En la presente ocasión, sin embargo, no ha habido apenas sorpresas. No resulta asombroso en absoluto el triunfo de Rubalcaba, porque –se mire como se mire- el nuevo secretario general del socialismo no es precisamente un político de plastilina, sino un duro fajador, dispuesto a no darse nunca por vencido. Ha participado en numerosas batallas. Sabe lo que es ganar, sabe lo que duelen los traidores y las heridas y sabe también perder. Minimizarlo o –como hace constantemente la derecha- vejarlo cual si fuera Belcebú no lo debilita. Todo lo contrario. Se crece.

En los momentos de más riesgo, Alfredo se crece
Exactamente, en los momentos más difíciles o de más riesgo, Rubalcaba se crece. De modo que procura buscar soluciones que sean, aunque complicadas, o delicadas, viables. Rubalcaba habría probablemente dado por acabada su brillante carrera política si –a pesar de que él votó hace 12 años en favor de José Bono- no se hubiera puesto a disposición de Zapatero, que era entonces el líder emergente del PSOE. Así lo hizo. Zapatero no se equivocó y ambos trabajaron juntos. Esa entente resultó muy positiva para el PSOE y, en su conjunto, para la sociedad española.

Extraordinaria capacidad táctica y estratégica
Rubalcaba ejerció -con gran eficacia dialéctica y manteniendo relaciones fluidas, más o menos, con otros grupos políticos- su cargo de portavoz del Grupo Socialista. Antes, había demostrado a Zapatero y a la opinión pública, su extraordinaria capacidad táctica y estratégica para favorecer los intereses lícitos de su partido, como hizo con enorme lucidez entre el 11-M y el 14-M. Luego fue nombrado ministro de Interior.

No nació para hacer milagros
Su labor ahí es conocida y ovacionada por la mayoría de ciudadanos, salvo no pocos dirigentes del PP, que lo han atacado casi más que a los terroristas. Durante la época tremendamente angustiosa de fin de ciclo, con Zapatero contra las cuerdas y con los sucesivos desastres electorales, Rubalcaba llegó a ser vicepresidente y portavoz del Gobierno. Hizo cuanto pudo. Pero, como es evidente, no nació para hacer milagros.

Los disidentes
Rubalcaba ha triunfado y ha pasado a ser secretario general del PSOE. Estamos convencidos, en ELPLURAL.COM, que, a la vista de la estrechez de su victoria, el máximo responsable ahora del socialismo español tenderá puentes de entendimiento con los que no le han votado. Y no sólo por la mencionada estrechez del triunfo, sino porque si el PSOE ha de abrirse, y con urgencia, a la ciudadanía, parece obligado, y atinado, que se abra con generosa sensatez a los disidentes del Equipo Chacón.

Partido fuerte
La coalición fáctica de los seguidores del ya secretario general y los de Carme Chacón es imprescindible para que el partido sea, según reclama y con razón Rubalcaba, muy fuerte. No olviden unos y otros lo que sucedió en EEUU entre Barach Obama y Hilary Clinton. Juntos podemos.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM