Al dar las campanadas que dan la bienvenida tradicional al nuevo año, a renglón seguido, suele escucharse en la calle petardos en señal de celebración. El hacerse con esta clase de productos para estas fechas es un hábito entre las generaciones jóvenes, que acuden a estancos y tiendas de barrio para hacerse con ellos, sin embargo, acarrean graves riesgos para la salud y el orden público.

Así lo advierte la Unión Europea a través de su sistema de alerta rápida para productos no alimentarios peligrosos. Con fecha del pasado viernes 8 de diciembre, en esta plataforma agregaron dos productos pirotécnicos con los que hay que tener el máximo cuidado posible si caen en nuestras manos. A través de dos distintos avisos, la UE advierte del producto con número de alerta A11/00135/23, ambos notificados en Dinamarca, aunque de distinta marca.

El primero de ellos, lleva el nombre de ‘Vindstød’, de la empresa Fuegos artificiales LCH A/S y con número de lote 23-2848-009, el cual contiene una batería de hasta seis disparos y puede reconocerse por su “embalaje rojo y negro con imágenes de fuegos artificiales y caracteres chinos”, debido a su país de origen donde se fabricó. El daño al uso humano es evidente: puede herir la vista y la piel: “Los fuegos artificiales pueden explotar o liberar material en llamas demasiado cerca del suelo, provocando quemaduras y posibles lesiones en los transeúntes”, reza la advertencia europea. Según la alerta, “el producto no cumple con los requisitos de la Directiva sobre pirotecnia ni con la norma europea EN 15947-5”. Debido a los riesgos, se ha procedió a su retirada este lunes 11 de diciembre.

El segundo de los productos se retiró meses atrás, teniendo multitud de similitudes con el anterior. Se trata de otro artículo pirotécnico conocido como ‘Royal Chockfontæne’, de la marca Fyrværkerieksperten a/s y con número de lote 21-15303 el cual se caracteriza por ser una “fuente con bombas crepitantes”, compuesto por “un embalaje de papel marrón y negro envuelto alrededor de papel de aluminio”. En este caso, el artículo tiene su origen de fabricación en la República Democrática del Congo, no en China como el anterior. El riesgo principal de su uso se focaliza en que “es inestable y puede inclinarse, explotar o liberar material en llamas demasiado cerca del suelo, provocando quemaduras y lesiones a las personas que se encuentren cerca. En un espacio cerrado, las llamas producidas pueden provocar humo que puede provocar asfixia”. El producto tampoco cumple con la norma europea EN 15947-5, por lo que se procedió a su retirada del mercado el pasado 31 de octubre de este año.

Petardos en Nochevieja: una pesadilla para mascotas y personas autistas

Pese a que la intención inocente de utilizar estos artículos nada más estrenar el año nuevo, o por otros motivos de celebración, su uso en la vía pública y cerca de zonas residenciales también trae problemas no sólo por el ruido, sino por cómo puede afectar tanto a las mascotas como a personas autistas.

En el caso de los animales que tengamos en casa, especialmente perros y gatos, sonidos tan fuertes como los que producen los petardos pueden alterar su sentido de la orientación, provocarles ansiedad y nerviosismo, es decir, una sensación de estar en peligro, por lo que su respuesta automática es refugiarse en zonas a oscuras y alejados de la gente dentro de casa hasta que sientan que la amenaza se ha disipado. En lo que concierne a las personas, la pirotécnica afecta a aquellas con autismo, con trastornos del procesamiento sensorial o las que padecen hiperacusia, es decir, personas que no perciben las sensaciones sonoras como el resto y que, por ende, las causa mayor daño y una respuesta negativa por el incremento de sus estímulos.

La Policía Nacional ha advertido del uso de la pirotecnia en estas fechas a través de las redes sociales por estos motivos: "Respeta a tu alrededor y ten precaución. Niños, mayores, y animales pueden asustarse y sentir ansiedad, miedo, temblores... Piensa en los demás", advierten.