Cuando ya parecía que todos los portavoces del PP se habían quemado y no había nadie más para salir en  los medios (de comunicación), vuelven a reaparecer Arenas y Merino.

Debe ser que el PP ha interiorizado tanto el ataque a todo lo que tenga que ver con Andalucía, que incluso para los “marrones mayores” utiliza a andaluces.

Esto es lo que está sucediendo en estos últimos días con el dúo Arenas/Merino.

Tras la apoteosis que supuso, la explicación de la incomprensiblemente Ministra Bañez, aquello de que se crean 400 empleos más diarios pero está subiendo el desempleo, nadie se atrevía a explicar el dato de que en España haya 5 millones de desempleados.

Y en esto que se tira de Merino y su gomina, para convencernos de las bondades del trabajo que está haciendo Rajoy y de que gracias a la reforma laboral sólo hay 5 millones de dramas familiares. Que este sea el papel que se deja a Merino no debería extrañar, pero sí molesta que sigan pensando que la ciudadanía es tonta. De aquí al “que se jodan” de su amiga y compañera Fabra, hay un cuarto de hora.

El eterno candidato, Arenas, está dedicado a labores de fontanería interna. De esta forma lo han nombrado interlocutor con su gran amigo y compañero de pádel, Luis Bárcenas. Sin embargo sigue viniendo al Sur, para traer las buenas nuevas de Génova, aquello de lo peor ya pasó, aunque no diga para quién.

Un encargo importante que deberá compatibilizar con todo el trabajo que realiza para y por Andalucía, habrá que seguirlo porque puede estar sobre pasado.

Como en toda obra de teatro, hay siempre protagonistas y secundarios, pero que siempre para la derecha sean los andaluces los secundarios, da que pensar.

Lo curioso de la cuestión es que asumen y aceptan el papel sin ningún problema, se montan en el AVE, llegan a la Villa y Corte, y votan todo lo que haya que votar en contra de nuestra tierra. Luego vuelven y en algunos casos no saben explicarlo o directamente no aplican las normas y leyes que aprueban en Madrid en los Ayuntamientos donde mandan.

Quizás la solución para alguna más, podría estar en calle Génova, así nos ahorraría espectáculos tan indignantes como el día del perro. Méritos desde luego está haciendo, y guiños a la derecha rancia y cavernícola no le faltan.

* José Joaquín González Máster en Comunicación