Los alegatos antisemitas protagonizados por una joven en un acto conmemorativo de la División Azul, demuestran una falta de pedagogía democrática inquietante. ¿No se enseña suficientemente la historia del nazismo o del holocausto en las escuelas? Del mismo modo que sigue sin entenderse la benevolencia ante actos que alimentan la nostalgia franquista.

El alegato antisemita ocurrió cuando los simpatizantes de la División Azul homenajearon hace unos pocos días a los españoles que fueron a Rusia a luchar contra el comunismo, que tienen un hito conmemorativo en el cementerio de la Almudena. Se trata del mismo camposanto donde el Ayuntamiento de Madrid, a las órdenes de Vox, demolió el memorial por quienes fueron fusilados en esos mismos muros a manos de los de Franco.

La ultraderecha está envalentonada porque comprueba que gana terreno sin demasiados problemas. En el PP y en Ciudadanos, sus teóricos muros de contención, están demasiado consternados con sus derrotas electorales y, en el caso de los de Pablo Casado, porque se ven desbordados por la corrupción que ha imperado en el partido, cuya auténtica dimensión se empieza a calibrar ahora en los Tribunales.

No pierden el tiempo. Este sábado, el líder de Vox, Santiago Abascal, hizo unas declaraciones al diario El Mundo, que no dejan lugar a dudas: “No he celebrado el mal resultado de PP y Ciudadanos, lo observo con preocupación, porque Vox no puede representar a todo el espectro político”. Ahí es nada… En otro momento de la entrevista, el líder de Vox se pavonea diciendo que: “Casado dio una patada a la esperanza de muchos que pensaban que nos podíamos entender”.

De las palabras de Abascal se deduce que, si antes el objetivo era sobrepasar al PP, ese tema lo dan por conseguido. Ahora el rival es el PSOE: “No estamos pensando en el éxito electoral de Vox, sino en que este Gobierno sea expulsado y tenga que convocar a los españoles a las urnas. Y eso puede acabar ocurriendo mucho antes de lo que los plazos electorales indican”.

Además, Vox y sus socios se regodean al utilizar situaciones como las que se están produciendo estos días. Aprovechando el conflicto en la calle supuestamente en nombre de la libertad de expresión, la derechona no pierde tiempo y vocifera pidiendo el cese del sector del gobierno que representa Unidas Podemos y de quien haga falta. Es como una cortina de humo para desviar la atención de sus cosas.

Nada es lo que parece. Empezando porque el ataque a la libertad de expresión que es otra cosa, como bien sabemos los periodistas y en España los que vivimos todavía el final del franquismo. Cuando alguien puede ir a un programa de televisión y denunciar que se coartan sus libertades, no existe tal agresión. Para los que han sufrido y hemos sufrido la censura, es ofensiva esta utilización desvergonzada del concepto. Y para los demócratas en general, el avance de la ultraderecha provoca ciertamente desasosiego.