescubierto en 1952 y reinaugurado en 1954 con la obra "La Hidalga del Valle", marcando el inicio de la estrecha relación entre Almagro y el teatro.


El Corral de Comedias (Foto: Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro)

En 1978, se fundaron las Jornadas de Teatro Clásico, que evolucionaron hasta convertirse en el actual Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Este festival, celebrado anualmente, tiene lugar en los teatros más reconocidos del pueblo, entre los que se encuentran el Corral de Comedias, el Teatro Adolfo Marsillach, el Teatro Municipal de Almagro, la Antigua Universidad Renacentista y el Teatro La Veleta.

Cada año, en el mes de julio, Almagro se viste de gala para celebrar este festival, donde compañías teatrales internacionales presentan obras de autores como Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Durante este mes, sus fascinantes obras escénicas invaden las calles, plazas y patios de la ciudad, ofreciendo a los visitantes una experiencia única e inolvidable.


Decorado de el Corral de Comedias (Foto: Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro)

En una entrevista en exclusiva para ElPlural.com, el actor Felipe Muñoz, integrante de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, comparte su experiencia en el festival, en el que ha participado durante dos veranos consecutivos.

Fue un momento de subidón enorme, pero también de muchos nervios”, recuerda sobre su estreno en el festival como protagonista en La Discreta Enamorada, bajo la dirección de Lluís Homar. Aunque la obra ya se había estrenado en gira, aquella era la primera vez que interpretaba el papel de Lucindo delante de 700 personas: “Salté al vacío con gusto, la verdad es que ahora no sé cómo no estaba más cagado”, confiesa entre risas.

Para Felipe, lo que hace único al festival no es solo su programación, sino el entorno: “Si pienso en Almagro, pienso en la plaza. No hay ningún festival que lo pueda igualar. Es preciosa, con ese ambiente al atardecer, las tiendas, los espectáculos… es su símbolo y su centro"

Además, el artista ha recordado con cariño a todos los habitantes del pueblo con los que ha mentenido relación: “La gente se acuerda de ti del año anterior. Te recomiendan dónde se come mejor, dónde hay verbena… son muy cariños y apasaionados con el teatro”.

Su escenario ha sido el Teatro Adolfo Marsillach, antiguo Hospital de San Juan, uno de los espacios más deslumbrantes de la ciudad: “Actuar bajo el cielo estrellado, con los murciélagos revoloteando y el aire de La Mancha… me hace conectar con lo ancestral del teatro”.


Teatro Adolfo Marsillach  (Foto: Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro)

Pero su experiencia en Almagro va más allá de los focos y aplausos. “Del festival, para mí, es casi más importante la convivencia y lo que pasa fuera del trabajo”, confiesa. “Es como un festival de música: trasnochas, haces nuevos amigos, ves amaneceres… y acabas desayunando chocolate con churros en la plaza”.

"Pero creo que lo más particular que tiene es que el festival lo inunda todo, se trata de un festival internacional de una talla enorme que reúne cada año a 60.000 espectadores metido en un pueblo precioso de 10.000 habitantes como Almagro", afirma con entusiasmo el actor.


Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico en La discreta enamorada (Foto: Teatro Soho CaixaBank)

Inauguración del Museo Nacional de Artes Escénicas por el Rey Felipe VI

El 27 de marzo de 2025, coincidiendo con el Día Mundial del Teatro, el Rey Felipe VI inauguró el renovado Museo Nacional de Artes Escénicas en Almagro. Este espacio, anteriormente conocido como Museo Nacional del Teatro, ha sido modernizado para reforzar la conservación y promoción del patrimonio escénico de España, consolidando aún más la identidad teatral de la ciudad.


Museo Nacional del Teatro de Almagro (Foto: Turismo Castilla-La Mancha)

Donde la historia respira y la naturaleza susurra

Más allá de su amor por el teatro, Almagro ofrece un recorrido inolvidable, marcado por un espectacular patrimonio arquitectónico. 

De ese legado sobresale la impresionante Plaza Mayor, una de las más singulares de España, cuyas galerías acristaladas de color verde la convierten en un escenario único donde se entrelazan historia, arquitectura y vida cotidiana. Además, la Iglesia de San Agustín, con sus espectaculares frescos barrocos, y el Museo Nacional del Teatro, que contiene una valiosa colección de vestuarios, escenografías y documentos históricos, son paradas obligatorias para los amantes del arte y la cultura.


Plaza Mayor de Almagro

Por su parte, entre sus grandiosos edificios destaca el Palacio de los Fúcares, antigua sede de los banqueros alemanes que administraban las minas de mercurio de Almadén, y el Convento de la Asunción de Calatrava, con su imponente fachada renacentista.

Pero Almagro no es solo historia y arquitectura: la rodea una fascinante naturaleza que ofrece una gran variedad de paisajes y entornos ideales para disfrutar de actividades al aire libre. Esta ciudad artística cuenta también con el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un paraíso para los amantes de la ornitología y la biodiversidad, refugio de numerosas especies de aves acuáticas y lugar ideal para rutas de senderismo y fotografía de naturaleza.

Asimismo, el Campo de Calatrava, de origen volcánico, ofrece un paisaje único en la península ibérica. Sus cerros y lagunas volcánicas dan forma a un ecosistema singular, donde se pueden encontrar castillos medievales, antiguos molinos y viñedos que elaboran algunos de los mejores vinos de la región.

Fiestas que iluminan el año: desde las patronales hasta su fascinante Semana Santa

Almagro es una ciudad que vive sus tradiciones con intensidad y orgullo. Más allá del prestigioso Festival Internacional de Teatro Clásico, destacan las Fiestas Patronales en honor a San Bartolomé, que se celebran en agosto con diversas actividades culturales y religiosas. 

También es importante destacar su increíble Carnaval, donde la ciudad se llena de color y alegría con desfiles y emocionantes concursos de disfraces. Por último, durante la Semana Santa, las procesiones llenan las calles de solemnidad y devoción, convirtiéndose en una de las tradiciones festivas más importantes de la región.

El alma de La Mancha servida en la mesa 

La cocina almagreña es un reflejo de la tradición manchega, con platos contundentes y llenos de sabor. Destacan las berenjenas de Almagro, un manjar aliñado con ajo y comino que ha conseguido la Indicación Geográfica Protegida (IGP).


Berenjenas de Almagro (Foto: Turismo Castilla-La Mancha)

También se pueden degustar su pisto, las migas manchegas, los famosos duelos y quebrantos (huevos revueltos con chorizo y tocino) y, por supuesto, un buen vino de la región. Para el postre, nada mejor que unas flores manchegas o los tradicionales rosquillos, dulces que conquistan con su sencillez y delicioso sabor.

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