¿Alguna vez has sentido que tu mente no se detiene, que vuelves una y otra vez a las mismas preocupaciones sin encontrar salida? Esa dinámica de pensamientos recurrentes y negativos tiene un nombre: rumiación. Se trata de un proceso en el que la atención se queda atrapada en bucles mentales que afectan a la concentración, alteran las emociones y, en muchas ocasiones, impiden avanzar hacia soluciones reales.
En su libro Mente calma, la neuróloga Vanessa Benjumea analiza qué hay detrás de este fenómeno desde el punto de vista del cerebro y explica cómo repercute en nuestra salud física y mental. Más allá de la teoría, la autora ofrece estrategias prácticas para dejar de sobrepensar y aprender a cultivar una mente más clara, ligera y enfocada en el presente.
En 'Mente calma' hablas de que la rumiación del pensamiento es uno de los motivos por el que más consultas has tenido. ¿Crees que esta problemática es propia de la época en la que vivimos, o es algo que ha sido una constante a lo largo de los siglos?
Probablemente la rumiación del pensamiento nos acompaña desde tiempos inmemorables. Desde siempre han existido los problemas y los estados en los que la mente se inquieta o entra en caos; y nuestro cerebro, ha estado ahí para, en teoría, buscar soluciones o intentar amplificar las situaciones que nos preocupan. Sin embargo, nuestra cultura actual, acelerada, hiperestimulada con exceso de información sin filtro y en modo supervivencia constante, ha intensificado la presencia de la rumiación, convirtiéndola en un ruido mental persistente que agota y desconecta.
¿Cómo podrías definir la rumiación del pensamiento para aquellos que nunca han visto esta palabra? ¿Es lo mismo que sobrepensar?
La premisa inicial es que tu cerebro es, por naturaleza, un órgano diseñado para resolver problemas. El sobrepensar es una función que te permite hacerle zoom en una situación que te genera preocupación o representa un reto, con el fin de encontrar una solución y aliviar la carga mental. A esto lo llamamos sobrepensar adaptativo: un proceso normal y francamente útil.
Sin embargo, cuando ese pensamiento se repite una y otra vez (incluso al dormir) sin llegar a una resolución, la mente entra en un bucle que no aporta soluciones y sí un profundo desgaste mental. A este fenómeno lo conocemos como sobrepensar maladaptativo o rumiación del pensamiento.
¿Por qué crees que los seres humanos somos incapaces de dejar de sobrepensar en aquellos casos en las que la rumiación del pensamiento no te va a llevar a nada, que es uno de los tipos de rumiación que propones en el libro.
La rumiación del pensamiento se comprende desde las Neurociencias como circuitos y estructuras de regulación emocional y del pensamiento que están afectadas en su funcionamiento y que llevan a un atasco en el flujo natural de la información, atrapando a la mente en un bucle del que no puede salir solo con fuerza de voluntad. Para restaurar ese equilibrio, existen estrategias farmacológicas y no farmacológicas que fortalecen y cultivan nuestra mente calma. De eso se trata mi libro, de cómo restaurar la corriente de la conciencia y el pensamiento a través de ejercicios prácticos desde las Neurociencias, diseñados para estimular la neuroplasticidad positiva y aplicarse fácilmente desde casa.
¿Hay algún tipo de rumiación del pensamiento que sea positiva para la vida?
Ahora que comprendemos qué es la rumiación del pensamiento o el sobrepensar maladaptativo, sabemos que no resulta beneficioso para tu mente. Pero existe su contraparte: el sobrepensar adaptativo, ese proceso que te permite analizar, encontrar soluciones y avanzar frente a los desafíos del día a día. Esa es la versión positiva de tu maravilloso cerebro en acción, ayudándote a seguir dando pasos hacia adelante. Recuerda: cuando encuentras soluciones, el eco en tu mente se apaga y la calma vuelve a fluir.
¿Crees que se puede entrenar al cerebro para no sobrepensar nunca?
Sobrepensar es parte natural de la vida. Amplificar los problemas como si dibujáramos mapas o diagramas mentales para rastrear sus raíces y encontrar soluciones es esencial para afrontar los retos cotidianos. Ahora, entrenar tu cerebro para evitar la rumiación del pensamiento (esa forma negativa de sobrepensar que ya entendemos) es posible y necesario. Pero como neuróloga, quiero hacer una aclaración importante: no te llenes de culpa si, a pesar de tus esfuerzos por cuidar y fortalecer tu mente, esta recurre por momentos a la rumiación. No significa que estés fallando, ni que tus avances sean insuficientes. Simplemente, la vida incontables veces trae adversidades que el cerebro aún no sabe cómo procesar. Lo esencial es recordar que siempre puedes volver a levantarte, reconectar con el flujo de tu pensamiento y restaurar tu calma mental.
¿La rumiación del pensamiento afecta más a los hombres o a las mujeres?
