Dice así: “Sorprende la reacción de Rajoy de celebrar el comunicado de ETA asegurando que se ha producido ‘sin ningún tipo de concesión política’”. “Sus palabras deslegitiman todo el discurso previo del PP, que denunció, con razón, que la legalización de Bildu y la conferencia-festival de San Sebastián eran cesiones a la banda. O bien su respuesta obedece a un intento por evitar dar ventaja a Rubalcaba ante el 20-N o no es consciente del problema que le espera si llega al Gobierno. Porque lo único que  queda claro del episodio de ayer es que el margen de que ETA cumpla o no sus promesas, sus representantes políticos tendrán más fuerza que nunca.”

Su peor enemigo
Al líder conservador le ha resucitado de pronto su peor enemigo, Pedro J. Ramírez, quien -como se recordará fácilmente-  hizo cuanto estuvo a su alcance para que cayera del pedestal.  O, dicho de otra manera, a Rajoy se le ha visto, estos días y demasiado, el plumero. Lo que le gusta a él es jugar a dos bandas a la vez. Por un lado, apareció en la televisión, después de que se conociera el comunicado de ETA y curiosamente habló  como si fuera un estadista. Pero mientras tanto, despreció a sus bases y a muchos de sus dirigentes populares, siempre dispuestos a participar en la guerra santa contra los socialistas.

Política bifronte
La política que maneja con agrado Rajoy es bifronte. Pero jugar con dos caras simultáneamente es tan atractivo como peligroso. Ha dejado hacer a Jaime Mayor Oreja,  un evidente nostálgico de la dictadura franquista, y ahora empieza a observar que la lucha contra los terroristas etarras se le ha ido de las manos, porque Mayor Oreja se proyecta ante la opinión pública como un héroe y le encanta que le hagan -los de su secta- la ola. El PP y su entorno han ido en estos ocho últimos años mucho más lejos de lo previsible. Rajoy ha procurado quedar bien con los ultras de su partido, que son una guarnición, y también con los sectores moderados, que son minoría. Pero no lo está consiguiendo.

Aviso para navegantes
Pedro Jota le ha enviado un  aviso para navegantes. Tenga cuidado, Sr. Rajoy, y no dude en recurrir, cuando más le convenga, a la fórmula de Don Lorenzo Arrazola, ministro de Estado en las campañas contra la Reina Isabel II, hacia 1868, que “acusaba a los conspiradores de sacrificar la sagrada unidad de la Patria española”.  Y no olvide, don Mariano, que le perjudica mucho a usted eso de que “aún no asamos y ya pringamos”. Tome nota.



Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM