Sánchez Gordillo, ha asaltado con sus gentes un supermercado. Unos garbanzos y unos litros de aceite van a contar mínimamente en la cuenta de resultados de Mercadona y, poco más, en el concepto universal de Justicia.

Rodrigo Rato ha dejado sin capitales a unos ahorradores. Unas cuentas prioritarias y unos ahorros mal explicados: hay que esperar a la Justicia para saber si son estafados o son torpes. Me inclino por pensar que son torpes y estafados, pero espero a la Justicia.

Rodrigo Rato ha intentado en BANKIA hacer negocio sabiendo que no podía hacerlo. Sánchez Gordillo ha intentado hacer una revolución sabiendo que no puede hacerla.

Pero hay diferencias. Lo fundamental es el tamaño. ¿Cómo dice usted?: pues que los dos tienen distinto análisis según el tamaño de su empeño.

Claramente, Rodrigo Rato ha conseguido que ayuden a su empresa porque es una empresa grande y, además, del sector financiero. Ya sé que le han echado de la dirección, pero liquidar su proyecto no se ha hecho y castigar sus disparates, menos.

Claramente, Sánchez Gordillo no se ha enterado de cómo se influye fuera del sistema: sólo con mucha gente. Dentro de poco la Policía y la Guardia Civil convertirán sus movimientos en noticias locales.

Rodrigo Rato ha conseguido que su desastre sea universal porque ha logrado que tenga tamaño universal. Sánchez Gordillo no pasará de la página de sucesos mientras no sea un fenómeno europeo.

El día que los banqueros de Europa temblaron ante la posible quiebra de BANKIA, Rodrigo Rato estaba salvado.

El día que haya manifestaciones de ciudadano quejándose en toda Europa pidiendo algo concreto y encabezados por alguien concreto, Sánchez Gordillo estará salvado.

Cuento lo que pasa y dejo a los ciudadanos que opinen y decidan.

Pero hay que tener una idea clara: o los movimientos son racionales y enormes, o no tienen futuro. Ojo: racionales y enormes.

Los financieros lo tienen claro después de esta crisis. Los Estados andan pensando qué hacer para controlar a los poderosos; los 15-M, los Sánchez Gordillo y muchos más andan felices por conseguir que hablen de ellos. Pero nadie nos dice cómo se puede cambiar  lo que se considera  injusto. Y -cuidado- no digo que todo lo que parece injusto sea injusto.

En todo caso, pido que los que debatan sobre un cambio, tengan un tamaño solvente: ciudadanos (especialmente), financieros y empresarios; todos.

Me fastidia, pero es así: Rodrigo Rato le ha ganado a Sánchez Gordillo por tamaño y por racionalidad.

¿Por qué no aprendemos?

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
www.luissolana.com