Aunque la evidencia científica aún es preliminar, sugiere que la concentración de hormonas sexuales está directamente relacionada con la forma en que regulamos nuestras emociones, incluyendo la tendencia a recurrir a la rumiación del pensamiento como estrategia. En particular, el neurocircuito que conecta la parte anterior del cerebro (la corteza prefrontal) con la amígdala (estructura ubicada detrás de la sien e implicada en la ansiedad, el pánico y la irritabilidad) se encuentra modulado, tanto en su estructura como en su función, por el estradiol y la progesterona.
Esto podría explicar por qué las mujeres somos más vulnerables a experimentar ciertos estados adversos de la mente, como la depresión, la ansiedad o la rumiación, en relación con las fluctuaciones hormonales que acompañan nuestro ciclo vital: la pubertad, la menstruación y la menopausia. Por ejemplo, durante la fase premenstrual, la disminución del estradiol y la progesterona altera el equilibrio de los circuitos cerebrales asociados a la calma y la regulación emocional, lo que lleva, a muchas de nosotras, a notar cambios en el ánimo, la energía y el comportamiento justo antes del inicio del ciclo menstrual.
¿Cuál crees que es el mayor error que te puede llevar directamente a sobrepensar?
Diría que no hay una única respuesta. Todo depende de cómo cada mente define un “problema”. La percepción de dificultad no es universal: lo que para ti puede ser un motivo de preocupación constante, para otra persona quizás ni siquiera representa un conflicto. Cada cerebro interpreta la realidad desde su propio punto de referencia, y es precisamente esa diferencia la que explica por qué algunos pensamientos se vuelven bucles mientras otros simplemente se disuelven.
¿Qué es lo que te ha llevado a especializarte en la rumiación del pensamiento y qué es lo que te llevó a escribir este libro?
La rumiación es uno de los temas que más observo en mi consulta. No solo es frecuente, sino que además se ha normalizado, como si fuera algo que todos debiéramos experimentar de manera habitual.
Soy una apasionada del poder que tienen las Neurociencias para brindarle calma a la mente y ayudarla a salir de sus estados más complejos. Amo la docencia y escribir, y después de más de diez años en este camino, decidí compartir este conocimiento con el mundo de una forma diferente: más allá de la consulta, a través de conferencias, libros y redes sociales. Creo profundamente en el poder del servicio y del amor. Llegar a una persona con la palabra precisa, en el momento justo, y quizás ayudarla a cambiar el rumbo de su vida… eso es lo que me inspira y me impulsa a seguir escribiendo.
¿Tener problemas de sueño puede ser un factor que nos haga padecer de la rumiación de pensamiento o tenemos problemas de sueño porque sobrepasamos demasiado?
La relación entre el sueño y la rumiación del pensamiento es bidireccional. Cuando el patrón de sueño se altera, aumentan los niveles de rumiación, ya que el cerebro no puede llevar a cabo los procesos fisiológicos y reparadores que ocurren durante el descanso, como la neuroplasticidad positiva de los centros de regulación emocional y del comportamiento.
A su vez, cuanto más intensa se vuelve la rumiación, más interfiere tanto en la vigilia como en el sueño, generando un ciclo difícil de romper. Muchos nos podemos sentir identificados con ese despertar a las dos o tres de la madrugada, cuando la mente, en lugar de descansar, se activa para repasar una y otra vez los problemas pendientes.
En el libro explicas diferentes técnicas para evitar el sobrepensar, y una de ellas es mediante la escritura: ¿por qué son recomendables estas técnicas de escritura y qué podemos esperar de ellas?
Las letras, ya sean escritas (como en la escritura terapéutica) o habladas (cuando conversas sin filtros con alguien de confianza), son formas de hacerle catarsis a la mente. Permiten comprender y liberar, poco a poco, los nudos que parecían imposibles de desenredar, pero que al fluir a través del papel o de las palabras, se aclaran y, muchas veces, encuentran su solución.
También son una manera de reconocerte: de observar cómo has cambiado, qué patrones sigues repitiendo y cuáles deseas transformar. Y, sobre todo, son una forma de mostrarle a tu cerebro cuánto has crecido, cuántas cargas has liberado y cuánto más estás dispuesto a alcanzar.
En 'Mente calma' explicas que hablar con personas de confianza como amigos y familiares sobre tus pensamientos y sentimientos puede proporcionar nuevas perspectivas y apoyo: ¿por qué crees que nos cuesta hacerlo?
Confiar no es fácil, lo sé. Tal vez porque en el pasado alguien te falló cuando más lo necesitabas, o porque quienes debían sostenerte no estuvieron ahí. Si te resulta difícil abrir tu mente con tu familia o amigos, recuerda que no tienes que hacerlo solo. Buscar ayuda profesional es también un acto de confianza y de amor propio. Podemos ofrecerte una mirada neutra, compasiva y amorosa hacia eso que tanto te pesa y que aún no has podido sanar
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